Con motivo de los programas especiales que hemos estado haciendo Alberto Sladogna, psicoanalista, y un servidor, publico la siguiente carta abierta para profundizar más sobre los temas centrales de estas conversaciones que hemos tenido en las cuales reconciliamos dos disciplinas que podrían parecer no tener relación la una con la otra: la economía y el psicoanálisis. Pero considero que es al revés; ambas disciplinas se complementan y hasta cierto punto se pueden explicar mutuamente.
Va entonces.
Estimado Alberto,
Le hago la siguiente propuesta filosófica que surge de los programas especiales que hemos estado grabando:
El psicoanálisis es el estudio del deseo.
La economía es el estudio de los incentivos.
Por consiguiente, es por medio del estudio psicoanálsis que podemos entender los deseos de la gente y de la sociedad.
Y es por medio del estudio económico que podemos entender los incentivos que tiene la gente para desarrollar ciertos deseos.
Ejemplo: Así como ocurrió en la Alemania nazi y en México con el PRI, la gente ya tenía un deseo fascista o un deseo de corrupción -en el caso de México, recordando la frase "el PRI roba pero deja robar"- hoy en Estados Unidos Donald Trump está haciendo que aflore el deseo fascista en millones de americanos que votan por el partido Republicano.
En el caso de la Alemania nazi, el incentivo para aflorar este deseo fue el decirle a la gente que la culpa de su situación económica la tenían los judíos.
En el caso de México, el incentivo para aflorar la corrupción es la oferta de una dádiva ante la nula posibilidad de acceder al proceso político y económico.
Y en el caso de Trump, nuevamente el incentivo es el culpar a otros por la situación económica de los americanos; a los mexicanos, a los musulmanes, a los chinos, etc.
Ahora bien, en la izquierda, como usted lo señaló en uno de los programas, sólo nos enfocamos en el estudio de lo macroeconómico y no en lo micro: En el país hay mucha pobreza. Pero no nos fijamos en la vida cotidiana de la gente de menores recursos. Sólo lo vemos como masa númerica, lo cual no nos da una imagen correcta de los incentivos de la gente para desarrollar sus deseos.
Como no vemos, o no queremos ver, los deseos de la gente, proyectamos nuestros propios deseos hacia la gente y creemos que lo que nosotros deseamos es lo que la gente debería desear.
Desde el punto de vista del psicoanálisis, esto sugiere una agresión psicológica por parte de la izquierda hacia la gente de menores recursos, ya que la imposición de un deseo es una agresión.
Y desde el punto de vista de la economía, esto sugiere que la razón por la cual la izquierda no logra crecer es porque en vez de incentivar a la gente para sumarse a una causa de izquierda, desincentiva a la gente al pretender imponerles deseos.
Se podría decir que el único incentivo tangible que le ofrece la izquierda a la gente es el deseo de venganza. "Si yo llego al poder, voy a castigar a los corruptos." Ofrecen también el incentivo de mejoría económica, pero en México no lo han podido aterrizar más allá de algunos programas sociales que no han reducido la pobreza, sino que sólo la han contenido.
Peor; al ofrecer el incentivo de los programas sociales, lo que la izquierda ha estado provocando es despertar el deseo de la avaricia entre la gente de menores recursos.
Caso concreto: cada vez que hacen mega-rosca de reyes en el Zócalo de la Ciudad de México, llega muchísima gente al Zócalo que nisiquiera es de la Ciudad de México, sino de municipios conurbados del Estado de México. Y exigen, a veces con agresividad, que les entreguen hasta la última migaja de la rosca de reyes, así empaques de leche, argumentando que "es su derecho", a pesar de que no pagaron los impuestos en la Ciudad de México que permitieron la compra de esa rosca de reyes.
Inclusive si se tratara sólo de gente de la Ciudad de México, lo que se observa en esa mega rosca de reyes es a gente de menores ingresos literalmente peleando por migajas.
Desde el punto de vista psicológico, esas migajas generan placer. Pero sólo cuando se tiene acceso a ellas. Por lo tanto, desde el punto de vista económico, cuando esas migajas son una mera promesa, no funcionan como incentivo.
De ahí que el deseo de venganza sea la únca promesa que la izquierda puede cumplir. Tal vez no tenga los recursos para darle migajas a todos, pero sí los tiene para darle el placer de la venganza a muchos con el arresto de un solo político corrupto.
Sin emabrgo, el deseo de venganza alimenta el deseo fascista. ¿Qué beneficio en su vida cotidiana obtiene una persona de que un político corrupto vaya a la cárcel? Ninguno. Su vida no cambia. Pero se genera la idea de que al castigar al corrupto el desposeído obtiene "justicia", cuando en realidad lo que obtiene es el placer que le genera la venganza.
