Por Victor Hernández
Una comisión del congreso de Brasil recomendó fincarle cargos de crímenes contra la humanidad y genocidio al presidente derechista Jair Bolsonaro por la manera en la que manejó la pandemia de covid en ese país. Originalmente buscaban acusarlo de homicidio, pero cambiaron la acusación a algo más fuerte.
Esto debido a que los legisladores acusa a Bolsonaro de haber dejado intencionalmente que el coronavirus contagiara a millones de brasileños, causando la muerte de miles, en un intento fallido por generar inmunidad de rebaño y reactivar la economía de Brasil.
¿En base a qué quieren juzgar a Bolsonaro por genocidio? Por llamar a los brasileños a hacer reuniones masivas y a no usar cubrebocas, así como por minimizar el riesgo del covid.
También se le señala a Bolsonaro por haber promovido el uso de la Cloroquina a pesar de que se se demostró que no funcionaba para curar el covid, y por haber causado un retraso de meses en la distribución de vacunas en Brasil al ignorar a Pfizer y pagar con sobrecosto una vacuna no aprobada hecha en La India.
Ahora bien, la razón por la cual estoy escribiendo sobre este asunto es porque con toda seguridad la derecha en México va a tratar de usar el caso de Bolsonaro para tratar de hacer guerra sucia contra Andrés Manuel López Obrador por su manejo de la pandemia. Sólo que se la van a pelar ya que la política de AMLO fue completamente distinta a la de Bolsonaro.
Primero, porque el gobierno de AMLO paró actividades económicas y educativas para evitar contagios masivos.
Segundo: La política de AMLO desde el principio fue "quédate en casa."
Tercero: Si bien en un principio Hugo López-Gatell dijo que el cubrebocas daba un falso sentido de seguridad, a lo que se refería era que usarlo no evitaba que uno se contagiara, por lo cual lo importante era realmente quedarse en casa.
Cuarto: Si bien AMLO se ha negado a usar cubrebocas en público, se lo pone donde es obligatorio, como en los aviones.
Quinto: El gobierno de AMLO buscó de inmediato comprar vacunas contra el covid y organizó la estretagia de vacunación por edad y por grupos vulnerables para que todo el mundo pudiera vacunarse de manera gratuita.
Sexto: Ante la escacez de vacunas, AMLO buscó no sólo la vacuna de Pfizer, sino todas las vacunas que se pudieran usar. El resultado es que hasta la fecha más de la mitad de la población ya se vacunó y otro 25% está en proceso de obtener su segunda dosis.
El único punto flaco de la estrategia de AMLO es en la negativa a vacunar a menores de 12 a 17 años a pesar de que COFEPRIS autorizó el uso de Pfizer para ese grupo. Se podría decir que aún no concluye la vacunación de mayores de 18 años, pero la vacunación se concluirá este mes, o a principios de noviembre. Por lo cual, no hay razón médica para no vacunar a los menores de 12 a 17 años.
El segundo punto flaco que podría poner en apuros a AMLO es insista en las clases presenciales a pesar de que los menores no están vacunados. Afortunadamente muchos padres de familia no enviaron a sus hijos a la escuela y muchas escuelas no abrieron. Eso redujo mucho los contagios. Pero si AMLO insiste en las clases presenciales sin vacunar a los menores, la derecha se va a querer colgar de ahí para acusarlo de poner a los menores en peligro.
¿Qué se puede hacer al respecto? Tres cosas:
UNO: Vacunar a los menores de 12 a 17 años con Pfizer a partir de noviembre. Nada de impugnar órdenes judiciales para vacunar a los menores.
DOS: Suspender clases presenciales hasta que se vacune a los menores de 12 a 17 años. Es decir, secundaria y prepa.
TRES: Apresurar las pruebas para el uso de la vacuna de Pfizer para menores de 5 a 11 años. Sólo así se podrán reanudar de manera segura las clases presenciales en primaria.
Sólo así podrá AMLO evitar que la derecha use a la pandemia para tratar de hacerle grilla. Tiene la suerte de que la derecha está empequeñecida en el congreso. Pero la derecha bien podría usar al covid para tratar de descarrilarlo en el referendo revocatorio.
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