EPOPEYA MEXICANA
(Hoy en día el gobierno traidor a la
patria está creando un desabasto artificial de gasolina. La intención es justificar la venta final de
lo que resta de PEMEX a los extranjeros.
Este desabasto no ocurrió ni siquiera en el 38 cuando los extranjeros se
fueron y dejaron puras instalaciones chatarra.
Los mexicanos de entonces eran muy hombres y sacaron el alma por delante
para que no le faltaran combustibles a México.
Les suplico compartan y difundan esta historia, háganlo por México -
MQP)
I. La Expropiación
En 1938 los extranjeros se fueron y nos
dejaron pura chatarra para constituir PEMEX.
Los extranjeros se habían ido encabronados y echando pestes contra
México y jurando que, como los mexicanos “éramos puro indio pendejo”, pronto
les pediríamos que regresaran.
Se sucedieron escenas como las
siguientes que extraigo del libro “Los cohetes duraron todo el día”, de Pedro
Mayer. 1988. Edición para el 50 aniversario de la Expropiación Petrolera.
“Ese día 19 de marzo llegamos y estaban
paradas las plantas. Lo peor fue cuando quisimos echarlas a andar y nos
encontramos con que los archivos estaban vacíos. Con las ganas inmensas de
resolver las cosas, juntamos todos los apuntes que habían hecho cada trabajador
y lo que sabíamos por experiencia y así las echamos a andar. Y es que teníamos
el orgullo muy en alto.” Ing. José Ornelas Canales, 78 años, jubilado
“Nos preguntó nuestro gobierno, que era
el Gral. Lázaro Cárdenas, si estábamos dispuestos a apoyar. ¿Cómo no íbamos a
estar dispuestos si había que defender la riqueza de nuestro país?” Eduardo Díaz, 80 años, jubilado.
“Teníamos algo muy grande en ese
momento. Teníamos la esperanza” Ismael Maldonado, 68 años, jubilado
“Escuchábamos el ruido de una máquina de
escribir y entramos y ahí estaban los gringos. Y les dijimos: ‘¡se salen!,
¡ahora nosotros somos los que mandamos aquí!” Marcelino Sánchez, 79 años,
jubilado.
“A la hora que se fueron los gringos,
los que sabían les enseñaban a los que no sabían y en las oficinas les
empezaron a enseñar a los del Sindicato, pero ya las cosas no se hacían en
inglés.” Antonio Sánchez López, 80 años, jubilado.
“Los primeros años posteriores a la
expropiación fueron de grandes penurias. Los rollos de papel de las máquinas
sumadoras no los podíamos tirar una vez usados, sino que los utilizábamos de
los dos lados. También empatábamos los cachitos que sobraban de los lápices
para hacer uno solo. Dicha situación duró como cinco años.” Irineo Gallegos, 73
años, jubilado.
Como pueden ver, los prácticos y
trabajadores y los pocos profesionistas que tenía PEMEX estaban echando el alma
por delante para mantener trabajando a la industria. ¡Bajo ningún concepto los mexicanos iban a ir
a humillarse ante los extranjeros y pedirles que regresaran! Además, nadie iba a atreverse a decirle al
General Cárdenas que no se podía seguir abasteciendo de combustibles y otros
productos a la nación. ¡No, no, no! Los mexicanos aquellos nomás no se iban a
quebrar y todos se unieron en ese esfuerzo y las rencillas internas se hicieron
a un lado.
Desgraciadamente Wall Street e
Inglaterra, furibundos, implantaron un bloqueo a México. No le comprarían crudo y también, aún más
serio, no le venderían herramienta o maquinaria para que la industria siguiera
trabajando.
II. Pacto con el Diablo
Cárdenas mando llamar al embajador de
Alemania, la cual estaba gobernada por Adolfo Hitler en ese entonces.
--Señor embajador, bien sabidas son
nuestras diferencias ideológicas. México
apoya a la república española y ustedes a Franco.
--Cierto, señor presidente. Sin embargo, México ha tenido buenas
relaciones con Alemania desde el siglo XIX.
--Si, hasta creo que el káiser le mando
un retratote a don Porfirio. Ha de estar
en el museo. Por supuesto también
querían que invadiéramos a los EEUU y de ahí surgió el affaire Zimmerman. Me temo que eso causo que los yanquis les
declararan la guerra a ustedes.
--Polvos de viejos lodos, señor general.
--Cierto. Avoquémonos al presente. Yo soy militar. Sé que la guerra no se puede hacer sin tener
una buena logística. Es evidente que su
Fuhrer tiene planes bélicos. Para ello
Alemania necesitara petróleo.
--Oficialmente no puedo admitir nada,
señor presidente, pero no niego lo que ha afirmado. ¿Cómo cambia eso nuestra relación?
--Yo tengo a PEMEX operando muy
apenas. Necesitamos equipo y
herramientas.
--Naturlicht. Me imagino que se trata de compresoras,
tubería, herramientas, tornos, equipo de soldar, etc., etc., que ni Inglaterra
ni EEUU les vende por el embargo que tienen contra ustedes.
--Correcto. Ustedes necesitan petróleo. Nosotros necesitamos herramienta. Se dice que la herramienta alemana es la
mejor del mundo. Nosotros expropiamos
varios buques tanques. Están viejones
pero bien podrían llegar hasta Bremen.
--¿Dónde están esos buques, señor
presidente?
Cárdenas consulto unos documentos en su
escritorio.
--La mayoría en el Coatzacoalcos y hay
un par en Tampico, o sea, cerca de nuestros yacimientos. Puedo darles el tonelaje y capacidad de carga
luego.
--No sería necesario, señor
presidente. Alemania necesita cada gota
de petróleo que le pueda México hacer llegar.
Y si, la herramienta alemana es la mejor del mundo –el embajador se
ajustó el monóculo y sonrió al decir esto.
--Naturalmente, todo esto se debe hacer
con discreción.
El embajador alemán vio con recelo
alrededor del despacho presidencial.
--No se preocupe. Una hora antes de que viniera usted ordene
limpiar de micrófonos aquí –explico Cárdenas--.
Los pinches gringos nos andan fiscalizando siempre y si no son ellos son
los de la embajada de Inglaterra.
--Entiendo la necesidad de ser
discretos, señor presidente. Sugiero que
esto sea un acuerdo entre caballeros sin hacer declaraciones públicas –dijo el embajador extendiendo su mano, la
cual Cárdenas tomo--. Pero, señor
presidente, ¿no cree que esto se interpretara como un pacto con el diablo?
