En la primera parte de esta serie de columnas sobre privacidad financiera comenté sobre el departamento de 100.47 millones de dólares que compró el dueño de las computadoras Dell, Michael Dell, y señalé que toda la estructura de empresas LLC y contratos de confidencialidad que armó Dell para que no se supiera de la compra del departamento no sirvió de nada porque cuatro años más tarde se supo que él hizo la compra gracias a que las empresas LLC tienen registros públicos que cualquiera puede acceder.
Dije también que si Dell hubiera usado un fideicomiso, nunca ase hubiera sabido que compró ese departamento.
Y dije también que este asunto sí tiene que ver con México. Lo cual es el tema de esta segunda entrega.
¿Se acuerdan que a Alejandra Barrales le descubrieron que tiene un departamento de lujo en Miami, Florida? Barrales nunca hizo público que tenía ese departamento. De hecho, dio la impresión de que NO quería que se supiera que lo tenía.
A Barrales le descubrieron el departamento debido a que cometió el error de registrarlo a nombre de una empresa LLC (Limited Liability Corporation o Corporación de Responsabilidad Limitada). Barrales quedó como dueña de la LLC y por consiguiente del departamento.
La idea con este esquema es que si alguien busca el nombre de Barrales -o de quien sea que use el mismo esquema- en el registro público de inmuebles de Florida, no van a encontrar el nombre y, por ende, no van a saber que ella es la dueña del departamento.
Las que recomiendan hacer eso son las propias inmobiliarias. Algunas ofrecen inclusive registrar la empresa LLC como parte del servicio de compra venta del inmueble.
Lo que no dicen las inmobiliarias, ni muchos abogados, es que una empresa LLC no sirve para proteger la identidad del dueño de un inmueble. El caso de Barrales es un excelente ejemplo. Por esto:
Quien encontró el departamento de Barrales en Miami fue Julio Roa, quien en vez de buscar en el registro público de inmuebles de Florida buscó el nombre de Barrales en el registro público de EMPRESAS de Florida.
Sí; en Estados Unidos todas las empresas LLC tienen que estar registradas ante la Secretaría de Estado de la entidad -en este caso Florida- y tienen que hacer público quiénes son los dueños de la empresa, su apoderado legal, y más información relevante. Julio Roa simplemente tuvo que buscar el nombre de Barrales en la base de datos pública de la Secretaría de Estado de Florida y con eso obtener el nombre de la empresa asociada con el nombre de Barrales. Teniendo el nombre de la empresa, Julio Roa fue al registro público de inmuebles de Florida y buscó el nombre de la empresa en esa base de datos. Cualquier propiedad que apareciera a nombre de esa empresa sería propiedad de Barrales.
Sobra decir el escándalo que se armó en México cuando se descubrió que Barrales tenía un departamento de dos millones de dólares en Miami. De inmediato hubo sospechas de dinero mal habido, por ejemplo.
Lo mismo pasó com Carlos Loret de Mola. Julio Roa le encontró también un departamento en Miami registrado con una LLC. Mismo caso: búsqueda del nombre de Loret en la base de datos de la Secretaría de Estado de Florida, luego buscar el nombre de la empresa asociada con Loret en la base de datos del registro público de inmuebles y listo; balconeado con sospechas de chayote y dinero mal habido.
Tanto Barrales como Loret se hubieran ahorrado el balconeo y nunca los hubieran encontrado en ninguna base de datos pública de Estados Unidos si en vez de usar una LLC hubieran usado un fideicomiso. Asumiendo que lo hubieran hecho bien, jamás los hubieran encontrado y sus propiedades hubieran quedado virtualmente anónimas, pero legalmente siendo de ellos.
Pero como nadie les dijo cómo hacer eso, o inclusive que la opción existía, registraron sus propiedades de tal forma que fe fácil dar con ellas.
"¿Y tú cómo sabes cómo se debe registrar una propiedad con un fideicomiso para que quede protegida?" habrá quien pregunte. Pues porque desde el año pasado he estado trabajando con un amigo de Estados Unidos en una serie de libros sobre fideicomisos que saldrán próximamente a la venta. Y si algo queda claro es que la gente en Estados Unidos simple y sencillamente no sabe cómo proteger su patrimonio. Eso aplica también a gente en México y otros países que buscan tener propiedades en Estados Unidos.
"No, no se necesita un fideicomiso. Con un prestanombres es suficiente," dirán algunos. Pues no. Un prestanombres es un error gravísimo por las implicaciones legales que tiene el hacer eso. Pero de eso hablaremos en la tercera parte de esta serie.
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