Un grave error de la izquierda lopezobradorista es el siguiente: creen en cualquier encuesta, aunque esté mal hecha, siempre y cuando diga que va ganando Morena. Inclusive si antes la tachaban de cuchareada e inclusive si es una encuesta manipulada por el PRI.
Lo opuesto es cierto también: descalifican cualquier encuesta que diga que Morena va perdiendo inclusive si antes chulearon a esa misma encuesta cuando decía que Morena iba ganando.
Pero la realidad es que hay encuestas confiables y hay encuestas que no lo son. A continuación muestro cómo saber si una encuesta es confiable o no.
EL PROBLEMA DE LAS ENCUESTAS EN MÉXICO
Es uno y uno solamente el problemas de las encuestas en México: Se cucharean al gusto del que las paga. Con un par de honrosísimas excpciones, el cuchareo de encuestas con el objetivo de engañar al electorado ocurre en todas las encuestas en México.
Ninguna se salva: Mitofsky, GEA-ISA, GCE, Covarrubias, El Universal. Todas lo han hecho, publicando datos completamente falsos sobre preferencias electorales para tratar de manipular a la opinión pública. Porque al final, sus resultados han sido tan completamente distintos al resultado de las elecciones que uno se pregunta por qué sigue la gente hacíendoles caso, siendo que no informan. Por el contrario: desinforman.
Sólo una encuesta en años recientes no ha caído en eso: La encuesta de Reforma.
A partir de 2014, Reforma ha publicado las encuestas que más se han acercado a los resultados finales. Todas las demás han manipulado sus números para tratar de pastorear al electorado con engaños.
A finales de 2014, por ejemplo, Reforma publicó una encuesta en la cual por primera vez mostraba un empate técnico entre Morena y el PRD en el DF, señalando que el PRD tendría más votos para jefes delegacionales y Morena más votos para asambleístas. Y así fue.
Esa encuesta fue chuleada y cacareada por los fans de Morena. Pero en 2016, cuando Reforma mostró claramente que ganaría Miguel Ángel Yunes en Veracruz, ya no les gustó a los fans de Morena y le empezaron a hacer caso a encuestas priistas que ponían al PRI en primer lugar en Veracruz y a Morena en segundo lugar. Era obvio que la intención de esas encuestas era tratar de dividir e voto de Yunes, quien iba en alianza PAN-PRD, para así lograr que el PRI pudiera ganar.
Jamás cuestionaron los fans de Morena que esas encuestas priistas hubieran sido completamente falsas en el pasado, que fueran pagadas por el PRI, y que claramente buscaban favorecer al PRI dividiendo el voto opositor. Los fans de Morena lo que querían era que les dieran atole con el dedo.
El resultado fue que el PRI perdió, Morena perdió, y todos los alegatos de Morena de que llevaban quién sabe cuántos puntos de ventaja en Veracruz (como llegó a decir el menso de Cuitláhuac García) eran puras masturbaciones mentales.
De haberle hecho caso a la encuesta de Reforma, Morena pudo haber hecho un mejor papel electoral, retirándose de contiendas que claramente no podrían ganar, como ocurrió en Oaxaca, para evitar que ganara el PRI. Pero no: en Morena nadie usa el sentido común. Sólo usan sus guajiras.
Pero no es sólo el hecho de que Reforma ha tenido las encuestas más certeras este sexenio lo que me hace confiar en esa encuesta. También es el hecho de que Reforma no tiene que quedar bien ni con el PRI ni con el PAN, ni con ningún otro partido.
Los dueños de Reforma si bien son de derecha, rompieron con el PAN en el sexenio de Calderón debido a la inseguridad que provocó su guerra contra el narco, forzándolos a exiliarse en Estados Unidos.
Reforma tampoco traga al PRI. Ni al PRD. Ni a Morena. No traga a nadie. Lo más cercano que han tenido a una preferencia electoral fue el apoyo que le dieron a El Bronco en Nuevo León cuando se lanzó de diputado independiente. El detalle es que en las últimas encuestas presidenciales que han hecho al Bronco cada vez le va peor, lo cual indica que no están cuchareando a su favor.
