Los he citado aquí en la parroquia de Cristo Rey de San Adolfo Hitler, Xalisco, en vez de hacer misa virtual por Skype, porque me he enterado de que todos ustedes fueron a amontonarse a las pescaderías el jueves pasado, valiéndoles tres kilómetros de chorizo que estemos en cuarentena por el coronavirus.
Y si los puestos de pescado van a hacer una lana en la cuarentena porque a ustedes no les importa contagiarse de coronavirus con tal de comprar pescado con bacterias, con más razón ahora se van a mochar con doble limosna, pues ya van dos semanas que esos comunistas del Pejelagarto no nos dejan abrir la iglesia y apenas alcanza para una botella de Chateau Lafite 1787. Para consagrar, desde luego.
(Casimiro, pase la charola DOS veces. Una ahorita y otra al final de la homilía).
Y así, pues, hijos míos, haced penitencia este Domingo de Resurrección. No por la muerte y resurrección del Señor, sino porque sois un atajo de pendejos que la zurraron.
Feligreses: Amén.
¿Cómo chingados se les ocurre ir a amontonarse a los puestos de pescado en plena cuarantena? ¡El pescado también es carne! ¿O desde cuándo los pescados crecen en los árboles?
¿Qué no han leído la Biblia? ¿En dónde carajos dice que no se puede comer carne en cuaresma? ¿Dónde dice que se tiene que comer pescado?
Fue hasta que se le ocurrió esa jalada a Santo Tomás de Aquino, en la edad media, que la iglesia lo hizo de a wilbur.
Así es, hijos míos. En su libro Summa Teológica...
(Casimiro, dele una patada al que se está riendo porque creyó que fue albur.)
...En su libro Summa Teológica, publicado en 1275, a Santo Tomás de Aquino se le ocurrió lo siguiente respecto a lo que se puede y no se puede comer en Semana Santa:
la Iglesia instituyó el ayuno para frenar la concupiscencia de la carne, es decir, los placeres del tacto, que tienen por objeto la comida y los placeres del sexo. Por eso la Iglesia prohibió, en el ayuno, tanto los alimentos que producen el máximo deleite como los que más excitan a la lujuria. Tales son las carnes de los animales que viven y respiran en la tierra y los productos de los mismos. Como los lacticinios, que proceden de los cuadrúpedos, y los huevos, que proceden de las aves. En efecto, dado que éstos son los alimentos que más se asemejan al cuerpo humano, son los que más contribuyen a su alimentación, y de cuya consumición queda más cantidad sobrante que puede convertirse en materia seminal, cuya multiplicación es el mayor excitante de la lujuria. Por eso la Iglesia prohibió esos alimentos en los días de ayuno.
O sea que de lo que se trata al ayunar en cuaresma es de no ponerse jariosos. Pero como Santo Tomás de Aquino era ya no se si un pendejo o un descarado, puso a la gente a comer lo que más cachondos los puede poner: pescado y mariscos.
No se hagan güeyes. Por eso fue que se fueron a amontonarse a los puestos de pescado. Bola de puercotes. ¡Arrepiéntanse y móchense pa que paguen por sus pecados!
Feligreses: Amén.
(Casimiro, páseles de nuevo la charola a estos cabrones.)
Pero además Santo Tomás de Aquino lo dijo con mucha claridad en su Summa Teológica:
Por eso, al ayunar, se prohíbe la carne más que el vino o las legumbres, que únicamente hinchan.
Muy claro lo dice Santo Tomás de Aquino: Se prohibe más la carne que el vino o las legumbres porque el vino y las legumbres sólo causan gases. Si de verdad querían hacer honor a Jesús Nuestro Señor, en vez de comer pescado deberían estar tragando frijoles y pedorrearse como buenos cristianos. Nadamás en su casa, por favor. Aquí no vengan a traerme sus aromas.
(Casimiro, dele una patada al de la fila de atrás que todos se le quedaron viendo porque se echó un pedo. Me vale madre si dice que es una obra pía. Cúbrase la nariz con el cuello de la camisa).
Ansina les digo entonces que estábamos todos muy en paz con la cuarantena por el coronavirus. Inconformes por las bajas ventas... digo... limosnas, pero en paz porque todos nos estábamos jodiendo igual. Pero ahí van ustedes a echarlo todo a perder amontonándose en los puestos de pescado aunque eso de la cuaresma es puro pedo de la iglesia pa hacerles creer que así no van a clochar y luego vengan a contarnos que pecaron echando pata todo el fin de semana y les perdonemos sus pecados con una corta feria, digo, limosna.
¿Cómo me iba a quedar cruzado de brazos? Ahora esos cabrones de los puestos de pescado me van a oir. No les cobramos piso estos días para no vernos ojetes, pero si van a hacer ganancia con nuestro rebaño se tienen que mochar, así como se iban a mochar con el góber Alfaro los de las pruebas rápidas de coronavirus que no sirven pa nimadre, hasta que los cacharon en la maroma y se les cayó el bisne.
Así que de penitencia me traen pescado. De los huevos luego hablamos. Y ahora ¡MÓCHENSE CABRONES! porque es menester ayudar a las pobres mujeres que trabajan por su cuenta en la zona de tolerancia para el sustento de sus hogares y ahorita sus servicios recreativos están al dos por uno por oferta de cuarentena.
Feligreses: Amén.
Pr. Pomponio de Loyola, S.J.
PD: Nuevamente esta homilía dominical fue dictada de ultratumba al tal Victor Hernández desde Infiernotitlán por el Lic. Mefistófeles Satanás en cumplimiento al encargo de don Mario Quijano Pavón "Pomponio", quien seguramente debe estar guardando sana distancia chutándose un ejemplar del Supernalgonas mientras agarra a chicotazos a Gerardo Ruiz Esparza como parte de la penitencia que con toda seguridad le aplicaron al ex funcionario priista en el lago de mierda Jesús Reyes Herodes. - El Victor Hernández.
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