Por Víctor Hernández
Resulta que durante toda la pandemia aumentaron las quejas por fiestas en la Ciudad de México. Es decir, a la gente que hizo fiestas le valió madre.
Curiosamente, la Ciudad de México no ha dejado de estar en semáforo naranja y está a nada de pasar a rojo.
La solución al problema no va a ser arrestar a la gente que haga fiestas. Eso ni práctico es, ya que sería aglomerar cárceles. No; la solución al problema es la CFE. Mire usted:
En vez de mandar a una patrulla a parar una fiesta, cosa que no funcionaba desde antes de la pandemia, cuando alguien reporte una queja por una fiesta lo que se debe enviar es una cuadrilla de CFE para cortar el suministro de electricidad al inmueble en donde se realiza la fiesta. Sin luz se acabó la fiesta. Punto.
La cuadrilla entonces espera afuera del inmueble a que se vayan los participantes de la fiesta y, una vez que se fueron, recolecta la electricidad.
¿Y si regresan los de la fiesta? Esta vez el corte es por 24 horas sin reconectar.
¿Y si es en un edificio de departamentos y pagan justos por pecadores? Ni modo. Van a tener que sancionar de manera interna a los condóminos que se pasen por abajo la sana distancia.
Porque de otra manera los contagios van a seguir. Y si los contagios siguen, la pandemia nunca se va a acabar.
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