El Brexit acaba de demostrar nuevamente cómo la derecha rebasa a la izquierda usando sus propios argumentos. Esta vez el alegato anti-globalización para romper con la Unión Europea. No para impedir el comercio entre los países europeos, sino para impedir la migración y disfrazar al racismo de nacionalismo.
Me explico: Durante más de 20 años la izquierda en todo el mundo se ha manifestado en contra de la globalización; en contra de tratados de libre comercio y en contra de la apertura de las fronteras. En América Latina hacen esto además por medio de un nacionalismo exacerbado.
Donald Trump le volteó el sartén a la izquierda montándose en el discurso de que Estados Unidos debe cerrar sus fronteras y desechar los tratados de libre comercio. No para impedir abusos de empresas, sino para impedir el paso de migrantes e imponer condiciones abusivas a empresas de otros países para hacer comercio con Estados Unidos.
Lo mismo han propuesto en la derecha europea. Los partidos más racistas y xenofóbicos de Inglaterra fueron los que promovieron el Brexit. Su objetivo era frenar la migración a Inglaterra.
Y lo mismo buscan en la derecha francesa y de otros países europeos que se oponen al flujo de migrantes y refugiados.
¿Por qué? Pues porque los migrantes de países con enconomías más débiles invariablemente terminan cambiando la cultura del país al que emigran. Le dan diversidad cultural; en general hacen más abiertos y más tolerantes a los países a los que emigran; y refuerzan a los movimientos políticos que buscan la igualdad, la justicia social y el freno al abuso. Los votantes latinos en Estados Unidos, por ejemplo, están mayoritariamente a favor de las políticas más de izquierda, no de las más conservadoras.
Con el Brexit, Inglaterra no va a dejar de tener comercio con el resto de Europa. Hará tratados de libre comercio y todo seguirá igual. Pero cerrará sus fronteras a la emigración y generará un clima de xonofobia y racismo.
Todo con la bandera de la anti-globalización que le arrebataro a la izquierda y supieron usar para sus propios intereses.
Varias veces he señalado que la izquierda no se ha sabido adaptar a los tiempos, ni a las realidades ni a las circunstancias. Todas sus estrategias y sus discursos son arcáicos. Una y otra vez hacen lo mismo: marchas, mítines, protestas, y muchos discursos muy románticos y llenos de fervor patrio repitiendo las mismas consignas y cantaletas de siempre.
La derecha, por el contrario, lleva años robándose las ideas de la izquierda para derechizarlas.
Cuando la izquierda, en los 60s, hizo una contracultura, la derecha primero se resistió, pero luego decidió que la manera de rebasar a la izquierda era vendiendoles lo más inócuo e irrelevante de esa contracultura. De esa forma lograron desactivar el activismo social y, en vez de eso, instauraron la cultura hippie de drogas y jaladas "espirituales" que no sirvieron para cambiar nada.
Cuando el feminismo empezó a demandar igualdad, la derecha le respondió con Margarte Thatcher, una de las figuras femeninas más reaccionarias y nefastas del siglo 20.
Y cuando la izquierda se opuso a la globalización, la derecha primero respingó. Pero ahora responde con estratagias xenofóbicas como el Brexit, que no cambian nada en realidad, pero sí permiten cerrar fronteras a migrantes.
Mientras tanto, en la izquierda en México no aprenden de lo que está pasando en el presente y se quedan en el discurso de hace medio siglo del Che Guevara. Marchan, protestan, bloquean, etc. Pero no logran nada.
Vamos, la única razón por la cual la derecha estuvo dispuesta a dialogar con al CNTE no fue porque les importaran mucho los bloqueos de maestros. Fue porque la propia derecha metió la pata al matar a 9 personas y herir a decenas más. Fue por un error de la derecha que tuvieron que dar la apariencia de diálogo, no por un triunfo de la izquierda.
A lo que voy con todo esto es a que si la izquierda no se da cuenta de que sus estrategias no funcionan, y que la derecha siempre, invariablemente encuentra la forma de rebasar a la izquierda robándose sus propias banderas, nunca lograrán nada. Se quedarán estancados en el discurso romántico sin lograr nada nunca.
Y todo por la soberbia, egolatría, miopía política y estupidez de la izquierda que les impide ver más allá de sus narices y creen que darse de topes contra la pared no es una pendejada, sino un acto de valor y de principios.
Mismo valor y principios que no han logrado sacar a la derecha del poder.
La izquierda se debe adapatar y rebasar a la derecha. Sólo así podrá cambiar al mundo. Pero mientras sea al revés; mientras sea la derecha la que estudia con detalle a la izquierda para robarle sus banderas y rebasarla, todo seguirá igual o peor.
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