--Pos dicen las malas lenguas que el
diablo es un caballero, señor embajador.
--Ja ja, cierto, señor presidente.
--Les haremos llegar los datos
pertinentes para mañana –añadió Cárdenas--.
Estimo que el primer tanquero podrá zarpar la próxima semana. Gracias, señor embajador, puede usted
retirarse.
--Zu Befehl mein General! –contesto el
embajador parándose y dando el taconazo de rigor e incluso el saludo nazi (Cárdenas
contesto este saludo sonriendo irónicamente y dando un manotazo descuidado al
aire).
III. Los Muchachos de Colomo
Cárdenas todavía tenía el problema,
inmediato, de cómo seguir manteniendo las operaciones de PEMEX a flote. Si, los trabajadores no se rajaban pero sería
más fácil si PEMEX tuviera más profesionistas…es decir, ingenieros. Eso lo sabía bien Cárdenas que recién había
fundado el Instituto Politécnico Nacional.
En la UNAM se enseñaba geología (esa
ciencia se ha enseñado en México desde tiempos de los virreyes, vean el palacio
de minería de Manuel Tolsa) así que excelentes geólogos no le faltarían a
PEMEX. En la UNAM también se enseñaba
ingeniería civil (la madre de las ingenierías). Cárdenas mando llamar al
maestro José Colomo, decano de ingeniería civil en la UNAM.
--Don José, necesitamos ingenieros
petroleros. Los extranjeros se han ido y dicen que no podremos con PEMEX.
Ahorita está funcionando la industria con puros prácticos. Hacen lo mejor que
pueden pero no son ingenieros --dijo Cárdenas.
--Sr. presidente, la UNAM iniciara esa
carrera. --contesto Colomo.
--No se olviden del Poli.
--Claro que no, señor presidente. Para
el caso somos los mismos maestros los que enseñamos en la UNAM y en el poli.
Don José se fue de inmediato a Houston,
Nueva York, y Londres...A COMPRAR LIBROS de ingeniería petrolera. Mando cajas
enteras.
La muchachada se unió, imbuida por el
mismo espíritu de patriotismo y solidaridad que permeaba a México
entonces. Ese México no, no se iba a
rajar y era profundamente orgulloso y no era agachón o sumiso con los
extranjeros.
Muchos de los estudiantes que iniciaron
la carrera de ingeniería petrolera venían de ingeniería civil. Casi ninguno
hablaba inglés. Se pasaban las "traducciones".
--Estas mal, Vargas, “coarse” no quiere
decir cuarzo sino mas bien rugoso, aspero.
--No la chingues, el maestro Hefferan me
va a comer vivo por haber contestado eso en el examen.
--Deja eso, preocúpate más por los
Laplacianos con que nos va a probar.
Creo que más o menos entiendo el concepto.
--Pos si puedes explícame, carajos.
--Bueno, por principio necesitamos unas
muletas de Euler...
Ya recibidos esos muchachos fueron
mandados a las trincheras: a los pantanos del sureste, a los desiertos del
norte, a las refinerías. Y ahí encontraron que aquello estaba muy lejos del
mundo del intelecto de las aulas, No, lo
que en los campos petroleros contaba, cuando se aparecía el diablo y había que
apagar un blowout en medio de un pantano y entre un mosquero en una selva que
rebosaba de nauyacas y niguas...era tener huevos.
Uno de tantos “muchachos de Colomo” se
encontró a cargo de un malacate. Estaban
“picoteando” arribita de Llera, Tamaulipas, cerca de la llamada cuesta del
mismo nombre.
--Nada ingeniero. Este hoyo está seco –reporto el cabo.
--Carajos, ya usamos tres barrenas
–contesto el joven ingeniero--. Le
cuestan un carajal a la nación.
--Pos a veces nomás no hay nada abajo
inge. Aquí no es como la zona sur. Ahí donde piques sacas petróleo.
El ingeniero escudriño los cerros.
--Sabe, mi cabo, esta es una puta
provincia volcánica. Mira los
cerritos. Son puros volcanes apagados.
--Pos si, ingeniero.
--El caso es que ha de haber un desmadre
abajo, con diatremas, intrusiones de basalto etc.
--Pero se supone que los domos de sal
aquí continúan.
--Pos si, pero yo más creo que si había
hidrocarburos estos han migrado por la actividad volcánica, tal vez estén más
al norte.
--¿Dónde se unen Tamaulipas y Nuevo León? Pos si, tal vez. Bien, usted dira, nos quedan dos barrenas.
--Comunícate con la base. Ahi que ellos decidan.
Empezaron a radiar.
--Lavín a Mante de Ébano, cambio…Lavín a
Mante de Ébano, cambio.
--Aquí Mante de Ébano, adelante Lavín.
--Con la novedad que ya usamos tres
barrenas y nada.
--Ah, que caray. Eso no importa.
--¿Cómo qué no?
--Pásenme al ingeniero.
--Adelante Mante de Ébano.
--Escuche ingeniero. Tampico está cerrado. Acaba de azotar ahí un huracán y se dirige al
noroeste, es decir, hacia ustedes, cambio.
--Ah caray.
--Suspendan todas las operaciones. Busquen refugio toda la cuadrilla, cambio.
--Entendido Mante de Ébano.
--Nosotros vamos a cerrar comunicación
aquí. Tenemos que evacuar. Suerte. Cambio.
--¿Y ahora que hacemos ingeniero?
El ingeniero contemplo el cielo.
--Podríamos subir a toda la gente a las
camionetas y pelarnos para Cd. Victoria pero no creo que llegaremos. El camino esta de la chingada y si llueve
recio será intransitable.
Unos relámpagos se vieron al sur y al
oriente.
--Pero no podemos quedarnos aquí. La tormenta esa viene rápido.
--No mi cabo. Mire a su alrededor. El huracán se estrellara en esos cerros. Y esta parte plana se inundara luego luego.
--¿Qué tanto se inundara?
--Sera un muro de agua tal vez a mi
altura o aún más. Lo peor es que
arrastra árboles, piedras, que se yo. El
que caiga en esa corriente morirá.
--Estamos fritos. ¿Y si nos subimos a un cerro?
--Pos tal vez. No, espérate.
Mira allá.
