Ayer demostramos en esta columna que los mal llamados influencers no funcionan, y que es un desperdicio de dinero pagarles para promover la imagen de un candidato para atacar a otro.
Pero hubo un fenómeno en redes sociales que sí funcionó: la llamada "amlomanía." Tan sí funcionó que el PAN le pidió al INE frenarla. Mire usted:
La amlomanía se refiere a los diversos comercios y profesionistas que ofrecieron en redes sociales descuentos o de plano regalar productos varios (comida y bebida principalmente) si ganaba las elecciones Andrés Manuel López Obrador.
La estrategia en realidad es una modificación de las ofertas que hacen comercios varios cuando hay mundial de futbol, ofreciendo descuentos o productos gratis por cada gol que anote la selección mexicana. Sólo que en esta elección muchos comercios y profesionistas aplicaron el mismo concepto de marketing para expresar sus preferencias electorales.
El detalle es que sí funcionó. Al principio fue un restaurante ofreciendo cervezas en Tijuana. Pero luego se multiplicó por varios estados de la República en comercios distintos y en municipios en los que nisiquiera gobernaba el partido de AMLO.
Tan sí funcionó que, de acuerdo con El Universal, el PAN le pidió al INE frenar a los pequeños comerciantes que, sin que nadie les pagara por hacerlo, de manera voluntaria y por su propio riesgo le entraron a la amlomanía.
No sólo eso; la nota de El Universal indica que el PRD buscó pretextos para clausurar comercios que le entraron a la amlomanía en municipios gobernados por ese partido y puso como condición para quitarles la clausura poner propaganda electoral del PRD en los comercios.
¿Por qué funcionó la amlomanía? Por tres razones:
1. Porque ocurrió de manera orgánica, sin que nadie tratara de empujarle nada a nadie. Cuando un influencer pretende empujar algo que le pagaron por decir, el público se da cuenta de inmediato y lo mandan al carajo. Pero cuando un concepto ocurre de manera orgánica, la gente sí le hace caso.
2. Porque los comerciantes que le entraron a la amlomanía sí tienen público mayor de edad y con poder adquisitivo. A diferencia de los mal llamados influencers, los pequeños comerciantes sí tienen un público mayor de edad con capacidad de compra. Es decir, sí tienen un público que vota. Aquí vale la pena señalar, además, que los productos y descuentos que ofrecieron los comerciantes. De la amlomanía eran algo mucho más sustancial que una despensa de las que usan el PRI, PAN y PRD para comprar votos. El público le da más valor a una orden de tacos y unas cervezas en un restaurante que a una despensa de frijol con gorgojo.
3. Porque al final los comerciantes de la amlomanía le entraron por convicción, no porque les pagaran, a diferencia de los influencers, a quienes les pagan por promocionar cosas. Eso también lo nota la gente.
Y agregaría una cuarta razón (ahí les va esta cuarta): porque al final la amlomanía reflejó el sentir de las encuestas. No al revés. Los comerciantes que le entraron a la amlomanía simplemente hicieron visible algo que la gente quería decir en voz alta pero no se atrevía. Yo estaría tentado a decir que la amlomanía le dio a mucha gente la confianza para expresar abiertamemte sus ideas políticas, y eso ayudó a que mucha gente le perdiera el miedo a la guerra sucia y a los típicos ataques contra AMLO por parte de la derecha.
Al final, la amlomanía fue el reflejo del hartazgo con las opciones políticas de siempre. Eso quiere decir que para que ka amlomanía sea repetible, tendrían que darse dos condiciones:
1. Hartazgo con las opciones políticas actuales.
2. Ganas de cambio político.
O dicho de otro modo, la amlomanía, o algo parecido con otro nombre, sólo funciona cuando se busca un mejor gobierno. Lo cual significa que si los partidos y políticos quieren su propia amlomanía, la única manera de lograrlo es gobernando bien y no jodiendo a la gente.
Lo cual es algo que no se puede comprar ni pueden fabricar con imfluencers.
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