La ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, admitió públicamente que sí fue ella quien le envió una serie de mensajes vía Whatsapp al presidente del Senado, Alejandro Armenta Mier, que claramente incluyen una amenaza.
No sólo eso. Piña usó el "¡que dios lo bendiga!" que en realidad significa "¡VAS Y RECHINGAS A TU MADRE!" para agarrarse a mentadas de manera velada con Armenta cuando ya no aguantó las respuestas del Senador a sus mensajes intimidatorios.
Considerando que fue Piña quien agredió a Armenta, el Senado debe iniciar el procedimiento de juicio político para destituir a Piña.
Porque simple y sencillamente no puede ni debe el poder judicial amenazar al poder legislativo. No pueden ponerse a amenazar a un senador por haber expresado su opinión.
¿Quiere Norma Piña responder a los dichos de algún legislador? Que lo haga en público y que lo haga sin amenazas. Pero si se va a poner a amenazar gente por abajo del agua, perpetuando los enjuagues de los que se valía el PRIAN durante casi un siglo, entonces no tiene nada que hacer en la Suprema Corte.
Ese es un tipo de corrupción que nunca más debe existir en la vida pública del país.
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