Antes que nada aclaro que a José Manuel Mireles no debieron haberle dado un hueso en el ISSSTE simplemente por influencias. Ya lo había dicho el 2 de agosto pasado en esta columna.
Sin embargo, estoy completamente en contra del escándalo mojigato que se hizo porque Mireles usó la palabra "nalguita" para referirse a una presunta amante de un jilguerillo grillero que quería que le dieran una plaza para ella vía extorsión. Y también estoy en contra de que se le sancione por haber usado esa expresión.
Y es que la expresión simple y sencillamente fue sacada de contexto. Mire usted:
La cita textual de lo que dijo Mireles es la siguiente:
"Me amenazó con llevar a 15 mil personas a tomar la delegación si no le daba una base porque había conocido una nalguita nueva. Son palabras de él, no mías, yo les llamo de otra manera, a lo mejor más feo, pero esas son palabras mías."
Por lo cual:
1. Mireles repite las palabras de un jilguerillo sindical quien usó la palabra "nalguita", no Mireles.
2. El jilguero en cuestión pretendía extorsionar a un funcionario del ISSSTE (Mireles) para que le dieran una plaza para su presunta amante.
3. Por lo tanto, el verdadero contexto de lo que haba Mireles no es de género, sino de poder político de un líder sindical tratando de aplicarlo a una relación con una mujer.
4. Lo que tenemos entonces es que un líder sindical grillero pretende tener una nueva amante, a la cual tacha de "nalguita", con la promesa de una plaza en el ISSSTE.
Mireles, por lo tanto, lo que realmente está haciendo es balconeando la realidad misógina de un líder sindical que, según lo que relata Mireles, compra sexo a cambio de favores políticos.
En ese contexto la palabra "nalguita" está bien aplicada, ya que describe lo que representa una mujer para un líder sindical que pretende usar poder político para obtener un beneficio político de manera indebida (vía extorsión, es decir, con corrupción) para poder obtener placer sexual.
Pero en vez de reclamarle al líder sindical, medio mundo se le fue encima a Mireles, quien simplemente balconeó los hechos citando su fuente.
Creo que lo que en realidad le molesto a muchos fue el hecho de que Mireles exhibió algo que ocurre en el mundo de la política desde hace mucho tiempo, y que es el uso del poder político para poder obtener pareja, novia, o un acostón. Es decir, como dice Mireles, una nalguita.
Ha ocurrido en política en México en todos los partidos, de izquierda y de derecha, desde hace mucho tiempo. Desde el jilguerillo que le pretende exigir una plaza al gobierno para su amante en turno, pasando por diputados, senadores, alcaldes, gobernadores y hasta presidentes que hacen lo mismo: usar el poder político para comprar placer sexual.
Eso es lo que de verdad debería indignarle a la gente. Pero no; lo que les indigna es que Mireles hable ahora sí que al chile pelón con zuelas de hule.
¡CHINGUEN A SU MADRE ENTONCES, PINCHES MOJIGATOS!
Lo que hace más falta es que se balconee a más políticos que pretenden usar poder público para comprar sexo con la promesa de un hueso, dinero, etc.
Eso es lo que de verdad le hace daño a México. No que Mireles diga las cosas sin rodeos.
"¡Pero es que Mireles dijo que él les dice más feo y antes ya le había dicho "pirujas" a mujeres!" dirán los que piden el paredón para Mireles por usar la palabra "nalguita."
Pues sí. Pero ¿qué creen? En este caso en particular Mireles hizo bien al balconear a un corrupto y poner bajo el escritinio del público el machismo en política que usa poder político para obtener sexo.
Pero el público al parecer es tan mojigato y tan hipócrita que no se quiso dar cuenta.
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