En general, las encuestas del diario Reforma son las más confiables del país. Sin embargo, Reforma publicó ayer una encuesta de preferencia electoral entre estudiantes universitarios que estuvo absolutamente sesgada.
La encuesta, que le da 45% de preferencia electoral a Ricardo Anaya, 21% a AMLO, 16% a Meade, 10% a Margarita Zavala, y 1% a otros (7% no respondió), alega que la encuesta se hizo en las 15 universidades públicas y privadas más importantes del DF, Monterrey y Guadalajara.
Y desde ahí empieza el sesgo. Mire usted por qué:
Para empezar, hay universidades en varios estados de la República, no sólo en esas tres entidades. Excluir a los alumnos de otras universidades (incluyendo a escuelas normales) hace a la encuesta "universitaria" de Reforma estadísticamente irrelevante.
Segundo problema: La encuesta alega que entrevistó a 1,500 estudientes en 15 universidades públicas y privadas en 3 estados. Es decir, un promedio de 100 estudiantes por universidad. Nadamás que hay un problema: hay casi un tercio de millón de estudiantes en la UNAM, mientras que en el TEC de Monterrey no llegan ni a 90 mil. En el ITAM están peor, ya que apenas tienen 5 mil estudiantes.
Esto quiere decir que para que fuera estadísticamente relevante, la encuesta tuvo que haber entrevistado a tres veces más alumnos de la UNAM que del TEC. Pero la encuesta no aclara a cuántos alumnos entrevistaron por universidad.
Lo cual es relevante porque si se entrevistó a la misma cantidad de alumnos por universidad, entonces se inflaron los números de las escuelas privadas. Y si se inflaron los números de las escuelas privadas, entonces la encuesta miente.
Tercer problema: Según la encuesta, Ricardo Anaya gana con 55% en Monterrey; con 49% en Guadalajara, y empata con 31% en el DF.
El problema con esto tiene que ver, de nuevo, con los números. En el DF hay un tercio de millón de estudiantes de la UNAM más 171 mil del Politécnico, para un total de casi medio millón de estudiantes. Por contraste, la suma de los estudiantes del TEC y de la Universidad Autónoma de Nuevo León da un total de menos de un cuarto de millón de estudiantes. Y en Guadalajara la suma de los estudiantes de la Universidad de Guadalajara y de la Universidad Autónoma de Guadalajara da un total de alrededor de 271 mil alumnos.
Así que inclusive si Anaya tuviera mayoría en universidades de Monterrey y Guadalajara, estadísticamente son más o menos la misma cantidad de estudiantes que en la UNAM y el Politécnico.
Cuarto: ¿exáctamente cómo puede haber un empate entre Anaya y AMLO en el DF si hay muchos más estudiantes de universidades públicas que privadas? Reforma no lo explica.
En conclusión, la encuesta que presentó ayer Reforma no es confiable ni estadísticamente válida. Sus encuestas presidenciales sí son muy confiables, pero esta encuesta en particular no.
SIN EMBARGO...
Lo primero que dijeron los fans de Morena para criticar a la encuesta de Reforma fue una falacia. Alegan que de acuerdo con otra encuesta, los votantes que van a votar por AMLO tienen el mayor nivel de escolaridad de los tres principales candidatos. Los que tienen universidad terminada votarán por AMLO; los que tienen secundaria por Anaya, y los que tienen primaria o menos por Meade.
Por lo tanto, alegan, no es posible que los estudiantes de universidad prefieran a Anaya.
El problema con ese elagato es que un estudiante de universidad no tiene la universidad terminada. Tiene la prepa terminada. No es lo mismo ser estudiante de universidad que tener un título universitario.
Al final con todo y lo sesgado de la encuesta de Reforma, su encuesta "universitaria" es pedorra, ya que pretende entrevistar a jóvenes de 18 a 24 años. Que porque representan el 17% del electorado. Nadamás que hay un problema: si bien representan el 17% del electorado, los jóvenes de 18 a 24 son el grupo de votantes que menos vota en México.
Así que no se a quién le encargaron esta encuesta los de Reforma, pero claramente la hizo con las patas quien la haya hecho y no tomó en cuenta la realidad del voto joven, el cual en México es en realidad el voto apático.
Y eso cuando votan.
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