Álvaro García Linera, un militante, un vicepresidente, intelectual formado en gran parte en México, habla de un aspecto que hoy se muestra -tras el triunfo de la ultraderecha en Argentina, la derrota electoral del chavismo el domingo pasado- que muestra como el sector más olvidado de quienes pretendemos instalar una forma de vida de una sociedad un poco más vivible. Se trata de hacer una batalla cultural, subjetiva se trata de jugar con tres dimensiones al mismo tiempo para intentar desplazar al pequeño o gran capitalista que llevamos dentro pues allí nacimos. El domingo Bolivia, donde él ,entre otras funciones, tiene el cargo de vice presidente, ese país acaba de doblar el monto del aguinaldo que cobraran quienes trabajan, lo hacen sin que la clase empresarial ponga obstáculos ¿A qué se debe?
A continuación transcribimos los
extractos más destacados del discurso de García Linera, pero recomendamos ver
el vídeo de poco más de siete minutos. García Linera prácticamente resume lo
que es, nada más ni nada menos, la batalla cultural:
“La batalla [cultural] se la
logra si usamos todos los medios posibles, todas las herramientas posibles:
discurso, organización, libros, televisión, novelas, chistes, bromas, teatro,
dibujo… todos los medios posibles de expresión del arte y del espíritu humano
para transformar los esquemas más profundos del orden ético y del orden lógico
con el que las personas simples y sencillas organizan su vida, organizan su
mundo.”
“Es más fácil hacer una
revolución que profundizar la revolución. Porque es fácil hacer la revolución
aprovechando la crisis del orden neoliberal, pero es mucho más difícil anular
el orden neoliberal en el espíritu, en el habla, en la ética; en la forma de
organizar la vida cotidiana: ¡en el sentido común, pues!”
“Hay que convencer al que hace la
telenovela, al guionista de televisión, al guionista de teatro; hay que hablar
con el artista, hay que hablar con el que hace radioteatro, con el que hace
presentación de música… hay que irradiar un nuevo sentido común revolucionario,
que es irradiar un nuevo esquema espiritual que nos permita ordenar ética y
lógicamente el mundo. Esa es la manera en la que el intelectual debe
comprometerse: usar todas las herramientas posibles para desmontar el viejo
orden lógico y ético del mundo y para introducir nuevas pautas.”
“Solamente si los intelectuales
asumimos este reto multifacético, multiforme y absolutamente diverso, la
batalla [cultural] para enfrentar esta monstruosidad que hoy día nos domina va
a poder ser posible de llevar a cabo su triunfo.”
“Nuestro compromiso como
intelectuales tiene que ser (…) escribir. Pero mucho más allá de escribir:
difundir, transformar, con absolutamente todos los medios posibles de la vida
cotidiana para llevar lo que sabemos hacer: ideas. Pero esas ideas y esos
esquemas tienen que convertirse en sentido común, en hábito, en juicio y
prejuicio, en conciencia y preconciencia de la gente. Y para eso debemos
utilizar todos los medios. Somos luchadores de palabras y de símbolos, esta es
nuestra misión.”
“Los guerreros de los símbolos y
las palabras queremos llevar lo que ustedes hacen [la Revolución] más allá; más
allá del decreto y de la ley, queremos llevarlo aquí dentro: en el espíritu de
cada ama de casa, de cada obrero, de cada vecino, de cada vendedora del
mercado, de cada joven que va al colegio y a la universidad. Si se complementa
lo que hace el gestor de políticas revolucionarias y el gestor de símbolos
revolucionarios, esto se hace indestructible.”
Aquí está la prueba de que
Gramsci está más vivo que nunca en los que luchan.
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