Por Victor Hernández
En respuesta a la tragedia en la cual murieron 55 migrantes hacinados al volcarse el trailer en el que viajaban en Chiapas, el Canciller Marcelo Ebrard anunció una estrategia conjunta entre México, Guatemala, Ecuador, Honduras, República Dominicana, Nicaragua y Estados Unidos para combatir a los traficantes de personas que transportan migrantes a Estados Unidos.
En otras palabras, Ebrard va contra los polleros.
Lo cual está muy bien. Pero queda entonces un problema; ¿y qué va a pasar con los migrantes que viajan a pie o en autobuses, sin esconderse?
Si bien sí se debe combatir a los traficantes de personas, también se les deben dar garantías a los migrantes de que no serán agredidos en territorio mexicano. Los migrantes nisiquiera buscan estar en México. Lo que buscan es llegar a Estados Unidos, país que los ha obligado a migrar al permitir el tráfico de armas a Centroamérica y al permitir que sus empresas los exploten.
Por lo cual aplaudo la iniciativa de Marcelo Ebrard, pero también señalo que el problema de los polleros es sólo uno de tres problemas que se deben resolver; no agredir a los migrantes, y presionar a Estados Unidos para que deje de generar las condiciones que obligan a los migrantes a abandonar su país. La más urgente es el tráfico de armas.
Tal vez Marcelo Ebrard debería dialogar con Centroamérica, por ejemplo, para expandir la demanda contra los fabricantes de armas de Estados Unidos y exigirles que reparen el daño que sus productos han causado.
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