Una semana después de que la huelga comenzara a afectar a las plantas de energía nuclear, CGT hizo un llamamiento a los trabajadores del gas y la electricidad para que se sumaran a la huelga “frente a la terquedad del gobierno” con su imposición de la reforma laboral. El sindicato promete amplificar “ahora y en los próximos días” sus acciones.
Los portavoces advertían que “no vamos a cortar las líneas de 400.000 voltios para hundir a Francia en la oscuridad, pero podemos cortar a los clientes industriales aquí y allá”. El martes pasado, los militantes sindicales dejaron sin luz la inauguración de la “Ciudad del vino” en Burdeos, justo en el momento en que Hollande se encontraba en el acto oficial.
Para ganar adeptos al movimiento de protesta, los trabajadores han cortado la electricidad en empresas y actos del gobierno, mientras la restituyeron para 300.000 hogares pobres con problemas para pagar la tarifa.
“El sábado los oficiales han restablecido la electricidad a personas en una situación precaria” a las que la empresa les había cortado el servicio, informó Marie-Claire Cailletaud. “Y esto es sólo el principio” promete la portavoz.
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