Por Victor Hernández
El domingo por la noche Carolyn Adams, esposa de José Ramón López Beltrán, difundió un comunicado presentando evidencias de que es mentira que hubieran rentado una casa en Houston por tráfico de influencias o cambio de contratos de Pemex para Baker Hughes.
El comunicado demuestra que nunca tuvieron contacto con el dueño de la casa; que fue el corredor inmobiliario el que encontró la casa para ellos; y que la propia Carolyn Adams al principio no quería la casa porque pensaba que no estaba en una zona escolar para su hija de 12 años.
José Ramón López Beltrán, por su parte, emitió otro comunicado revelando que su ingreso es por ejercer su profesión como abogado en una empresa en Houston, la cual le tramitó inicialmente una visa de trabajo.
Estos comunidados destruyen por completo los alegatos de la derecha de que la casa de Houston fue producto de corrupción o de tráfico de influencias. Pero no sólo eso; la información difundida por Carolyn Adams y López Beltrán ponen a Loret, a Carmen Aristegui, a Peniley Ramírez, a políticos PRIANistas y a otros que han insistido en sugerir que existe algún tipo de acto indebido en la renta de la casa en posibilidad de ser demandados ante una corte de Estados Unidos por difamación.
Como referencia de que una demanda por difamación en Estados Unidos es una posibilidad real consideremos el hecho de que actualmente la ex candidata a la vicepresidencia de Estados Unidos por el partido Republicano, Sarah Palin, está demandando al New York Times por difamación, ya que el diario afirmó que declaraciones de Palin dieron pie a incidentes de violencia como en el incidente en el cual balearon a un diputado federal.
El detalle con ese caso es que el NYT alega que no tuvieron la intención de causar daño, sino que se equivocaron en su reporte y corrigieron. Pero como Loret, Aristegui, Peniley Ramírez, etc, llevan SEMANAS insistiendo en sus acusaciones y/o insinuaciones de actividades indebidas, ya no tienen manera de alegar que se trató de un error. Claramente se podría determinar la intención de causar daño en una corte de Estados Unidos.
Una demanda por difamación en Estados Unidos puede ser de millones de dólares. Dominion Voting demandó a allegados a Donald Trump por alegar que sus máquinas de voto electrónico causaron un fraude electoral. Y buscan cientos de millones de dólares en compensación.
¿Deben Carolyn Adams y José Ramón López Beltrán demandar por difamación? En mi opinión SÍ. Sentaría un precedente muy claro de que mentir y hacer guerra sucia contra ciudadanos sin injerencia en el gobierno tiene consecuencias legales, y forzaría a los medios en México a hacer lo que se supone que deberían hacer, ya que para eso les pagan: Periodismo en vez de golpeteo.
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