Por Victor Hernández
Los aplaudidores de Claudia Sheinbaum se le fueron a la yugular a Marcelo Ebrard porque ayer denunció lo que es evidente; que hay acarreo y uso de recursos públicos para promover a Claudia Sheinbaum y para hacer guerra sucia contra Ebrard ante el hecho de que las encuestas realmente no le favorecen a Claudia.
Si no fuera el caso, señaló Ebrard, ni estarían funcionarios de gobiernos morenistas haciendo uso de recursos públicos para apoyar a Claudia, ni estarían acarreando gente a sus eventos, ni estarían haciendo guerra sucia contra Ebrard. Eso le molestó a los claudistas porque saben que es cierto.
Pero lo que está advirtiendo Ebrard en realidad es mucho más serio. Lo que está diciendo es que si Claudia Sheinbaum llega al poder por medio de una imposición no tendrá legitimidad ni ni suficiente apoyo de los electores izquierdistas para hacerle frente a la derecha.
Porque la realidad es que los que apoyamos a AMLO lo hicmos para que ya se acabaran las prácticas PRIANistas del pasado. Pero ahora la campaña de Claudia está perpetuando esas mismas prácticas PRIANistas; la imposición, el acarreo, el desvío de recursos públicos, la guerra sucia, etcétera.
Para muchos izquierdistas no tiene caso apoyar a Claudia Sheinbaum si lo que ella representa es una regresión a las peores prácticas de Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y el PRIAN en conjunto.
Al principio, todos los izquierdistas estuvieron de acuerdo en que si no ganaba su gallo, apoyarían a quien quedara de candidato a la Presidencia por Morena porque asumieron que la contienda sería en buena lid. Pero luego de ver las constantes marrullerías, transas, acarreos y desvíos de recursos en la campaña de Claudia Sheinbaum, muchos ya no están dispuestos a votar por Morena en 2024. Prefieren abstenerse a legitimar una imposición que usó las mismas cochinadas que le aplicaron a AMLO en 2006 y 2012, sólo que ahora para apoyar a Claudia.
Además, para muchos izquierdistas los enjuagues que hizo con calderonistas, empresarios y fifís varios que sólo buscan contratos, huesos y poder, son una aberración. ¿Cómo van a cambias las cosas en México si Claudia Sheinbaum llega al poder plagada de deudas políticas? ¿Cómo le va a alcanzar el dinero del erario para programas sociales y obras públicas si le tiene que pagar facturas políticas a los medios, a empresarios y lámbiscones que la inflaron a la mala?
Y eso es asumiendo que le alcancen los votos para ganarle al PRIAN si 15% a 20% de los izquierdistas se abstienen de votar en protesta por las cochinadas de la campaña de Claudia. Esto ya le pasó a Hillary Clinton en 2016 cuando la izquierda en Estados Unidos se asqueó por las transas que hizo el Partido Demócrata contra el socialista Bernie Sanders. El resultado fue que gracias al abstencionismo que causaron esas transas ante el electorado, Donald Trump logró llegar al poder.
Pero vamos a ser optimistas y vamos a suponer que inclusive con la pérdida de votos marcelistas sí le alcanza el voto a Claudia para llegar al poder. Pues sí, le alcanzó el voto, pero no el apoyo popular para respaldarla ante los embates de la derecha, que con toda seguridad continuarán.
No habrá la misma cantidad de gente apoyando a Claudia en las calles como la hubo cuando AMLO fue presidente.
No habrá la misma cantidad de gente defendiendo a Claudia en redes sociales de manera orgánica.
Esto se traducirá en un desgaste de Morena que terminará costándole gubernaturas, diputaciones federales y alcaldías en todo el país. Ya ocurrió en la Ciudad de México ante el mal desempeño de Claudia en las elecciones intermedias.
Todo por la necedad de llegar al poder haiga sido como haiga sido. De eso es de lo que realmente está alertando Marcelo Ebrard. Pero claro, la reacción de los lambiscones de Claudia Sheinbaum es atacarlo en vez de darse cuenta del verdadero peligro que hay para el proyecto lopezobradorista en perder el apoyo de la gente por causa de una imposición de Claudia Sheinbaum.
Y hay más, pero lo que sigue lo veremos en la columna de mañana.
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