Peor aún; encarcelar corruptos no ha frenado la corrupción. Fue a la cárcel el ex gobernador de Tabasco, Andrés Granier. Pero eso no detuvo la corrupción de otros gobernadores priistas ni impidió la compra de votos en Tabasco. Ahora Miguel Ángel Yunes, gobernador electo de Veracruz, ofrece meter a la cárcel a Javier Duarte, lo cual le da venganza a la gente de Veracruz ante los agravios de los cuales Duarte es responsable, pero esta es la misma gente que vende su voto por una despensa.
Creo que algo similar sucede en Argentina con Macri y su intención de encarcelar a Cristina Fernández. Lo que busca es venganza para los derechistas que durante muchos años tuvieron que aguantarse el enojo que les generó el ver cómo los gobiernos Kirchneristas cambiaban a Argentina de una manera que les quitaba el control del país.
Se podría argumentar que el meter a la cárcel a los corruptos es una manera de combatir la corrupción. Pero tal y como lo aplica la clase política en México y en Argentina, no tiene ese efecto ni esa intención. El efecto y la intención del encarcelamiento de un corrupto en México, reitero, es la venganza, no la justicia, ya sea para dar una dádiva de placer al electorado, o cómo método de control del propio sistema, como ocurrió con el encarcelamiento de Elba Esther Gordillo, mientras que Carlos Romero Deschamps sigue libre y disfrutando de la riqueza que le generó el ejercicio de la corrupción.
Justicia sería que se reformara el sistema legal para que, de raíz, un corrupto ya no pudiera robar. De ahí la importancia de la ley 3 de 3 y de ahí el por qué no fue aprobada. Pero el sistema legal no cambia al meter a un corrupto a la cárcel. Lo que cambia es que al ver al corrupto en prisión, muchos satisfacen su deseo de venganza. Lo cual genera votos, pero no un cambio en la sociedad.
Lo dijo con mucha claridad el monero Patricio, quien es veracruzano, en un tuit el lunes 6 de junio de 2016, luego de que Yunes ganara la gubernatura de Veracruz. Cito textual de la dirección https://twitter.com/Patriciomonero/status/739910797053198337 :
"Pues yo sí esperaría que, aunque sea por odio jarocho, @YoconYunes se abroche a @Javier_Duarte ... Habrá que atizar ese rencor."
El tuit tuvo 69 retuits y 90 "likes."
No califico al deseo de venganza como bueno o malo. Simplemente señalo que existe, y que no es igual al deseo de justicia. Lo señalo porque si no le damos lugar a esa realidad, no la podremos entender ni la podremos cambiar.
¿Deben ser castigados los corruptos? Desde luego. Pero para que el sistema legal realmente fuera justo, éste debería, como dije, impedir la corrupción de raíz. El hecho de que un corrupto vaya a la cárcel, en sí, ya es indicativo de que el sistema legal permite la corrupción, y encarcela corruptos para generar la apariencia de que no la permite.
Pero aquí regresamos al tema de los incentivos. ¿Es la justicia un incentivo para alguien cuya realidad es precisamente el no tenerla? Lo dudo. En cambio, el placer que provoca la venganza sí es un incentivo para alguien que ve en la venganza un escape breve a su condición no de agraviado, sino de subalterno, ya que el poder convierte a quienes no lo tienen en subalternos de ese poder.
El problema para la izquierda es que ese incentivo del deseo de venganza ya es parte de los métodos de campaña de la derecha. Macri ya lo usa; Yunes, quien es de derecha, ya lo usa; Y el propio PRI lo va a usar contra los gobiernos panistas. Javier Duarte, por ejemplo, amenazó a Yunes y le advirtió que le quitará el fuero al gobernador, lo cual le permitirá al PRI poder usar la venganza como arma política.
¿Qué le queda entonces a la izquierda para incentivar a la gente? Nada. La promesa de moralidad, como usted lo señaló en los programas especiales. Pero esa promesa de moralidad no funciona como incentivo en una población cuyos deseos no dependen de la moralidad.
¿Por qué querría alguien que vive de vender piratería un gobierno que no le permita incurrir en esa ilegalidad? ¿Por qué querría alguien que gasta menos violando la ley pagar más con un gobierno que ofrece "el reino de la justicia", frase textual de Andrés Manuel López Obrador?
