El jueves 13 de abril, de acuerdo con Reforma, el ex candidato presidencial priista, Enrique Peña Nieto, insistió ante empresarios que México puede crecer 3.6% con sus reformas privatizadoras.
Pero ese mismo día, por la mañana, El Universal publicó una nota que le debe haber faroleado los chones durísimo a Peña Nieto: El Fondo Monetario Internacional (FMI) dio a conocer que las reformas de Peña Nieto no lograrán que México alcance un crecimiento de 3%.
En el más optimista de los casos, dijo el FMI, la economía mexicana crecería 2.8% y eso hasta 2018.
Lo cual es apenas 0.03% mayor al promedio de 2.5% de crecimiento anual que ha tenido el país en los últimos 30 años. Es decir, desde el salinismo.
En otras palabras, no sirvió de nada privatizar Pemex. No sirvió de nada la reforma educativa. No sirvió de nada la reforma de telecomunicaciones y no sirvió de nada NINGUNA de las reformas privatizadoras que aprobaron el PRI y el PAN.
Y dudo, la verdad, que algún empresario le haya creído un carajo a Peña Nieto.
La excusa del PRI para la farsa de las reformas de Peña Nieto es que van a tomar más tiempo en funcionar. Nadamás que primero asegurarban que iban a hacer que México estuviera en la abundancia en 2018. Ahora ni eso pueden prometer.
Y no, no funcionarán a largo plazo tampoco. De hecho, no van a funcionar jamás. Porque si a lo que le aposaban era al crecimiento del sector petrolero, me temo que el crecimiento de la producción del petróleo a nivel internacional lo que hiz fue reducir los precios del crudo, con lo cual la economía mexicana no creciería, sino que se derrumbaría aún más.
¿La solución ante esta debacle de Peña Nieto? No volver a votar jamás ni por el PRI ni por el PAN, que son los que aprobaron las reformas de Peña Nieto. La única manera de que mejore el país es con un gobierno de izquierda.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario