El pasado jueves 29 de Noviembre, Reforma dio a conocer su encuesta sobre la aprobación de Enrique Peña Nieto a dos días de dejar la presidencia. El resultado fue lapidario: sólo 28% aprueban la administración de Peña y 68% la reprueban. Y le fue peor en la encuesta de El Universal con 20.5% de aprobación y 69.2% de desaprobación.
Ni Felipe Calderón, quien era el peor calificado antes de Peña, había salido tan mal calificado.
No sólo eso. La percepción ciudadana de más del 60% de los encuestados es que con Peña Nieto aumentó la violencia, la inseguridad, la corrupción y la pobreza.
Pero eso no es lo que llama la atención del asunto. Eso más bien era de esperarse. Lo que realmente llama la atención es lo siguiente:
Peña Nieto gastó entre 40 mil millones y 60 mil millones de pesos en publicidad oficial.
Tuvo además a los medios (hasta a La Jornada) lustrándole el calzado TODO el sexenio. Los únicos medios comerciales que NO se doblegaron ante Peña Nieto a cambio de dinero fueron Proceso y Aristegui Noticias.
Eso quiere decir que no sirve de nada gastar dinero en publicidad oficial. Al final, la gente ignora a la publicidad oficial y se fija sólo en los resultados tangibles; en lo que ve todos los días a su alrededor, no en lo que los spots y planas en los periódicos les dicen que vean.
Por contraste, Andrés Manuel López Obrador tuvo a los medios en su contra durante su campaña presidencial y ganó con 53% del voto. A dos días de llegar a la presidencia, de acuerdo con El Universal, AMLO llega con casi 65% de aprobación ciudadana.
Por lo tanto, Andrés Manuel López Obrador debe tomar estos datos como una importante lección: NO necesita a los medios para gobernar ni para tener popularidad. Esa la obtendrá gobernando bien.
Y por lo tanto, AMLO NO debe gastar un sólo centavo en publicidad oficial. Gastar la mitad de lo que gastó Peña, como dice AMLO que quiere hacer, significa despilfarrar de 20 mil millones a 30 mil millones de pesos en chayote. Y como pueden ver, simple y sencillamente la publicidad oficial NO le ayuda a un gobierno a ser popular.
Si AMLO no entiende esta lección, si administración estará destinada a despilfarrar dinero que se podría usar en programas sociales para tener cero resultados. Eso no sería cambio. Eso sería hacer lo mismo que hizo el PRIAN.
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