La serie de Netflix Orange is the New Black estuvo basada originalmente en un libro del mismo nombre escrito por una mujer norteamericana, de nombre Piper Kerman, que estuvo presa 15 meses en una prisión federal de Estados Unidos acusada de narcotráfico.
El libro es una especie de memoria más bien chafona de los hechos que llevaron a su encarcelamiento. Básicamente se juntaba con narcotraficantes de Estados Unidos que transportaban droga y dinero para un narco africano. Pero dentro de todo lo chafa, hay algo que dice el libro que tiene mucho que ver con el narco mexicano.
Kerman dice que cuando era joven consideraba que la guerra contra las drogas era un mero pretexto para que las organizaciones policiacas en Estados Unidos tuvieran presupuesto y que la guerra contra las drogas no funciona de todos modos. Pero que cuando estuvo en prisión y vio como el consumo de droga y el narcomenudeo le arrunió la vida a muchas mujeres, dejó de pensar así.
Lo que más le llamó la atención a Kerman, dice su libro, es que muchas mujeres están presas por haber participado de alguna forma u otra en narcomenudeo. Ya sea transportando droga, prestando su casa para que narcomenudistas guardaran droga, o de plano drogándose.
La razón por la cual mucha gente en Estados Unidos participa en el narcomenudeo, dice Kerman, es porque la economía formal no existe en sus comunidades. Cito textual del libro:
La mayoría de las mujeres en el campamento (prisión) eran pobres, sin estudios, y venían de vecindarios donde la economía formal apenas estaba presente y el narcotráfico proveía las mayores oportunidades de empleo.
Pero no crea usted que el narco les pagaba bien. Kerman agrega:
Los delitos típicos (por los cuales estaban presas) eran narcomenudeo, permitir usar sus departamentos para actividades de narco, transportar drogas, y pasar mensajes, todo por sueldos bajos.
Esto de los sueldos bajos en el narcomenudeo en Estados Unidos lo demostraron el economista de la Universidad de Chicago Steven Levitt y el periodista del New York Times Stephen Dubner en el libro Freakonomics hace 11 años. Un empleado asalariado de McDonald's señalaron como parte de una investigación socioeconómica sobre el narco en Estados Unidos, gana más que un narcomenudista de bajo nivel.
¿Por qué dedicarse entonces al narco?
Levitt y Dubner señalaron que el incentivo principal era la posibilidad de ascender en el escalafón del narcomenudeo y de esa manera llegar al punto en el cual podrían ganar mucho dinero. Pero para llegar a ese punto tenían que arriesgarse a que los arrestaran o a a que los balearan.
También mencionaron que había casos en los cuales si un narcomenudista encontraba empleo como encargado de limpieza, lo tomaría para no estar atorado con el narcomenudeo.
Lo cual resuena con lo que dice Kerman de que la economía formal prácticamente no existe en las comunidades de Estados Unidos donde más se da el narcomenudeo.
En otras palabras, el narcomenudeo existe donde no hay empleos bien pagados.
Y eso es exactamente lo que ocurre en México, donde más de la mitad de la población es pobre y la única oferta de empleo bien pagado que hay en varias regiones del país es el narco.
Sólo que en México el narco es aún más peligroso por tratarse de manejo de producción y trasiego de droga, y por ende paga más.
¿Qué pasa si en un pueblo rabón de Guerrero o de Morelos no hay empleos bien pagados y un cártel ofrece un sueldo alto por participar en trasiego de droga? Pues que no va a faltar quién quiera apuntarse.
Y mientras tanto el gobierno federal priista de Enrique Peña Nieto, y los grandes empresarios que lo apoyan, se niegan a subir el salario mínimo alegando que no hay productividad.
¿El resultado? Que donde sí hay buenos sueldos y mucha productividad es en el narco.
Así que mientras el PRI y el PAN sigan en el poder, el narco y la violencia que genera en México van a seguir igual, ya que tanto el PRI como el PAN tienen el común denominador de ser responsables de mantener a México en la pobreza y en el desempleo, o en el empleo raquítico y mal pagado en el mejor de los casos.
Esa es la verdadera receta para la violencia y la inseguridad en México, y sólo se podrá resolver con un gobierno federal de izquierda.
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