La vía del tren de Tampico a Monterrey
corría sobre un terraplén hecho sobre un mal país. Es decir, estaba en alto. En una espuela también sobre el mal país
había varios carros caja y carros tanque que servían a la cuadrilla.
--Súbanse a los furgones todos.
--¿Y si la corriente los arrastra,
ingeniero?
--Entonces si nos llevó la
chingada. Hay que hacerlos que pesen
más. Ah, ya se. ¡Pongan las barrenas y la bentonita y lo que
encuentren abordo!
Y así fue como esa cuadrilla vio con
horror como una corriente de agua apareció formada por mil riachuelos que la
lluvia paria al estrellarse el huracán contra la sierra. Los petroleros lograron subirse a los
furgones y afortunadamente el terraplén y el peso de los furgones evito que la
corriente los arrastrara.
--Bien, salvamos a la gente y sobre todo
a las barrenas. El agua le hizo lo que
el viento a Juárez al malacate.
--¿Seguimos perforando ingeniero?
--Yo creo que no tiene caso. Lo que había aquí migro más al norte.
Y así fue, luego en los ochentas el
Distrito Frontera Noreste descubrió el yacimiento gasero de la cuenca de
Burgos, justo en donde Tamaulipas se une a Nuevo León. En efecto, si fueron muchos los mexicanos que
fueron a la selva y a los desiertos buscando el oro negro. Y muchos otros, igual que los trabajadores
que hacían trabajar las dilapidadas e inseguras refinerías…pos perdieron la
vida por Mexico.
IV. Un acto de piratería
Mientras, los "prácticos"
mantuvieron a flote a la industria petrolera, recordando "como le hacia el
gringo" y que se yo. Y conste: los extranjeros habían dejado pura
chatarra. El caso es que a México NO le falto gasolina o lubricantes porque
ESOS Mexicanos (si, con mayuscula) no se arrugaron ante el reto.
Mientras empezó a haber un cambio
favorable. Los primeros buques tanques
mexicanos regresaron de Bremen cargados de herramienta y refacciones.
En Tampico atraco un buque tanque en los
muelles de la vieja refinería de Mata Redonda.
Esta era un campo lleno de hectáreas y hectáreas de chatarra. El superintendente a cargo estaba muy ocupado
tratando de "pepenar" entre toda esa chatarra lo que las
instalaciones requerían.
--Inconel? Flanche de un cuarto y en U...deja buscamos
más...creo que vide unas junto al rio...si, ya sé que urge...te regreso la
llamada en una hora.
El capitán del buque tanque era un amigo
del superintendente.
--¿Pos cómo le fue mi capi?
--Rete bien. Solo hubo una bronquita.
--A ver, cuente.
--Unos pinches destructores británicos
nos hicieron el alto por las Faroes. Nos
abordaron y querían saber a dónde carajos íbamos.
--¿Y que hizo usted?
--¿Pos que podía hacer? Nos tenían encañonados los cabrones y
nosotros no teníamos ni una triste escopeta.
El oficialito a cargo me pidió la documentación y la bitácora del buque. Se la di.
Me pregunto si este era el Empire Voyager que antes pertenecía al
Águila. Le dije que sí, pero que ahora
se llamaba el Cuauhtémoc y pertenece a México.
También le dije que estaba violando las leyes internacionales al
detenerme así en alta mar pues no había estado de guerra entre México e
Inglaterra.
--Me imagino que se fueron, mi capi.
--No luego luego, ingeniero. Me contesto golpeado el cabrón en su mal
español. Pero los enrede como Cantinflas
y tuvieron que consultar con el almirantazgo en Londres mientras nos tuvieron
al pairo y encañonados todo el santo día.
El mar se empezó a agitar. Yo
creo que al final nos iban a confiscar el buque. De ahí que ordene a mi telegrafista que
radiara a la embajada que los ingleses nos habían detenido en alta mar.
--¡Qué grandísimos hijos de puta! Los mexicanos ya les pagamos por la puta
chatarra que nos dejaron. ¡Incluso mi
esposa dono las joyas que le heredo su madre para pagar la deuda!
--Y mi vieja dono unos guajolotes. Bien, luego supe que el embajador mexicano en
Londres se enteró y amenazó con presentar una protesta por piratería y
violación a las leyes internacionales ante la Liga de las Naciones.
--Ah, excelente, tengan bola de hijos de
puta.
--Esos putos ingleses: son una raza de
piratas. El caso es que se armó una
buena bronca diplomática y tuvieron que dejarnos ir y al día siguiente tocamos
en Bremen. El Cuitlahuac, que estaba a
un día de nosotros no tuvo entonces problema en pasar.
--¿Y qué tal en Alemania?
--Pos eran rete eficientes esos
cabrones. Nos dieron un piloto que hasta
hablaba español y este nos llevó de inmediato a un muelle junto a unos tanques
y luego luego la cuadrilla de tierra nos conectó. No tardamos mucho en descargar. Luego se presentó un convoy con camiones y
empezaron a subir toda la maquinaria que traigo en bodega.
--¿Y qué tal Bremen? ¿Y las alemanas?
--Pos apenas tuvimos unas horas en
Bremen. Y si, inge, eran unas güerotas
que imponían. Pero, sabe, aun con las
prisas, mi tripulación ya estaba muy jariosa y las armas mexicanas estuvieron a
la altura y se cubrieron de gloria, je je.
Ahora a ver cuántos acaban hospitalizados pues sepa Dios que
enfermedades tendrán la güeras.
--Todo sea por servir a la nación. Oye, de casualidad no trajiste tubería, de
inconel?
--Traje un chingo, esta rete chula. La hizo la Krupp.
--Revisa si tienes de flanche de un
cuarto, en U, me urge...
Este intercambio comercial duro hasta el
comienzo de la guerra y el "pacto con el diablo" fue beneficioso para
ambas partes.
V. El Imperio Contraataca
Verano de 1938
10 Downing Street (residencia del primer
ministro de Inglaterra)
La pérfida Albión, Gran Bretaña, había
reaccionado indignada cuando Cárdenas decreto la expropiación. Inglaterra y Wall Street de inmediato le
declararon un boicot a México. No le
comprarían petróleo y tampoco le venderían maquinaria. Sin embargo, Alemania no tenía empacho en
hacerlo. De ahí que los buques tanques
mexicanos zarpaban llenos de petróleo rumbo a Bremen y regresaban cargados con
herramientas alemanas de la mejor calidad.
