En junio pasado, a unas semanas de que habían pasado las elecciones, Morena dio a conocer que sus propuestas en la Cámara de Diputados serán reducir a la mitad los sueldos de diputados federales, senadores, magistrados y del presidente, así como la desaparición de las pensiones de los ex presidentes. Y que también exigirán poner a la venta el nuevo avión presidencial. Lo cual me parece muy bien.
Pero luego de eso, la coordinadora de Morena en San Lázaro, Rocío Nahle García, dijo que de ser necesario, Morena tomaría la tribuna.
Ahí es donde la cosa se pone cómica.
Primero porque si bien la propuesta de reducir los salarios a la mitad es válida y absolutamente necesaria, no hay suficientes votos de izquierda para que pase siquiera a comisiones.
Lo sabemos porque esa misma propuesta la hizo el PT, a nombre del lopezobradorismo, por lo menos dos veces el sexenio pasado y el PAN y el PRI nunca permitieron que llegara a comisiones.
¿Cómo le van a hacer entonces en Morena para que avance esa iniciativa si ahora hay menos diputados de izquierda que el sexenio pasado?
Ni con los diputados del PRD y de MC podrían ejercer suficiente presión al PRIAN para que la iniciativa llegue a comisiones.
Por eso es que la declaración de Rocío Nahle resulta cómica, ya que si algo ha estado quedando claro este sexenio y el anterior es que tomar la tribuna no sirve de nada.
Porque el PRI ya le encontró la solución a las tomas de tribuna: o la mesa directiva se sube a uno de los balcones del recinto de San Lázaro, o se van a sesionar a otro salón, o de plano se van a otra sede, como hicieron para imponer la reforma educativa (hasta Santa Fe se quisieron ir para sesionar).
¿De qué va a servir entonces que tomen la tribuna? ¿De derecho de pataleo? ¿Para poder decir "me la metió pero se la cagué"?
Ya mostró Morena en el primer día de sesiones que no le sirvió de mucho desplegar una manta en la tribuna. Al tener más diputados, el PRI la tapó de inmediato.
Si la izquierda tuviera suficientes diputados para poder hacerle frente al PRI, tomar la tribuna tendría sentido. Pero no los tienen. Y no los tienen porque la división del voto que causó Morena hizo que el PRIAN -y hasta el Panal- tuviean más de 50 diputados más, con lo cual el PRIAN logró tener la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados.
Así que estos tres años que siguen habrá show y pataleta de Morena, pero sin lograr nada.
Ese show y pataleta probablemente le sirva a Morena para conservar la minoría de votos que tienen (9%), pero no para crecer como partido.
Y si Morena no crece como partido, entonces mejor que sean honestos con la gente y les digan de una vez que no tienen el suficiente peso político ni los votos para ganar la elección presidencial de 2018.
Reitero; bajo circunstancias distintas las tomas de tribuna podrían servir de algo. Pero con mebos de 50 furris diputados no se logra nada. Y menos contra un PRI que ya les tiene tomada la medida a los de Morena y simplemente se van a sesionar a otra parte.
Lo que necesita Morena es una estrategia distinta. Pero como en Morena sólo se hace lo que dice Andrés Manuel López Obrador, y él no tiene ni idea de qué hacer -puesto que se la pasa repitiendo las mismas estrategias que no funcionan- Morena está destinado a convertirse en el chiquipartido de la pataleta.
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