Todos vimos las imágenes el pasado miércoles 8 de mayo de un sicario asesinando a balazos a plena luz del día a dos líderes sindicales frente al palacio de gobierno en Cuernavaca, Morelos.
De inmediato empezaron a lanzarse culpas de derecha a izquierda y viceversa. Que si es culpa de Morena porque Cuauhtémoc Blanco es gobernador por ese partido. Que si es culpa de la derecha porque al hijo de uno de los asesinados lo habían matado en circunstancias similares cuando Graco Ramírez era gobernador.
Pero lo que ninguno de los dos bandos mencionó ni por asomo es que esa balacera se hubiera evitado si se hubiera combatido al tráfico de armas. Mire usted:
Sabemos que quien mató a los dos líderes sindicales es una persona de 22 años que había sido detenido dos veces antes por robo y posesión de mariguana. Y que le pagaron 5 mil pesos por matar a las dos personas.
"Es culpa del neoliberalismo porque produce delincuentes," dijeron en la izquierda para justificarlo.
"Es culpa de AMLO porque no está haciendo nada contra la delincuencia," dijo la derecha.
Lo que no dijo ni uno ni otro es que el arma que usó la persona que cometió los delitos había estado bajo custodia de la policía de Morelos. Pero luego desapareció y ahora reparece en manos de un sicario.
Eso quiere decir que el problema de fondo no es ni el neoliberalismo ni el gobierno de AMLO. El problema es el tráfico de armas.
Porque si esa pobre víctima del neoliberalismo no hubiera tenido acceso a un arma, no hubiera podido perpetrar dos asesinatos.
"Entonces es culpa del gobierno de izquierda porque esa arma desapareció de la custodia de la policía," dirán en la derecha.
"Entonces es culpa del gobierno de derecha porque esa arma despareciío antes de que Morena fuera gobierno," dirán en la izquierda.
Para los familiares de las víctimas, la verdad, creo que da igual si fue la izquierda o si fue la derecha. El hecho concreto es que mataron a sus familiares con un arma que se obtuvo de manera ilegal.
El problema es que ni los gobiernos de derecha ni los de izquierda han hecho nada para frenar el tráfico de armas.
Sí; las autoridades investigaron el origen del arma que se usó en estos asesinatos. Pero ahora el congreso debe cambiar las leyes para que incentivar a los que cometen ilícitos con armas para cooperen en el combate al tráfico de armas.
¿Cómo? Sencillo: aumentando las sentencias al doble por usar armas y ofreciendo reducir las sentencias a la mitad si colaboran para detener a quienes les dieron las armas.
Paso uno: Se le ofrece al delincuente reducirle la sentiencia si da información que resulte en el arresto de algún proveedor de armas.
Paso dos: Se detiene al proveedor de armas y se le hace la misma oferta de reducción de sentencia a cambio de información de la procedencia de las armas y a cambio de entregar todas las armas que tenga.
Paso 3: Así hasta reducir el flujo de armas.
Por último, se cambiarían los protocolos de las investigaciones y se le entregarían las armas en posesión de la policía local a la SEDENA para que las resguarde si se requieren en una investigación o para destruirlas si ya no se requieren en una investigación.
Adicionalmente se activaría un protocolo para vigilar que las policías locales, estatales y federales sean detenidas de inmediato en caso de "pierdan" sus armas, y de esa manera se pueda tener un control sobre las mismas.
Y sí; la responsabilidad de hacer esto le corresponde al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y al congreso de mayoría de Morena. Si no lo hacen, serán responsables directos de la violencia en el país y no podrán culpar ni al neoliberalismo ni al conejo de pascua. Será responsabilidad única y exclusivamente de ellos.
Y si tanto la izquierda como la derecha quieren ayudar a que la violencia se acabe, deben volver a marchar para exigirle seguridad al gobierno. Sólo que en vez de decir "no más sangre", lo que deben exigir es "no más armas." No hacerlo es ser cómplice de la pazguatez e irresponsabilidad del gobierno al no frenar el tráfico de armas.
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