Qué hacer con México y sus coqueteos con Alemania era tema de
conversación en la oficina del primer ministro británico, Mr. Chamberlain.
--Bueno, ¿y no podríamos mandar la flota
a darles un escarmiento? –pregunto Mr. Chamberlain al primer lord del
almirantazgo.
--Ciertamente, sire, con un acorazado y
un crucero y un par de destructores podemos darles un escarmiento a esos
mexicanos.
--Pero, ¿y que de los EEUU? --pregunto el encargado de la cartera de
relaciones exteriores--. Ya saben, su
doctrina Monroe sigue en pie.
Chamberlain sonrió quedamente.
--Los mexicanos han causado toda clase
de enemistad con los señores de Wall Street –apunto Chamberlain--. Hay en pie un boicot a México. Por más rojillo que sea Mr. Roosevelt no creo
que se enemistaría con los señores de Wall Street para defender a unos
desarrapados.
--Entonces daré orden de que se apreste
la flota –dijo el primer lord.
--Si, almirante, mande al Hood.
--¿Al Hood, señor primer ministro? ¿Qué si hay una crisis aquí en Europa?
--Por el momento Herr Hitler no ha hecho
alboroto. El Hood ciertamente podría
darles una lección a los mexicanos.
El primer lord se dirigió a un gran mapa
de México donde se podían apreciar alfileres que señalaban los yacimientos
expropiados a las empresas británicas.
--El Hood es nuestro buque más
poderoso. Bien podría fondearse en la
desembocadura del Coatzacoalcos sin entrar al rio y desde ahí bombardear la
refinería de Minatitlán. Tal es el
alcance de sus cañones. Sin embargo,
aconsejo no mandarlo, señor primer ministro.
--¿Por qué? Ciertamente no creo que los mexicanos lo
pudieran dañar.
--No, señor ministro, pero ya teníamos
planeado meterlo al astillero de Rosyth.
Urge que se refuerce la coraza sobre sus pañoles de municiones. Sabemos que por un error de diseño esta es
muy endeble. Es más, el Hood ya se
dirige hacia Rosyth.
--No, señor almirante, insisto: el Hood
es el orgullo del imperio británico. Le
ordeno directamente: mande usted al Hood a México. Que se de media vuelta y regrese a Scapa Flow. Es necesario que esos desarrapados sientan el
poderío de las garras del leopardo británico.
--Con todo respeto, señor primer
ministro –contesto el primer lord--, al Hood le urge que se le refuerce la
coraza sobre su pañol de municiones.
Mandarlo a México sería un error.
--No hay nada que discutir, señor
almirante –anuncio con exasperación Chamberlain--. Es una cuestión de prestigio. No reaccionamos cuando Hitler entro en la
Renania o cuando anexo Austria.
Nuestros aliados en el continente deben de ver que estamos dispuestos a
enfrentar todos los retos. Y, además, se
trata de México, una nación atrasada a la que hay que darle un escarmiento por
robarnos nuestro petróleo.
--El primer ministro tiene razón, señor
almirante –puntualizo el de relaciones--.
Los mexicanos villanamente forzaron la expropiación este marzo,
justamente cuando todos nuestros ojos estaban fijos en la anexión que hizo
Hitler de Austria. El honor de la corona
británica exige que se les escarmiente.
VII.
Cuestión de Honor
Verano de 1938
Palacio Nacional – México, DF
La inteligencia mexicana no era entonces
como la de hoy, una bola de pendejos que solo sirven para ver si entamba a
quien le miente la madre al putito de los pinos. No, los servicios de inteligencia mexicanos
luego luego dieron aviso que la flota británica se aprestaba a partir.
En palacio nacional la noticia le fue
dada al presidente Cárdenas.
--Tenemos información que el acorazado
Hood, el crucero Dorsetshire, y tres destructores están municionándose y
preparándose en Scapa Flow –indico el almirante a cargo de la marina.
--Me imagino que no tendríamos con que
oponerlos –dijo quedamente Cárdenas.
--Tenemos un par de cañoneros, señor
presidente, surtos en Veracruz –continuo el marino--. El calibre de sus cañones no le haría nada al
Hood. Sin embargo, he ordenado que
embistan al Hood.
--Sería un sacrificio inútil, señor
almirante –contesto Cárdenas--. Sé que
no llegarían tan cerca.
--Es cuestión de honor, señor
presidente. Usted, como militar,
entiende de esos menesteres.
Cárdenas suspiro.
--Bien, usted decide, señor almirante
–concluyo Cárdenas. Luego se dirigió al
comandante del ejército--. Señor
general, el parte indica que se dirigen al Coatzacoalcos.
--En efecto, señor presidente. Hay dos posibilidades.
--¿Y estas son?
--Primero, esto puede ser tan solo una
expedición punitiva. El Hood castigara
Minatitlán y Puerto México bombardeando estas ciudades desde lejos.
--¡Sería un crimen como Guernica!
–exclamo Cárdenas--. Esos obuses no distinguirían
entre civiles y militares. Estamos
hablando de mujeres y niños.
--La prensa británica ha estado
vilipendiando a México con fiereza –apunto el de relaciones--. Buscan pintarnos como un país africano al que
pueden ir y bombardear con impunidad.
Cárdenas juro quedamente; obviamente
estaba exasperado. Una potencia naval
amenazaba con matar civiles con impunidad y esta estaba ya preparando
justificaciones.
--Como siempre esos desgraciados buscan
convencer a la opinión pública que ellos son los agraviados, los muchachos de
la película, y nosotros somos los malos y los agresores. ¿Y cuál es la segunda posibilidad, señor
general?
--Puede que planeen un desembarco con
Royal Marines, señor presidente.
Posiblemente entrarían por el Coatzacoalcos y se irían directo hasta
Minatitlán y tomarían la refinería.
--Bien, en tal caso, ordene que el
ejército se atrinchere en la orilla del rio.
--Señor presidente –le indico el
almirante--, el Hood tiene cañones de 380 mm.
Seguramente meterían una flotilla de desembarco y esta dirigiría el tiro
del Hood. Esas trincheras volarían por
los aires.
--Ah, pues entonces lo correcto, señor
almirante, es que ponga a los cañoneros que tiene a mitad del rio. A toda costa deben de evitar que entre la
flotilla de desembarco británica y que esta dirija el fuego sobre las
trincheras mexicanas.
