Andrés Manuel López Obrador probablemente no se dio cuenta de que al ofrecer a los empresarios que se construya el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México sólo si se paga con dinero privado, lo que en realidad hizo fue sugerir la privatización del aeropuerto.
Probablemente AMLO dijo eso para que los empresarios se echaran para atrás, pero, de acuerdo con El Universal, el Grupo Aeropuertario de la Ciudad de México sí le tomó la palabra.
Esto fue lo que dijo Federico Patiño, director del GACM:
“Cuando lo privatizas o concesionas operando obtienes mucho mayor valor que si lo vendes o concesionas ahora que hay riesgos de construcción y con un alto costo para el Estado”
Patiño afirmó que en una obra pública los inversionistas esperan de 12% a 18% de ganancia. Pero que cuando la obra es privada la ganancia es mayor.
En otras palabras, si el nuevo aeropuerto se hiciera sólo con dinero privado, como retó AMLO, costaría más y las aerolíneas tendrían que cobrar más a los pasajeros para poder usarlo.
Seguramente AMLO está suponiendo que los empresarios no se van a arriesgar porque el proyecto no es viable. Pero son empresarios, no son tarugos. Lo construyen, cobran un dineral por usarlo, y cuando recuperen inversión y ganancia lo abandonan. Y entonces la Ciudad de México queda con el problema de que no tiene aeropuerto.
La única manera de impedir un problema así sería que operaran los dos aeropuertos al mismo tiempo. Así si abandonan al segundo, queda el primero.
El problema es el riesgo que implica la operación de un aeropuerto inviable. Ahí es donde AMLO se equivocó y debe aclarar que si quieren hacer los empresarios el nuevo aeropuerto tendrá que ser bajo las siguientes condiciones:
1. Pagando una cuota por usar terrenos federales.
2. Asegurando el uso SIN ACCIDENTES del aeropuerto de por vida.
3. Operando a la par con el actual aeropuerto, no reemplazándolo.
Y que decida la gente qué aeropuerto quiere usar y cuánto quiere pagar por su vuelo.
Desde luego, AMLO tiene que pensar bien las cosas antes de decirlas. No puede nadamás ofrecer que se privatice una obra pública sin fijarse en las consecuencias que eso tendría.
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