Ayer se dio a conocer en México (en Estados Unidos se supo desde un día antes) que el gobierno de Barack Obama, por medio de la Secretaría de Estado de ese país, le recortó 15% al dinero que EU le da al gobierno mexicano dizque para la guerra contra el narco por medio de la Iniciativa Mérida.
¿La razón? Porque ese 15% depende de que el gobierno de México mejore en el tema de protección de derechos humanos, incluyendo el combate a la tortura y castigar a responsables de desapariciones forzadas.
Pues bien, por primera vez desde la creación de la Iniciativa Mérdida el sexenio pasado, el gobierno de Estados Unidos no certificó de plano a México en protección de derechos humanos. En otras ocaciones, cuando no se lograba la certificación, eventualmente se recibía el dinero pasando leyes sobre derechos humanos. Esta vez ni eso podrá ocurrir.
El procedimiento para que le den el dinero a México es el siguiente:
1. El Departamento de Estado tiene que enviar evidencia al Congreso de EU demostrando que México está tomando medidas para resolver el problema de derechos humanos.
2. Con evidencia en mano, el Congreso de EU libera el dinero y se lo da al gobierno mexicano.
Pero este año, de acuerdo con el Washington Post, el gobierno de Obama no le envió el reporte al Congreso porque simple y sencillamente el gobierno de Obama no encontró evidencia de que el gobierno priista de Peña Nieto estuviera tomando medidas para mejorar los derechos humanos en México.
Se debe decir, eso sí, que el dinero que no se le dará a México son 5 millones de dólares, lo cual es una cantidad relativamente pequeña.
Eso quiere decir que en realidad Obama sólo le dio un coscorrón a Peña Nieto.
Lo lamentable del asunto es que cuando el Washington Post le preguntó a la Secretaría de Relaciones Exteriores sobre el coscorrón del 15%, la respuesta de la cancillería fue negar que el gobierno de Peña Nieto esté obligado a mejorar los derechos humanos en México.
"Es una obligación impuesta por el congreso de EU al gobierno (mexicano). No es una obligación que México deba cumplir," fue la respuesta de la SRE, a cargo de Claudia Ruiz Massieu.
La nota del Washington Post, por cierto, señala que Peña Nieto enfrenta "intensas críticas domésticas y niveles de aprobación que se hunden mientras lidia con una economía que cojea."
Lo significativo es que con esta medida, el gobierno de Obama está dejando bastante claro que no está contento con Peña Nieto.
Y si Estados Unidos no está contento con Peña Nieto, tampoco lo está con el PRI.
Así que si les salen con el cuento en 2018 de que si no gana el PRI se devaluará el peso o se van a ir las empresas americanas, mándenlos al diablo, ya que lo que todo indica que a Estados Unidos ni le gustó que regresara el PRI ni quiere que se quede. Por eso los coscorrones de Obama a Peña Nieto.
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