Por Victor Hernández
Esta semana vimos un bochornoso espectáculo electorero en el cual candidatos tanto de izquierda como de derecha fueron al Vaticaño--digo--Vaticano a lamerle las suelas al potato Bergoglio, alias el Pancho.
Esto es hipocresía en la derecha porque un grupo político que se la ha pasado violando los mandamientos del "no robarás" y "no mentirás", y que predica la discriminación de grupos vulnerables--como los GBTQ--difícilmente podrían jactarse de ser buenos cristianos. El caso es que al final Xóchitl Gálvez, la candidata de derecha, no se pudo sacar la foto con el Papa.
Pero donde la hipocresía fue aún mayor fue con el viaje de Claudia Sheinbaum al Vaticano para reunirse con el Papa. ¿Cómo CHINGADOS va a reunirse con el Papa la abanderada de un movimiento que no dejó de recibir ataques de la iglesia católica en México tanto como parte de la guerra sucia de 2006 como luego de que la izquierda impulsara los derechos al aborto y al matrimonio y a la adopción gay?
Peor aún; Claudia Sheinbaum al parecer lo está haciendo para que la gente crea que es católica y no judía. Lo cual, en sí, es lamentable, porque está cediendo a ataques racistas a los cuales no debería ceder. Los que están mal son los que la atacan por venir de una familia judía, no ella. Ella no tiene por qué disculparse de sus orígenes.
Más bien lo que pasa es que Claudia sabe que tiene una debilidad política muy fuerte, y cree que jugando al juego de la hipocresía política va a lograr no ganar más votos, sino no perderlos.
En eso debieron haber pensado en la campaña de Claudia antes de imponerla a la mala. Porque francamente eso de ir a lamerle las suelas al representante de una de las peores calamidades que ha tenido la humanidad (¿en serio tengo que recordar a las Cruzadas, la colonización de América, la Inquisición, la guerra de Reforma, etc?) ni es de izquierda, ni es progresista, ni tiene cabida en la transformación de México. Mucho menos cuando una de las transformaciones fue precisamente ponerle un freno a los abusos de la iglesia católica.
PD: También fue a lamerle las suelas al potato el nepobaby Torruquito, quien busca ser alcalde de Miguel Hidalgo. O sea que además de recomendado e improvisado, además es hipócrita.
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