--Así se hará señor presidente. Mi gente se hará matar antes de permitir que
entren hasta Minatitlán. Pero bien es
posible que el Hood use el avión que lleva abordo para dirigir el fuego de sus
cañones.
--En tal caso que manden lo que tengamos
de aviones a Minatitlán. Si ven a un
avión británico que lo derriben, que no llegue cerca de Minatitlán.
--¿Y la población de Minatitlán, señor
presidente?
--De orden al ejército que se apreste a
evacuar a la población en cuanto sepamos que los británicos han entrado al
golfo. Ah, y ordene que los zapadores se
preparen a dinamitar la refinería. No
les dejaremos nada en pie a esos cabrones.
VIII. Los Plutócratas
Chamberlain tenía razón en que Roosevelt
no iba a meter las manos aunque Cárdenas si lo contacto. Wall Street también vociferaba que se les
diera a los mexicanos “un escarmiento”.
A bordo del Broadway Limited, un lujoso
tren de pasajeros que corría entre Chicago y Nueva York dos amigos se
encontraron en el carro bar.
--¡Bernie! ¿Qué diablos haces maldito
judío?
--Nada, Prescott, me dirijo a
California. Me meteré a la industria del
cine y además ahí el clima es más suave y las mujeres son más guapas. ¿Y tú, sigues haciendo negocios con el hijo
de puta de Hitler?
Prescott Bush, padre y abuelo de dos
futuros presidentes yanquis era un banquero de Wall Street y había estado
lucrando vendiéndole materiales estratégicos a la Alemania nazi. Como todos los plutócratas yanquis muy apenas
disimulaba su antisemitismo.
--Como
bien sabes, Bernie, business is business.
Incluso varias de tu gente
han metido dinero al negocio de venderle pertrechos a Adolf. Ese negocio sigue viento en popa hasta que
Hitler empiece la guerra. Lo que me
causaba preocupación era que el comunista de Roosevelt fuera a evitar que los
británicos le dieran una paliza a los
mexicanos.
---No sabía que Roosevelt protegiera al
gobierno comunista ahí.
--No oficialmente. El caso es que una delegación de varios de
nosotros fuimos a Washington y le hablamos bastante golpeado.
--¿De verdad? El hombre esta paralitico por la polio pero
me dicen que tiene huevos.
--Tal vez. El caso es que Franklin se dobló. Con Wall Street no se juega, you know. Ahora
solo es cosa de que la flota inglesa les dé un castigo ejemplar a esos
mugrosos. Después de que la Home Fleet
les destruya unas cuantas ciudades vas a ver que nos van a suplicar que
regresemos y te puedo asegurar que volveremos a explotar los yacimientos
mexicanos.
--Ah bueno, Prescott, en tal caso,
¡salud! Y si requieres inversionistas
para volver a México no te olvides de mí.
IX.
Continua el Pacto con el Diablo
Hubo otra potencia a la que Cárdenas
sondeo buscando ayuda.
--Me temo señor presidente que Alemania
no intervendrá –anuncio el embajador alemán--.
El Fuhrer no quiere precipitar acontecimientos. Él tiene otra agenda.
--Les hemos sido una fuente confiable de
abastecimiento –insistió Cárdenas--.
Bien conocidas son nuestras diferencias políticas. Ustedes apoyan a Franco y México apoya a la
república. Sin embargo, Alemania y
México hemos desarrollado una muy buena relación comercial. No veo por qué tenga que recordárselos. Ustedes están comprando y almacenando grandes
cantidades de petróleo mexicano para los propósitos que tengan en mente a
futuro. Y nosotros con gusto se lo
vendemos pues así podemos evadir el embargo comercial que nos impusieron EEUU e
Inglaterra a raíz de la expropiación.
Además, me dicen que la herramienta que traen de regreso nuestros buques
desde Alemania es de muy buena calidad.
--Jawohl señor presidente –contesto el
embajador y luego sonrió quedamente—. Estoy al tanto que nuestras diferencias
políticas no han sido obstáculo para que busquemos beneficios mutuos. Pero siento decirle que no, no podremos
intervenir. En esto la cancillería fue
tajante. Sabe, yo fui submarinista en la
guerra anterior. Créame que me daría
mucho gusto interceptar esa flota británica en cuanto entrara al golfo. Pero me temo que el radio de acción de
nuestros submarinos no es suficiente.
--Don Porfirio había coqueteado
anteriormente con el Káiser –respondió Cárdenas en una voz lenta y
cuidadosa--. La idea era que una base de
submarinos se podría establecer en Alvarado.
Esto incrementaría el radio de acción de sus submarinos. Y si bien me acuerdo, el Káiser no tuvo
empacho en venderle el Goeben a los turcos y tampoco puso obstáculos en ordenar
que su tripulación alemana se pusiera Fez y combatiera bajo la bandera turca
contra los aliados. Con gusto le podemos
conseguir una bandera mexicana para que la icen a bordo de un submarino alemán
y si quieren hasta unos sombrerotes.
El tono de voz de Cárdenas había sido
irreverente al mencionar al Goeben sin embargo su ojos eran fríos y no tenían nada
de risueños. Por esta razón el embajador
teutón decidió contestar lentamente y con precisión para que no hubiera
malentendidos.
--Reportare a Berlín que usted me
recordó esos hechos históricos, señor presidente. Siempre es bueno recordar estos y considerar
las alternativas históricas. Me atrevo a
vaticinar que mi gobierno no considerara posible comprometerse a nada en estos
momentos dado lo delicado de la situación en Europa. Además los servicios de espionaje aliados
vigilan a México con lupa. Cualquier
acción para asentar la relación de México y Alemania podría traer como
consecuencia una respuesta de las potencias aliadas. Y en tal caso Alemania poco podría hacer para
ayudar a México.
--Lo sé, señor embajador. Y también sé
que los ingleses están a punto de asesinar a cientos, tal vez miles, de mujeres
y niños en las poblaciones mexicanas del golfo.
Eso, para mí, justifica tomar cualquier acción para evitarlo.
--¿Aún estaría dispuesto a extender su
pacto con el diablo? –se rio el embajador, el cual tenía un sentido de humor,
cosa rara entre los diplomáticos al servicio de Hitler.
--¡Eso y más con tal de defender a
México! --fue la respuesta del michoacano y si, aunque sonreía sus ojos seguían
muy fríos.
X.
