Debido a lo predecible que se ha vuelto la lambisconería de Ciro Gómez Leyva con el gobierno -en este caso con el PRI- ya casi no me ocupo de sus balbuceos en El Universal ni en ningún otro lado. Es también por eso que estoy escribiendo esta columna el 15 de junio pero la estoy programando para publicarse hasta el 24 de junio. Porque Ciro, la verdad, me parece lo suficientemente mediocre y pedorro como para dejar sus tonterías para después.
En este caso escribo sobre Ciro debido a un comentario que hizo Julio Roa en Twitter sobre una columna de Ciro del miércoles 15 de junio de 2016, en la cual dice que los encuestadores son unos corruptos, decidí echar un vistazo y ver de qué se trataba. Julio, después de todo, tiene mucha más autoridad moral y mucha más credibilidad que Ciro.
En la columna, Ciro dice que Federico Berrueto, el cómplice del priista Liébano Sáenz en la encuestadora Gabinete de
¡Órale! El comal le dijo a la olla, puesto que en 2010 Miguel Ángel Yunes balconeó al aire en Milenio TV que GCE admitió que podía hacer encuestas del tamaño que fuera y con el resultado que le pidieran. Cosa que hizo que Ciro brincara, ya que en ese entonces GCE era la encuestadora de Milenio TV, donde aún laboraba Ciro.
Pero esta vez Ciro dice que sí; que los encuestadores son unos corruptos porque las encuestas de 2012 fueron "malas", las de 2015 "pésimas" y las de 2016 "patéticas." Y además dice que los encuestadores están impunes.
Cosa que, la verdad, me pareció hipócrita por parte de Ciro, ya que párrafos antes confiesa que en 2012 Berrueto le dijo que casi 3 semanas antes de las elecciones presidenciales Enrique Peña Nieto tenía 8% de ventaja. Lo cual contradecía los 20 puntos de ventaja que le daba Ciro con las encuestas de GEA-ISA, mismas que Milenio siguió sosteniendo hasta el día de las elecciones para luego disculparse de manera hipócrita y, francamente, socarrona por medio ¡de Ciro!
Cito textual de su columna:
Por cierto, dos martes antes de los comicios presidenciales de 2012, Federico me mostró su tracking interno. Enrique Peña Nieto aventajaba por un 8% a Andrés Manuel López Obrador. En esa plática de café calculó que ya no se modificarían los números, a lo más se abrirían o cerrarían un par de puntos. Peña Nieto ganó con una diferencia de 6.5%.
Lo cual es cinismo por parte de Ciro, quien durante semanas sostuvo que Peña Tenía 20 puntos de ventaja cuando claramente le dijeron que no era el caso casi TRES SEMANAS ANTES de las elecciones.
Así que al estar repite y repite que Peña Nieto tenía 20 puntos de Ventaja, y a sabiendas de que no era el caso, Ciro se convirtió en cómplice de la corrupción de las encuestas que favorecieron al PRI.
Lo que llama la atención es que ahora a Ciro haga el show de que le preocupa mucho la corrupción de los encuestadores. ¿Cómo es que no le molestaba en 2010, 2012, y 2015, a pesar de que una y otra vez se lo echaban en cara y él respondía que si sólo valían las encuestas que sí le gustaban a los candidatos?
¿Por qué de repente ahora Ciro descalifica a las encuestas?
Tal vez porque ahora todas las encuestas señalan desde hace meses que el puntero es Andrés Manuel López Obrador y el PRI está en tercer lugar.
Con esas encuestas, el PRI se debe estar desmoronando. Al saber que no pasan del tercer lugar, los priistas están perdiendo interés por votar.
Lo cual debe ser muy alarmante para Ciro y sus secuaces en otros medios, ya que si el PRI se cae, se les acaba el chayo a sus secuaces.
Pero si Ciro dice ahora que los encuestadores son unos corruptos, chance es chicle y pega y los priistas se hacen la masturbación mental de que a lo mejor sí pueden ganar a pesar de que están en tercer lugar.
Nadamás que hay un detalle; de todas las encuestas que hubo este año, una acertó en caso todos sus sondeos: la encuesta de Reforma. Sólo le falló en Chihuahua, donde le dio el primer lugar al PRI pero el PAN, con Javier Corral, arrasó. En el resto de las encuestas que presentó Reforma, sus resultados fueron acertados, particularmente en Veracruz, donde lo único que le falló fue el segundo y tercer lugar; dio segundo al PRI y tercero a Morena. Fue al revés: Primero Yunes, segundo Morena y tercer PRI.
Ese es el tipo de encuestas que no le deben de estar gustando al PRI. Así que si los lambiscones del PRI, como Ciro, descalifican a las encuestas desde ahora, es porque lo que no quieren que pase es que los electores priistas no voten, a sabiendas de que van a perder.
El ardid nisiquiera es original. Es lo que hicieron en Fox News en 2012 cuando Obama competía contra Mit Romney por la presidencia. A pesar de que todas las encuestas decían que ganaría Obama, en Fox News, ala propagandista del Partido Republicano, su comentarista Stuart Varney dijo con toda desfachatez que le podrían presentar todos los análisis estadísticos que quisieran de que Obama ganaría pero, dijo, "simplemente no lo creo."
Ahora Ciro parece estar haciendo lo mismo. Ante la debacle del PRI, lo único que le queda para que él y sus secuaces no pierdan a sus mecenas en el PRI -como Manlio Fabio Beltrones, a quien también le chaineó el calzado de manera patética luego de las elecciones- ahora tratan de impedir que el electorado priista se quede en su casa en junio de 2018 a sabiendas de que perderán.
Eso es todo lo que pasa. La corrupción de los encuestadores -que sí existe, pero Ciro nunca lo quiso admitir- le vale mucha madre. Y le vale porque Ciro fue parte de esa misma corrupción.
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