Hace un par de días dimos a conocer en esta columna que a llegar Patricia Ruiz Anchondo como titular de la Procuraduría Social de la Ciudad de México (PROSOC) se dejó de permitir que estudiantes de la carrera de Trabajo Social de la UNAM hicieran sus prácticas profesionales en PROSOC.
Esto no es algo menor. La última generación de estudiantes de Trabajo Social que hicieron sus prácticas en PROSOC elaboraron un estudio sobre el programa de mejoramiento habitacional llamado en ese entonces Ollín Callan (hoy llamado RIPUH para quedar bien con el lema de campaña de Claudia Sheinbaum). El programa de mejoramiento habitacional es un programa social de PROSOC que le da dinero a unidades habitacionales de menor ingreso para mejorar sus áreas comunes.
Estas son algunas imágenes del estudio en las cuales se detalla sus objetivos:
Estas son las estudiantes de la carrera de trabajo social de la UNAM que hicieron sus prácticas profesionales en PROSOC hasta el año pasado. Prosoc no volvió a permitir que estudiantes de Trabajo Social de la UNAM colaboraran con la Procuraduría Social.
Lo cual resulta inexplicable si consideramos las conclusiones a las que llegaron las estudiantes de Trabajo Social de la UNAM sobre le programa Ollín Callan:
Eso quiere decir que la administración anterior en PROSOC (cuando Miguel Ángel Mancera y luego José Ramón Amieva fueron Jefes de Gobierno), la Procuraduría Social no hizo un buen trabajo con el programa, ya que las personas que viven en unidades habitacionales o no lo conocían o pensaban que se trataba de un programa delegacional cortesía del partido político en la jefatura delegacional.
Peor: PROSOC no hizo el trabajo necesario para incrementar los lazos sociales en las comunidades. Ni con Mancera, ni con Ebrard, ni con el mismísimo Andrés Manuel López Obrador.
(Parte del problema, hay que señalar, es el hecho de que muchas unidades habitacionales y edificios no tenían y siguen sin tener administraciones registradas ante PROSOC, por lo cual no podían tener acceso a los beneficios del programa, pero eso lo veremos a detalle más adalente.)
Siendo esas las conclusiones de la evaluación que hicieron las estudiantes de Trabajo Social, lo lógico hubiera sido que Patricia Ruiz Anchondo llamara a colaborar a las estudiantes de Trabajo Social de la UNAM que conocieron el problema a fondo --puesto que lo estudiaron cara a cara-- para poder desarrollar una solución al problema.
Pero no. En vez de hacer eso, Patricia Ruiz Anchondo le cerró la puerta de PROSOC a la UNAM y en vez de eso contrató a recomendados para que promocionaran su imagen por medio de lo que era antes la dirección de comunicación social de PROSOC y ahora es el "enlace de difusión" de PROSOC.
Al frente de ese enlace, Ruiz Anchondo puso a Luis Gabriel Haller Reyes, quien es el encargado de redes sociales de PROSOC (y quien ejecutó la orden de bloquear la cuenta de este tecleador para que no pueda tener acceso a la cuenta de PROSOC, a pesar de que se trata de una cuenta operada con recursos públicos, no una cuenta personal.) Su designación oficial en PROSOC es "Líder Coordinador de Difusión."
Haller Reyes era quien llevaba la propaganda de campaña de Ruiz Anchondo en su fallida candidatura para ser Alcaldesa de Venustiano Carranza. Fuentes cercanas a PROSOC consultadas por blogdeizquierda.com señalan que Haller dijo haber trabajado en el sector privado en el rubro de marketing diseñando estrategias de comunicación. No con mucho éxito, al parecer, ya que la de Ruiz Anchondo fue de las pocas campañas de candidatos de MORENA que fracasaron en 2018 en la Ciudad de México.
Junto con Haller Reyes se contrató a dos comunicólogos, un psicólogo y un camarógrafo, quien acompaña a Ruiz Anchondo a donde va para luego subir sus videos a redes sociales. Es decir, en vez de promocionar el trabajo de PROSOC, lo que promocionan es la imagen de Ruiz Anchondo. PROSOC no ha respondido a una solicitud de transparencia solicitando los montos de los sueldos de cada integrante de este grupo de "enlace de difusión", pero de acuerdo con las fuentes cercanas a PROSOC consultadas por blogdeizquierda.com, sus sueldos rondarían los 11 mil pesos cada uno.
Una de las comunicólogas que opera con Haller, de nombre Juana Otero Martínez, es identificada por las fuentes consultadas por blogdeizquierda.com como reportera. Pero con un detalle: esta persona "mandaba a las pocas personas [en PROSOC] que cuentan con estudios de licenciatura por su comida." Por lo cual, afirman, las personas que de verdad tenían preparación académica prefirieron irse.
Es decir, por poner a recomendados a comportarse como si fueran aristócratas, la gente que de verdad le daba valor agregado a PROSOC terminó por irse al llegar Patricia Ruiz Anchondo.
Curiosamente, la cuenta de Twitter de Otero fue creada en enero pasado y sólo se dedica a retuitear lo que publica Haller en la cuenta de Twitter de PROSOC. Es decir, tuits y notas sobre Patricia Ruiz Anchondo principalmente.
El otro de los "comunicólogos" en el grupo de Haller es Alberto Farfán, cuyas actividades en PROSOC, junto con las de los otros dos "comunicólogos" no se han dado a conocer por la Procuraduría Social.
Lo que sí se sabe es que los mensajes en las redes sociales de PROSOC se han centrado principalmente en la imagen de Ruiz Anchondo, mientras el uso del programa RIPUH, antes Ollin Callan, quedó relegado a mero programa clientelar de Ruiz Anchondo.
Esto se deriva de algo mencionamos con anterioridad: muchas unidades habitacionales y edificios de departamentos en la Ciudad de México no tienen una administración correctamente organizada ni registrada ante PROSOC. Y para poder acceder al programa de mejoramiento habitacional, o para cualquier otro trámite condominal ante PROSOC, los edificios y unidades habitacionales tienen que tener el registro que establece la ley.
Pero en vez de promover correctamente la cultura condominal para que los edificios y unidades habitacionales tengan administraciones registradas como indica ley, Patricia Ruiz Anchondo se ha dedicado a cacarear que mejor le llevan el recurso del programa de mejoramiento habitacional directamente a los edificios en vez de pedirles que organicen bien su administración para poder acceder a los recursos. Es decir, en vez de promover que la gente se organice conforme a lo que indica la ley, mejor les lleva dádivas.
Lo cual convierte al RIPUH en un programa clientelar al brincarse Ruiz Anchondo lo que dice la ley (una vez más) y asignar recursos a quien se le pegue la gana.
Desde luego, no habrá ya quien evalúe a ningún programa de PROSOC ni a su desempeño con Ruiz Anchondo porque la susodicha, como dijimos, le cerró la puerta a la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM y en su lugar mejor puso a recomendados para que le promuevan su imagen.
Y claro, para bloquear en redes sociales a quien muestre al público lo que está haciendo mal Ruiz Anchondo.
PD: Esta historia no termina aún. Mañana publicaremos una columna más sobre este tema, el cual, considero, es importante para mucha gente en la Ciudad de México.jua
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