sábado, 5 de febrero de 2022

Vean: Carmen Aristegui se convirtió en el comal que le dijo a la olla... y en el Porfirio Díaz de las fake news

Por Victor Hernández

Ayer en su conferencia mañanera el presidente Andrés Manuel López Obrador criticó a Carmen Aristegui por haber difundido la guerra sucia de Claudio X González con la cual se pretende insinuar un supuesto acto indebido en el hecho de que José Ramón López Beltrán vivió dos años en una casa de clase media en Houston propiedad de un ex empleado de Baker Hughes a pesar de que no existe ninguna evidencia de algo indebido.

"Carmen Aristegui engañó durante mucho tiempo", dijo AMLO, y la criticó por tener de colaboradores a Lorenzo Córdova, quien insiste en mantener los privilegios de los consejeros del INE con cargo al erario.

No pasó de eso. Fue la opinión de AMLO en respuesta a un claro intento de linchamiento y guerra sucia de la derecha, repetido sin rigor periodístico--como ya hemos demostrado en este blog--por varios medios, y que Aristegui no tuvo problema en repetir sin aplicar rigor periodístico y sin tomarse la molestia de verificar si era cierto o no.

Aún así, Aristegui le respondió a AMLO diciendo que es "lamentable que el presidente utilice su palabra, tan poderosa, para destruir reputaciones".

Lo cual me llevó a pensar: "Ah chingá. Aristegui se convirtió en el comal que le dijo a la olla."

Por la sencilla razón de que al repetir la guerra sucia sobre la casa que rentaron José Ramón López Beltrán y su esposa, Carolyn Adams, Aristegui utilizó su palabra, que tiene bastante peso en México (o sólía tener), para intentar destruir las reputaciones de dos personas que nisiquiera son funcionarios ni se inmiscuyen hoy por hoy en política, en aras de aparecer como si estuviera cuestionando al poder.

El comal le dijo a la olla, pues.

¿Con qué vergüenza se puso Aristegui a victimizarse de hacer lo que ella misma hizo al repetir sin cuestionar un claro ataque de guerra sucia?

Pero ahí no quedó la cosa. Algunos en la izquierda--y otros que se hacen pasar por periodistas--se pusieron a defender a Aristegui alegando que cómo era posible que se le criticara siendo que tiene una amplia carrera y etc.

A lo cual dije lo siguiente en Twitter:

"¿Cómo se atreven a criticar a ese héroe de la intervención francesa que fue Porfirio Díaz? ¿Con qué derecho?" 

Para los que no saben historia de México, Porfirio Díaz fue uno de los militares que más duro tuvo que pelear contra los franceses durante la intervención francesa. Eso lo convirtió en héroe y le dio plataforma para lanzar una carrera política.

Luego se convirtió en dictador.

¿Por qué se le recuerda a Porfirio Díaz? ¿Por ser héroe de la intervención francesa o por ser dictador? Por ser dictador, desde luego. Haber cometido las barbaridades que cometió siendo dictador echó por la borda al prestigio que tenía como héroe militar.

Lo mismo pasa con Aristegui. Gracias a su necedad de que querer aparecer como cuestionadora del poder, pero usando guerra sucia y fake news en vez de usar periodismo, le está pasando lo que le pasó a Porfirio Díaz en su fase de dictador; perdió el prestigio que tuvo en el pasado y se está quedando con el descrédito del presente.

Se está convirtiendo en el Porfirio Díaz de las fake news.

Más lamentable es el hecho de que algunos opinólogos en redes sociales se pusieron a defender a capa y espada a Aristegui. No porque Aristegui estuviera diciendo la verdad, sino por filias. Se pusieron a defenderla porque les cae bien, o porque es su cuata, no porque tuvieran compromiso con la verdad y con el ejercicio del periodismo.

Al respecto dije lo siguiente en Twitter:

"Solapar a Aristegui por sus pifias muestra filias, no objetividad ni periodismo. Eso es grave, ya que la información y el periodismo quedan en segundo plano. Defender lo que está mal “porque me cae bien” o “porque es mi cuate” está mal ya que eso, nos guste o no, es corrupción."

Es verdaderamente lamentable que para algunos sea más importante defender a sus cuates que defender a la verdad. Eso, insisto, es corrupción. Pero no sólo es corrupción, sino uno de los peores vicios que le dejó el PRIANismo a la política en México. Alguien que usa ese tipo de vicios para defender a los cuates antes de defender el derecho del público a la verdad, no merece credibilidad ni tiene nada que hacer en el ejercicio de la comunicación.

PD: Que conste que tampoco trago a los que le solapan sus pifias a AMLO. A Rafael Barajas "El Fisgón" lo he criticado una y otra vez en este blog por haberse convertido en propagandista del Peje y por solaparle chingaderas que nunca le hubiera solapado a la derecha. No se trata de tomar partido ni con AMLO ni con Aristegui, sino con la verdad. Este país nunca podrá ser una verdadera democracia mientras se siga dando prioridad en los medios a la guerra sucia, al ego y al amiguismo. Quien haga eso, sea del bando que sea, no tiene derecho a la credibilidad, ya que pone a sus intereses personales o de grupo por encima del interés público.



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