Luego de que la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, anunciara que habrá una transición de una semana del semáforo rojo al semáforo naranja, ayer dijo que si para el viernes de la próxima semana vería si habría condiciones para pasar al semáforo naranja. Y que si ni había condiciones se mantendría el rojo.
Esto fue lo que dijo:
“El plan es que para la semana del 22, podemos entrar al semáforo naranja de una manera gradual, pero si para el viernes de la próxima semana no estamos en la tendencia que estamos esperando, podría moverse una semana más”.
O sea que nisiquiera sabía si había condiciones para pasar a naranja. ¿Para qué anunció la "transición" entonces?
¿No hubiera tenido más sentido esperar a que bajara la ocupación hospitalaria y DESPUÉS de eso anunciar semáforo naranja?
Porque las gráficas que mostró Claudia Sheinbaum de ocupación hospitalaria en la Ciudad de México, la verdad, no son muy promisorias. Las gráficas muestran que la ocupación hospitalaria se mantuvo más o menos al mismo nivel y sólo hubo una pequeña baja en el número de intubados.
Dicho de otro modo, las gráficas mostraron que hoy estamos igual que hace dos semanas.
Y si estamos igual que hace dos semanas ¿por qué se asume que hay condiciones para regresar a las calles?
Una de dos: O AMLO le dio línea a Claudia Sheinbaum para que empezara a reabrir la economía aunque no hubiera condiciones para hacerlo, o alguno de los brillantes asesores (no se rían) de Claudia Sheinbaum le dijo que hiciera esto.
Como sea, la deción que tomó Claudia Sheinbaum fue muy lamentable. Se debió enfocar mejor en buscar la manera de que las dependencias de gobierno atendieran al público por internet y en asegurarse de que la gente aprenda a no ponerse en situaciones de contagio antes de rebrir.
De lo contrario, lo que va a pasar es que los contagios se van a disparar en la Ciudad de México. Y eso sí será muy lamentable.
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