Cavando en un Pantano
A orillas del Coatzacoalcos los soldados
mexicanos cavaban trincheras.
--¡Puta madre, mi sargento! ¡Este suelo está muy fangoso! –juro un
soldado de infantería. El hombre estaba
cubierto de lodo.
En efecto, las trincheras, a orillas del
Coatzacoalcos se iban llenando con agua.
El sargento a cargo vio como un borbotón de agua surgía del suelo y
llenaba la trinchera.
Un grupo de mando con un capitán se
acercó.
--¿Qué pasa sargento?
--Estamos cavando en un pantano, mi
capitán. ¿No habría manera de atrincherarnos
más lejos del rio?
--No.
La orden es que los detengamos aquí mismo, en la orilla –contesto el
capitán--. Pero de nada servirá si estas
trincheras se llenan de agua. La tierra
está muy suave. Los van a enterrar a la
primera andanada de la artillería británica.
--¿Entonces qué hacemos mi capitán?
--Acaben esta primera línea –indico el
capitán--. Pondremos aquí una compañía
tan solo, con ametralladoras. Yo estaré
al mando. Un par de ametralladoras
bastaron para que los turcos les hicieran una matazón a los ingleses en
Gallipoli cuando intentaron desembarcar.
Cuento con que la torpeza de los mandos británicos seguirá igual, sobre
todo si como es probable menospreciaran nuestra hombría esos cabrones. Por otra parte, sargento, le ordeno que
excaven otra línea de trincheras 300 metros más tierra dentro. Ahí estará el suelo más firme y servirá de
línea de apoyo. Nada más asegúrese que
las Maxims y el parque estén secos.
--¿Estos amigos vienen por el petróleo,
mi capitán?
--Si, buscan robárselo otra vez.
--¡Pos haremos que les cueste un huevo y
parte de otro!
El oficial sonrió viendo que la moral de
su gente era buena. Los británicos a la
larga desembarcarían, sí, y tal vez
incluso se harían de la refinería, pero pagarían un costo en sangre. Y si el ejército ponía el ejemplo haciéndose
matar defendiendo el petróleo el pueblo a su vez respondería. Aunque quisieran, los británicos nunca
podrían hacerse de los yacimientos expropiados.
Las guerrillas los estarían venadeando constantemente.
--Escuche, sargento, los zapadores
volaran la refinería en cuanto se presenten esos fulanos. Pero si nuestra defensa es rebasada,
concéntrense en el edificio de calderas de la refinería. Ese seguirá en pie y tiene paredes gruesas y
lo hemos habilitado como reducto fortificado.
Ahí resistiremos.
X. Las Faroes
Buque Petrolero Cuitlahuac navegando de
regreso a México; última posición: cerca de las Islas Faroes
--Patrón, nos llegó este parte desde la
embajada de México en Londres –dijo el oficial de comunicaciones mientras le
entregaba un parte al capitán.
El capitán tomo el despacho y lo leyó
--Fernández, tienes el mando –le indico
al primer oficial--. Estaré en mi
cabina. Por favor no me perturben.
El capitán se encerró a piedra y lodo en
su cabina. Luego abrió con una llavecita
que le colgaba de cuello una pequeña caja fuerte empotrada en una pared. Busco el sobre indicado, marcado con el
nombre “Albión”, la palabra que era el único contenido del despacho de la
embajada. El capitán abrió el sobre y
leyó el contenido.
--Esta cabrón –fue lo único que murmuro
el capitán mientras quemaba los papeles.
De regreso al puente el capitán empezó a
girar órdenes.
--Fernández, escúcheme con
atención. No pregunte. Luego habrá tiempo para explicarle.
--Usted nada más ordene, patrón
–contesto el primer oficial que nunca había visto al capitán .tan pálido y
nervioso.
--Asegúrate que todos los botes de
salvamento estén bien aprovisionados y la maquinaria para lanzarlos esté en
orden. Asegúrate también que toda la tripulación tenga sus salvavidas a la
mano. También quiero cuatro vigías en la
plataforma de observación las 24 horas cubriendo los cuatro puntos
cardinales.
--A sus órdenes jefe, pero…
--Luego te explico. ¿Cuántos nudos crees que hara este
armatoste?
--Si bien nos va y con la corriente a
nuestro favor, unos ocho, si acaso. Es
del año del caldo.
--Si, ya lo íbamos a deshuesar llegando
a México. Bien, Fernández, escucha,
vamos a dar media vuelta.
El capitán se dirigió a la carta de navegación.
--Nos vamos a situar aquí –índico el
capitán apuntando a un punto cerca de las islas Orcadas. Navegaremos a máquina lenta dando vueltas en
ese punto.
--Jijos, jefe, como usted ordene pero si
el barómetro sigue cayendo nos va a tocar una tormenta de pelos. No hay garantia que esta nave jodida
aguantara.
Era evidente que el capitán tenía que
poner a su primer oficial a tanto de todo.
Los dos se fueron a una esquina del puente y hablaron en voz baja.
--Te explicare a grandes rasgos –dijo el
capitán--. Los británicos amenazan con
mandar su flota a México para bombardear tal vez Puerto México o Minatitlán o
aun nuestro puerto, Tampico.
--¡Hijos de la gran puta!
--Su flota zarpara de Scapa
Flow…aquí…esa base está a unos dos horas de navegación de donde nos
situaremos. Circundaran el norte de
Escocia y como son buques de gran calado no navegaran cerca de la costa. Por supuesto esta magníficamente equipados y
cualquier tormenta les hara lo que el viento a Juárez.
--¿Y que se supone que vamos a hacer, mi
capitán? ¡Ni modo que quieran que los
hundamos! –dijo riéndose el primer oficial.
--No.
Nuestra misión es dar la alerta, ¿entiendes?
--Entiendo capitán.
--Asegúrate que la radio funcione
bien. En cuanto divisemos la flota
británica mandaremos el mensaje “Albión” directo a México por la frecuencia de
emergencia de PEMEX. Es solo una
palabra.
--¿Alcanzaremos siquiera a radiar? En cuanto nos vean nos identificaran y
abrirán fuego sobre nosotros.
--Por eso quiero que ondees otra
bandera, de una nación latinoamericana.
Mientras viriguan podremos dar la alerta.
--¿Y después?
--Pos ahí que Dios decida.
Unos minutos después el primer oficial
se aproximó al capitán.
