Andrés Manuel López Obrador presentó ayer formalmente su plan nacional de seguridad pública para su sexenio. La principal solución a la violencia que hay en el país, señaló, es la pobreza, por lo cual, ofreció, atacaría a las causas de la violencia con empleo, educación y oportunidades de desarrollo económico.
Lo cual suena muy bien, pero técnicamente eso sólo resuelve parte del problema. La otra parte del problema no tiene nada que ver con falta de oportunidades, ni con pobreza, sino con algo mucho más importante; el flujo de armas en el país.
Sí; muchos de los delitos que se cometen en México, que incluyen no sólo los de narco, sino también los de robo a transeunte o en transporte público, ocurren gracias al acceso a armas de manera clandestina. ¿Qué podría hacer un delincuente sin un arma de fuego? Menos que teniéndola.
Vaya, en Estados Unidos, en donde hay menos disparidad económica que en México, la razón por la cual hay una cantidad enorme de violencia con armas de fuego es por la facilidad con la cual se puede obtener un arma de fuego. Es por eso que la exigencia de mucha gente en Estados Unidos es precisamente es regular y rastrear el uso de armas.
AMLO tocó el asunto del tráfico de armas apenas y de manera muy superficial en la presentación de su plan de seguridad pública. Se enfocó más en lo de ofrecer empleo y en su propuesta de una guardia nacional que requerirá de contratar a muchísimos policías para todo el país.
Pero ni lo uno ni lo otro va a dar resultado si siguen fluyendo armas de manera ilegal por todo el país.
Lo cual significa que el plan de seguridad de AMLO está destinado en el mejor de los casos a que las cosas sigan igual o ligeramente mejor, que fue lo que pasó cuando AMLO fue Jefe de Gobierno del DF. El problema es que igual o ligeramente mejor que lo que hay hoy en día, tras 12 años de guerra contra el narco del PRIAN, sería realmente un fracaso que haría que todo el mundo dijera "todos son iguales."
AMLO puede evitar evitar ese fracaso enfocándose en el combate al tráfico de armas en México. Para hacer eso sólo necesita de la aprobación en el congreso de dos leyes:
1. Ley que obligue a todas las corporaciones policiacas a iniciar de oficio una investigación sobre el origen de las armas de fuego usadas por presuntos delincuentes hasta dar con la fuente clandestina de armas. De esa manera de podrá frenar el acceso a las armas y, por ende, reducir la cantidad de delitos inclusive antes de que se generen los empleos necesarios para atacar las causas del crimen.
2. Ley de incentivos para desarticular el tráfico de armas. Por medio de esta ley se aumentan al doble las condenas por el uso y tráfico de armas de fuego para cometer delitos. Sin embargo, las condenas se reducen a la mitad si el presunto delincuente coopera para identificar el origen el arma que usó en el presunto delito, y la información da resultados, entonces se le reduce la condena a la mitad.
Dato interesante: ya hay evidencia que demuestra que el control del tráfico de armas genera menos violencia con armas de fuego. California, por ejemplo, es el estado de Estados Unidos con la menor incidencia de violencia con armas de fuego, y es además el estado con las leyes más duras para poder adquirir un arma.
Algo similar pasa en Nueva York, donde las leyes de control de armas son muy estrictas. Para brincarse esas leyes, mucha gente adquiere de manera ilegal armas compradas originalmente en otros estados con leyes menos estrictas para obtener armas. Un estudio de 2017 indica que más de 7 de cada 10 armas que se decomisan en Nueva York vienen de otros estados. Eso quiere decir que si se frenara el flujo de armas ilegales a Nueva York, los delitos con armas de fuego en ese estado se reducirían drásticamente.
En México, al estar controlada la venta y uso de armas, atajar el flujo de armas con investigaciones de oficio, simple y sencillamente se reducirían de manera drástico todo tipo de delitos.
"¡Nosierto! ¡Los ricos también delinquen! ¡Es una cuestión de valores!" me dijo alguien en Twitter. Eso es falso. No es lo mismo que alguien robe a punta de pistola en un transporte público a que un empresario evada impuestos. El primer delito implica violencia. El segundo implica corrupción. Son casos que requieren de un enfoque distinto para frenar cada delito. La corrupción es fácil frenarla monitoreando el flujo de dinero en el sistema bancario. La violencia se frena cortando el flujo de dinero al crimen organizado y frenando el flujo de armas.
Porque si AMLO y sus seguidores creen que simplenete creando empleos de un salario mínimo se va a acabar la delincuencia, se equivocan. El problema es más complejo. Y el primer ingrediente que se tiene que combatir para reducir la delincuencia es frenar la disponibilidad de la principal herramienta de la delincuencia: Las armas.
PD: OJO porque no es lo mismo desarme que frenar el flujo de armas. Desarmar no implica frenar el flujo de armas. Frenar el flujo de armas por definición tiene como consecuencia el desarme. Si sólo se busca el desarme, todo seguirá igual. Si se frena el flujo de armas, se frena la violencia de manera drástica.
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