En cambio la encuesta de El Universal, por ejemplo, no puede tener el mismo nivel de confiabilidad por el simple hecho de que El Universal es un diario priista. Vamos, su dueño, Juan Francisco Ealy Ortiz, es compadre de Humberto Moreira. Para poder confiar en esa encuesta se le tendría que neutralizar el sesgo partidista.
A GCE, GEA-ISA, Covarrubias y Mitofsky de plano no se les puede creer por su amplio historial de cuchareo a favor del PRI y del PAN (en el caso de GEA-ISA). Decir que esas encuestadoras hacen encuestas es ser de plano ingénuo.
Parametría también se tiene que tomar con cautela, ya que sus metodologías a veces están bien hechas y a veces no.
Buendía y Laredo también a veces le atina y a veces no, por lo cual tampoco la pondría entre las encuestas confiables.
Desafortunadamente aún no hay un FiveThirtyEight mexicano que pueda evaluar encuestas. Sin embargo, sí es posible decir cuáles encuestas son las que han sido las más correctas y las que menos sesgo tienen. En ambos factores la que mejor saldría calificada es la encuesta de Reforma. Todas las demás encuestas se podrían ignorar y no pasaría nada.
CÓMO USAR UNA ENCUESTA CORRECTAMENTE
Lamentablemente en México tanto la derecha como la izquierda no usan las encuestas para diseñar o corregir estrategias electorales, sino para hacer propaganda y para masturbación mental.
Si una encuesta les favorece, automáticamente la dan por buena aunque esté cuchareada, mal hecha y no muestre ni por asomo lo que realmente ocurre en la preferencia electoral. Y lo hacen todos: panistas, priistas, perredistas y morenos. TODOS lo hacen. Si la encuesta les favorece, le aplaude. Si no les favorece, la descalifican.
Una encuesta se debe usar para poder definir una estrategia electorla o para corregirla o modificarla. Si la encuesta muestra, como mostró en 2014, que Morena podría ganar la ALDF, el PRD debió haber buscado la mayor cantidad posible de alianzas y poner a los mejores candidatos posibles. Pero ni pudo hacer alianza con MC -lo cual les costó una jefatura delegacional y varias diputaciones- ni puso a los mejores candidatos a diputados, como se vi en Benito Juárez.
Y en 2015 Morena debió usar las encuestas para darse cuenta en dónde no ganaría y así impedir que el PRIAN pudiera ganar no postulando candidatos y dejando que ganaran PRD o MC. No lo hicieron, y el PRIAN logró obtener la mayoría en San Lázaro.
Ahora, en 2016, todas las encuestas muestran que Andrés Manuel López Obrador está estancado en 26% del voto; Que el PRD tiene 6% presidencial para 2018; Y que el PAN está creciendo con voto del Bronco y del PRI.
Esos números le deberían indicar a Andrés Manuel López Obrador que la estrategia debe ser ir en alianza con el PRD para impedir que pueda rebasarlo el PAN. Pero no; en vez de hacer eso, AMLO descalifica a las encuestas, mientras sus fans le aplauden a las encuestas priistas que buscan precisamente impedir que AMLO haga alianza con el PRD y hacer creer a los de Morena que van ganando y así como van están bien, cuando en realidad así como van, sin no cambian de estrategia, perderán contra el PAN en 2018.
Las elecciones no se ganan con buenos deseos, ni con chaquetas mentales. Se ganan con números, con estadística y con estrategia. Es por eso que en la izquierda deben darse cuenta cuáles encuestas son las que realmente son confiables; sólo enfocarse en esas encuestas, e ignorar las demás. Ya que de lo contrario no llegarán a ningún lado y el PRIAN les ganará nuevamente. A la mala, pero les ganará.
Y que conste que la estrategia es sencilla: Hacer alianza Morena-PRD y poner atención a las encuestas de Reforma. Sólo con eso AMLO podría ser presidente. En cambio, si se la viven esperando a ver qué encuesta les lanza la zanahoria poniéndolos por las nubes para dividir voto opositor, lo único que lograrán AMLO y Morena es seguir ayudándole al PRIAN.
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