--Mi capitán, la única bandera
latinoamericana que encontré a bordo es la de Bolivia. Pero pos esos amigos ni siquiera tienen
acceso al mar. Ha de haber sido puntada
de los ingleses que antes poseían este buque.
--No importa. Seguro que eso confundirá más a los
británicos. Es solo una palabra,
Fernández, ¿entiendes? Si tan solo nos
dan un minuto para mandar la alerta es todo lo que necesitamos.
XI. Cassus Belli
Pero sucedió entonces que Herr Hitler
empezó a alborotar en Europa.
--Nos es urgente resolver el problema en
los Sudetes en la frontera con Checoslovaquia –le indico Joachim von
Ribbentropp, entonces embajador de Alemania en Gran Bretaña, a Mr.
Chamberlain--. Alemania está dispuesta a
todo con tal de resolver el asunto.
--¡Santo Dios! –Gimió Mr. Chamberlain—
¿no está usted hablando de un cassus belli verdad?
--Tal vez –dijo fríamente von
Ribbentropp--. Esa es cuestión de lo que
el Fuhrer decidirá. Yo le aconsejo que
tome usted esto con la seriedad que amerita.
De inmediato cundió la alarma en el
gobierno británico. La orden se mandó
con urgencia a Scapa Flow. El Hood no
zarparía hacia México. Pero tampoco iría
a Rosyth a reforzar su coraza. De no
haber surgido la descabellada idea de mandarlo a México el buque estaría ya en
Rosyth y su coraza estaría siendo reforzada.
Aun si hubiera surgido la crisis de los Sudetes el Hood habría estado ya
en Rosyth siendo reacondicionado. Pero
no, el Hood no podía estar fuera de servicio si Herr Hitler andaba amenazando
guerra. Y así fue que su coraza no se reforzó.
Los servicios de inteligencia mexicanos
anunciaron que no vendrían los británicos.
En Minatitlán, los juanes recibieron orden de retirarse de las
trincheras que habían cavado a orillas del rio y regresar a sus cuarteles. Los cañoneros mexicanos regresaron a Veracruz
sin haber tenido que hacerse matar. Los
zapadores retiraron las cargas de dinamita que habían puesto en las torres de destilación
de la refinería de Minatitlán. Los
biplanos de la fuerza aérea mexicana se regresaron al altiplano. Y a los buques petroleros que vigilaban
frente a Scapa Flow se les ordeno regresar a México. La amenaza británica no se
materializo, afortunadamente. Pero fue
resultado de un juego de ruleta rusa entre México, Alemania, y el imperio
británico.
XII. Pearl Harbor
La Casa Blanca – 9 de diciembre de 1941
El secretario particular de Franklin
Delano Roosevelt anuncio a los visitantes.
--Señor presidente, ya llegaron los
señores Bush, Brosnan, y Brown.
El oficial de la marina, un
vicealmirante, que estaba presentándole la situación a Roosevelt indico que ya
había acabado. Sus subalternos empezaron
a desmontar los mapas que habían presentado.
--No se ve muy bien el asunto, ¿verdad
Charlie?
--No, señor presidente –contesto el
vicealmirante--. Ah, y siento decirle
que no creemos poder salvar más personal del Arkansas. Ya dejamos de oír golpeteo de los marinos
atrapados en su casco.
--Good grief! --exclamo Roosevelt. El Arkansas había naufragado en Pearl Harbor
pero debido a la poca profundidad del fondeadero el casco sobresalía del
agua. Por días habían estado sacando de
su casco a marinos atrapados en los compartimientos inferiores. Pero o bien el agua había penetrado en los
últimos compartimientos o el aire se les había acabado.
--¿Desea recibir a los visitantes, señor
presidente? –inquirió el secretario particular.
--Si es necesario así lo hare. Estos señores de Wall Street sienten que
tienen derecho de picaporte aquí.
Roosevelt prendió un cigarro y espero.
Prescott Bush encabezaba a varios
magnates.
--Sr. Presidente, ya nos conocemos –dijo
Bush con arrogancia.
--Howdy! –respondió Roosevelt con su
sonrisa de político y haciéndole un ademan a su valet--. ¿Gustan un whisky? Me lo acaban de mandar de la embajada
inglesa. Es el que toma Churchill.
--Señor presidente, no creo que sea
conveniente brindar en estos momentos –dijo otro de los magnates.
--Entiendo, Prescott, ¿Quiénes son estos
señores?
--Este es Mr. Brown de la casa de
inversión Brown Brothers y Mr. Brosnan es de la IBM.
--Mucho gusto, caballeros –contesto
Roosevelt--. Por cierto, siento decirle
a Mr. Brown y Mr. Brosnan y tambien a usted Prescott que probablemente Herr
Hitler también nos declarara la guerra en cualquier momento en solidaridad con
Japon. Estoy bien enterado que ustedes
comercian con Hitler. Claro, no hay nada
ilegal en ello. De lo contrario el FBI ya me hubiera recomendado tomar medidas
contra ustedes. Les recomiendo, sin
embargo, que terminen entonces su relación comercial con Alemania. Si intentan evadir la ley comerciando a
través de Portugal o España, tengan la seguridad que actuaremos contra ustedes.
(Nota del autor: la IBM vendió equipo de
cómputo para llevar la administración de los campos de exterminio de Hitler; y
la casa Brown y Preston Bush, comerciaban con Hitler mandándole material
estratégico a través de la península ibérica.
Bush también era accionario de la Ford y la planta de Ford en Múnich
nunca fue bombardeada a pesar de que proveía de transportes a la
Wehrmacht. Una vez declarada la guerra
entre EEUU y Alemania Prescott Bush siguio haciendo negocios con Hitler. El FBI le finco responsabilidades pero por
sus "palancas" nunca piso la carcel por traidor.)
--Señor presidente –interrumpió Bush--,
creo que hay cosas más importantes.
Seguro que ya está enterado de Pearl Harbor. ¡Nos hundieron media flota ahí!
Roosevelt se quitó los lentes y se los
paso a su valet para que los limpiara con un limpísimo pañuelo.
--Tal vez no sea conveniente que este
valet este aquí –sugirió Brown.
--Joe no se va a ningún lado. Él ha estado conmigo por los últimos veinte
años. Hasta me ayuda a limpiarme ahora
que estoy casi paralitico. Y créanme,
señores, el color de su piel nunca ha manchado la mía, ¿verdad Joe?
