Dijimos ayer en esta columna que los medios hacen mucho ruido con el asunto del neuromarketing del PRI para sus campañas políticas cuando en realidad no les ha funcionado. Tan es así que en junio pasado el PRI perdió un millón de votos respecto a 2009.
Pero queda entonces la pregunta: Si el PRI es tan rechazado, ¿cómo es que todavía hay gente que vota por el PRI?
Mire usted:
Para empezar debemos tener muy claro que el PRI sólo tiene alrededor de un tercio del voto a nivel nacional. Esta cantidad puede variar dependiendo de cuánto voto útil del PAN obtenga.
De ese tercio de votos, un segmento importante es voto duro. Es decir, gente que siempre vota por el PRI pase lo que pase. ¿Por qué? "Porque así votan en mi familia." Es voto absolutamente irracional.
Otro porcentaje son burócratas priistas de gobiernos estatales que votan por consigna (está documentado que los obligan a apoyar al PRI e ir de acarreados a mitines priistas, por ejemplo) y que protegen su hueso.
El resto de los que votan por el PRI se dividen en dos: panistas que le dan voto útil al PRI para que no gane la izquierda, y votos comprados. Primero nos vamos a enfocar en el segundo grupo.
En 2012, el padrón electoral presentó un incremento atípico de electores en las regiones del país donde aumentó el voto priista. Al mismo tiempo, el PRI armó una estrategia para identificar votantes que eran suceptibles a vender su voto al PRI para sacarlos a votar y darles a cambio dádivas el día de las elecciones. Esa estrategia fue documentada en su momento inclusive con video en blogdeizquierda.com.
Así que no es que la gente vote por el PRI, sino que se corrompe para vender su voto.
Pero si el PRI se quedara sin presupuesto para poder comprar esos votos, no podría ganar.
Pero aún así debe haber algún grupo de votantes que sí votan por el PRI porque los convencieron, dirá el lector. Sí, pero no son los más. Y no los convencen de manera permanente.
En 2012, por ejemplo, le vendieron a la gente la idea de que votaran por Peña Nieto porque estaba "guapo" y hacía pareja de telenovela con Angélica Rivera.
A otros que eran ligeramente menos brutos, les vendieron la idea de que "con el PRI estábamos mejor", ya que con el PAN había desempleo, crisis, devaluación, inseguridad y violencia.
A los primeros se les quitó rápido lo del galán de Telenovela cuando vieron a Peña Nieto huir de los estudiantes de la Ibero que corrieron a Peña Nieto. A partir de ese incidente, la preferencia electoral de Peña Nieto empezó a desplomarse. Esa fue la razón por la cual el PRI tuvo que comprar votos con tarjetas Soriana (para lo cual rebasaron topes de campaña) y lavar dinero con monederos Monex.
El segundo grupo quedó convencido de que les vieron la cara de pendejos en 2012 con lo de que con el PRI estábamos mejor cuando se dieron cuenta de que con el PRI:
1. Hay la misma violencia que con el PAN o peor.
2. Regresaron los crímenes de estado del PRI igual o peor que con el PAN.
3. Se devaluó el peso como cuando el PRI estaba en el poder (¿no que estábamos mejor?)
4. Hay crisis económica y desempleo como cuando el PRI estaba en el poder.
5. Los priistas roban igual o peor que como antes.
6. Encima pretenden censurar internet y cualquier voz crítica en el resto de los medios igual que el PAN.
El resultado es que en 2015 el PRI pierde un millón de votos. El medio millón adicional que tuvo el PVEM fue mayoritariamente en Chiapas con ¡compra de votos!
¿Quién va a votar entonces por el PRI en 2018? Los siguientes:
1. Los priistas de voto duro. Aún hay muchos, pero son menos que antes.
2. Los burócratas priistas. Que probablemente serán menos si el PRI pierde Veracruz y Edomex contra una alianza PAN-PRD en 2016 y 2017.
3. Los que se dejen comprar su voto. Que también serán menos si el PRI pierde Veracruz y Edomex, ya que la compra de votos del PRI se paga en buena medida con esos presupuestos.
4. La ultraderecha panista que votaría hasta por Pinochet con tal de que pierda Andrés Manuel López Obrador.
De los cuatro grupos, los primeros tres podrían llegar muy reducidos a 2018. Pero el cuarto grupo, el de la ultraderecha anti-pejista, podría llegar igual de fuerte que en 2012 si Andrés Manuel López Obrador es candidato a presidente y es el puntero en las encuestas.
En cambio, si El Bronco es el puntero, la ultraderecha probablemente votaría por El Bronco.
Y si el puntero fuera otro candidato de izquierda, y AMLO se abstuviera de ser candidato, el voto de la ultraderecha podría dividirse si el candidato de izquierda atrae voto útil.
¿Cómo ganarle al PRI entonces bajo ese escenario? Sólo con una alianza de izquierdas en 2018 y son un candidato que no sea Andrés Manuel López Obrador.
¿Quién? Que se hagan bolas en los partidos de izquierda para elegirlo. Pero falta que el PRD y en Morena entre en razón y se de cuenta de que no tienen manera de ganarle al PRI si la izquierda va dividida.
La izquierda tiene la mesa puesta para ganar en 2018 si se logra postular en alianza de izquierdas a un candidato que atraiga voto útil del PAN. Si no la aprovechan, entonces de verdad no será posible ganarle al PRI en tres sexenios más.
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