Caso concreto: Millones de automovilistas de la Ciudad de México cambiaron las placas de sus autos por placas del Estado de México para no pagar multas acumuladas en la Ciudad de México y para poder sobornar al momento de que les hicieran la verificación de sus autos en el Estado de México, donde la corrupción que permite el PRI en los verificentros es mayor que la que permite la izquierda en la Ciudad de México, y de esa forma poder circular aunque contaminen.
No es gente pobre. Es gente con un ingreso para tener el auto y para pagar por la gasolina. Pero no quieren gastar en un auto nuevo porque o no tienen los recursos o porque los tienen pero no quieren gastarlos.
Ese es el único incentivo económico que Andrés Manuel López Obrador ha defendido: el que la gente siga violando la ley de tránsito al oponerse al nuevo reglamento de la Ciudad de México y a las fotomultas. En ese sentido, AMLO alimentó el incentivo de la gente para violar ley con la excusa de que no pueden pagar más. Pero no le ha redituado electoralmente, ya que al mismo tiempo AMLO predica el castigo a los corruptos. ¿Quiere entonces que la gente siga violando el reglamento de tránsito o quiere castigo a los corruptos? Esa es una contradicción económica que creo que genera desconfianza a nivel psicológico, al decir que está a favor del deseo de la gente por violar la ley, mientras que al mismo tiempo dice estar en contra del deseo de la corrupción. Es decir, por un lado fomenta un deseo que genera placer, y por el otro lado fomenta la culpa por ese mismo deseo.
Mucho peor es el hecho de que en la izquierda no le den lugar a la posibilidad de que la izquierda se equivoca al ignorar los deseos de la gente y los incentivos que llevan a esos deseos.
No sólo no le dan lugar a esos deseos y a esos incentivos, sino que además no permiten otra lectura de la realidad de la gente más allá del marxismo o del "socialismo", una filosofía súmamente rígida que ha sido fácilmente rebasada por la derecha debido a que la derecha ha sabido reinventarse y ajustarse a los tiempos para poder explotar mejor, mientras que el marxismo y el socialismo no se han sabido adaptar a los tiempos y siguen operando como si viviéramos en el siglo 19, cuando no es el caso.
En este punto supongo que quienes estén leyendo esto, especialmente los más ultras en la izquierda, van a preguntarme que entonces qué debe hacer la izquierda. O probablemente me acusarán de promover la idea de la "izquierda moderna" y dirán que eso no es izquierda. Los menos fanatizados preguntarán qué debe hacer la izquierda entonces. Les respondo:
1. La izquierda debe estudiar con detenimiento los incentivos y los deseos de la gente que no vota por la izquierda y debe darle lugar a esos deseos y a esos incentivos para poder acercarse a esos votantes, ya que los necesita para poder crecer políticamente.
2. La izquierda debe dejar de pretendender imponer deseos. Es un grave error de la izquierda el pretender ser ellos quienes determinen qué quieren y cómo deben vivir los demás. Eso lo único que les ha generado es rechazo de gente que ve a la ideología de izquierda como una imposición de carácter moral.
3. En vez de imponer deseos, la izquierda debe ofrecer incentivos para la gente sea parte de su proyecto político. Hasta la fecha, la izquierda sólo le permite a la gente "participar" para rellenar mítines, para repartir el periódico Regeneración (que nadie lee), para que "elijan" -en el caso de Morena- a representantes impuestos por dedazo desde las cúpulas, como ocurre en el comunismo cubano, y para que vayan a las urnas cada 3 años. Eso no es participación. Si la gente no es parte integral del proceso político de la izquierda, no tendrá interés en formar parte ese proyecto.
¿Cómo incentivar a la gente para que sea parte del proyecto político de izquierda? Tan sencillo como esto: ofreciendo a la gente una remuneración por sus ideas para el proyecto político de izquierda. Una remuneración que no tiene que ser necesariamente económica, aunque ayudaría, pero podría ser del orden de reconocimiento público.
O en lugar de publicar textos que nadie lee, porque nada le dicen, en sus respectivas publicaciones, PRD y Morena podrían usar sus publicaciones para darle espacio a la gente, mostrando sus fotografías, sus biografías y sus propuestas como ciudadanos. Eso generaría una inclusión en el sistema político. Si la gente se ve a sí misma en un medio de difusión, y no sólo a políticos, ya no queda excluída del sistema político.
En fin, son algunos apuntes que creo que podremos seguir desarrollando en los programas especiales. Y creo que es es importante que la izquierda se de cuenta de estos temas si no quieren seguir siendo aplastados por la derecha, en donde han sido expertos en usar incentivos para generar deseos en la gente, y de esa manera obtener su voto.
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