--That’s right, Mr. President –se rio
Joe mostrando una blanquísima dentadura que contrastaba con su piel de ebano.
Roosevelt se volvió a poner los
lentes. Ya no había sonrisa en sus
labios.
--¡Por supuesto que estoy enterado
acerca de Pearl Harbor! –estallo Roosevelt--.
¿Por quién me toman, por un idiota?
Escuchen, tengo una puta guerra en mis manos. Gentilmente accedí a verlos. Pero mi tiempo es muy limitado. ¿Qué carajos quieren?
Bush palideció.
--Señor presidente, venimos a solicitar
que se le levante el embargo a México.
Nos urge su petróleo para proseguir con la guerra.
--¿Hablan a nombre de Wall Street?
--Si, por el bien de EEUU.
--Pues no afirmaban ustedes que esos
indios ignorantes allá abajo eran unos comunistas y que iban a pedir que les
mandáramos técnicos e ingenieros yanquis para mantener el flujo del petróleo en
pie?
--Las cosas han cambiado, señor
presidente.
--¡Claro que las cosas han cambiado bola
de imbéciles! Lo que nunca cambio es que
esos indios ignorantes como ustedes los llamaron nunca dejaron de producir
petróleo a pesar del embargo. Y anoche
lo primero que hice fue telegrafiar a nuestra embajada para que le anunciaran
al presidente ahí, un tal Ávila Camacho, que el embargo se levantara en los
siguientes días. No los pudieron ustedes
quebrar señores. Todo el poderío de Wall
Street fue inútil ante la determinación de esa nación de indios ignorantes como
ustedes les llamaron. Ahora, háganme el
favor de irse pues su presencia me revuelve el estómago y tengo una guerra
mundial que ganar.
XIII, Epilogo
En mayo de 1941, el Hood se encontró en
el estrecho de Dinamarca con el acorazado alemán Bismarck. Una certera salva de este dio de lleno en el
pañol de municiones del Hood, el buque insignia de la flota británica. La explosión lo partió en dos. Se hundieron con el Hood 1400 tripulantes,
incluyendo al almirante Holland, jefe de la escuadra británica. Solo se salvaron tres marinos.
Al saberse la noticia del hundimiento
del Hood hubo fiesta y celebraciones en Minatitlán.
Para 1942 el embargo comercial contra
México se levantó pues a los aliados les urgía el petróleo mexicano. Los buques tanques mexicanos ya no podían
llegar hasta Bremen por el bloqueo británico pero en los puertos de EEUU
desembarcaban su petróleo sin problema.
En la primavera de 1942 el almirante
Donitz, comandante de la flota submarina alemanas, mando una manada de lobos de
acero a incursionar en aguas del golfo.
Iban acompañados de submarinos nodriza para reabastecerlos de
combustible. La matazón fue
tremenda. Se veían buques hundiéndose a
lo largo de todas las aguas costeras de EEUU, México, y Cuba. El mensaje para los neutrales (y México
todavía lo era) era claro: no lleven petróleo a EEUU porque no se respetara su
neutralidad en tal caso. Pero la presión
de EEUU sobre México era tal que los buque tanques mexicanos tuvieron que
zarpar llevando crudo a EEUU.
En mayo de 1942 uno de estos submarinos,
el U 542 de Reinhardt Suhren, hundió al Potrero del Llano a pesar de que México
seguía siendo neutral y el buque estaba
completamente alumbrado y portaba la bandera mexicana pintada en el casco. Sin embargo, llevaba crudo a EEUU. México declaro la guerra al eje de inmediato.
Los alemanes hundieron en total seis
buque tanques mexicanos. Curiosamente (o
tal vez no) el gobierno mexicano mando al escuadrón 201 a combatir a Japón
(nación que no había causado ningún daño contra México) y no contra Alemania,
el antiguo socio comercial que le había hundido seis buques.
Por lo que toca a la situación de PEMEX,
eventualmente los muchachos de Colomo empezaron a llegar a los campos
petroleros y, como se afirma en el libro que cite, las relaciones entre los
prácticos y los ingenieros fueron buenas.
Ambos grupos querían a huevo que PEMEX siguiera operando:
“Desde las compañías siempre fuimos
responsables de nuestro trabajo. Por eso, cuando se decretó la expropiación
petrolera y recibimos a los primeros ingenieros mexicanos, nos empezaron a
respetar y a darnos nuestro lugar.” Eleazar Córdova, 72 años, jubilado.
Los directivos de PEMEX patrióticamente
manejaban las entradas de la empresa.
PEMEX pagaba el 30% de sus utilidades como impuestos y empezó a comprar
nuevos malacates y a construir refinerías y a asegurar el mantenimiento
preventivo de las instalaciones. La
flota petrolera mexicana llego a ser la tercera en tonelaje a nivel mundial,
después de la de EEUU y banderas de conveniencia.
Los trabajadores petroleros mexicanos
del 38 merecen que su nombre se ponga en letras de oro en San Lázaro por
mantener andando a PEMEX en circunstancias muy difíciles, sin herramienta y
casi sin entrenamiento. Todo les faltaba
excepto huevos y patriotismo.
Igual, los ingenieros bisoños y el resto
de mexicanos que siguieron y que hicieron de PEMEX un orgullo nacional deben
ser reconocidos. Esta epopeya ya ha sido
olvidada por los mexicanos. Pero, como
escribió Francisco González Bocanegra si los mexicanos recuerdan sus hazañas la
patria resurgirá:
“Si el recuerdo de antiguas hazañas,
de tus hijos inflama la mente,
los laureles del triunfo, tu frente,
volverán inmortales a ornar.”
FIN
Mario Quijano Pavón
PD: El libro “Los cohetes duraron todo
el día”, de Pedro Mayer. 1988. Edición para el 50 aniversario de la
Expropiación Petrolera probablemente los encuentren en los estancos de libros
viejos...la anécdota de Lavín y la inundación causada por el huracán fue
protagonizada por mi padre que me la conto...sobre los arreglos de Cárdenas con
Alemania no hay nada escrito pero algo así ha de haberse tenido que pactar si
vemos lo que paso después...los incidentes de los buques tanques mexicanos me
los relato un anciano embarcado casado con una tia materna...probablemente
Inglaterra quiso olvidar los hechos por bochornosos...ya bastantes vergüenzas
pasaron con la expropiación que Cárdenas magistralmente hizo coincidir con la
anexión de Austria por Hitler. MQP
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