En una de sus más recientes y ramplonas lamidas de bolas al gobierno federal priista de Enrique Peña Nieto, ayer a Ciro Gómez Leyva se le ocurrió publicar una columna alegando que el hecho de que un oreja del ejército reportó que los normalistas de Ayotzinapa y la policía municipal de Iguala se lanzaron piedras y gas lacrimógeno demuestra que no Ayotzinapa no fue un crimen de Estado. Y el que no lo crea, alega Gómez Leyva, es un "delirante complotista."
Pero el alegato de Gómez Leyva es tan chafa y tan pueril, que quien queda en calidad de complotista delirante (no queremos llamarle "pobre diablo lambiscón" aunque nos den ganas) es Ciro Gómez Leyva. Mire usted:
El alegato central de la columna de Gómez Leyva es que no fue el Estado el que mató a los normalistas, sino que se mataron entre ellos y policías municipales de Iguala del criminal gobierno de José Luis Abarca.
Falso.
Falso porque en la masacre de Iguala y en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, así como en el operativo para quitarles un quinto autobús en el que se transportaban, participaron de manera directa policías municipales de dos municipios (Iguala y Cocula), así como elementos de la Policía Federal (fueron los que desviaron el quinto autobús).
Pero además participaron de manera indirecta, al no intervenir a sabiendas de lo que estaba pasando, los elementos del 27 Batallón de Infantería. Eso suponiendo que de verdad no participaron los militares, ya que hasta la fecha el gobierno federal priista de Enrique Peña Nieto se ha negado a que los militares sean investigados.
De hecho, y esto es lo más burdo y risible del alegato de Gómez Leyva, el propio ex empleado de Televisa alega que el ejército mandó a un oreja en una moto a ver lo que estaba pasando. El oreja, dice Gómez Leyva, reportó que los estudiantes le lanzaban piedras a la policía y que la policía lanzaba gases lacrimógenos.
Y que nadamás por un reporte de ese oreja único ya quedan corroboradas las versiones de la investigación del caso Ayotzinapa.
El propio Gómez Leyva sabe lo endeble y ridículo de su alegato. Por eso añadió el siguiente ataque preventivo para quien lo criticara:
"Sólo un delirante, un complotista, afirmaría hoy que hubo una orden suprema para hacer coincidir las declaraciones de los militares en activo con las de los policías municipales detenidos el sábado 27."
Obviamente Ciro Gómez Leyva sabe perfectamente que su alegato se cae solo al considerar que:
A) Sólo hay un testimonio de un oreja que coincide con lo que dijeron policías coludidos con el narco (ya ven que confiables son las declaraciones de los narcopolicías).
B) Los militares trabajan precisamente siguiendo órdenes. Y sí, con toda facilidad le pudieron haber ordenado a este militar que inventara un cuento para que cuadrara la investigación con la cual el gobierno priista pretendía hacerse tapadera.
C) Inclusive suponiendo que la versión del oreja fuera cierta, la policía no balaceó a un autobús por una pedradas, sino a varios autobuses, incluyendo el de un equipo de futbol que nada tenía que ver porque nisiquiera sabían dónde estaban los estudiantes.
D) Encima de eso, si Gómez Leyva da por válida la versión de que un oreja del ejército estuvo espiando los hechos de Iguala, ¿entonces por qué el ejército jamás se presentó en el lugar cuando empezaron a disparar armas de alto poder si sabían que los estudiantes sólo llevaban PIEDRAS y si sabían que Iguala es una zona de influencia del narco?
Eso se llama complicidad por omisión y es precisamente lo que convierte a Ayotzinapa en un crimen de Estado.
Pero hay otra razón por la cual Ayotzinapa es un crimen de Estado. La razón está en el hecho de que a Jesús Murillo Karam y a Miguel Ángel Osorio Chong se les informó en persona en 2013 que José Luis Abarca tenía acusaciones de asesinato y no actuaron en su contra. Al contrario: Enrique Peña Nieto lo invitó a un evento público en Guerrero en diciembre de 2013 y hasta se tomó foto con él. Sí, esta foto, la cual no pudo haber ocurrido sin permiso explícito del Estado Mayor Presidencial:
No sólo eso; a principios de 2014 la Fiscalía de Guerrero pidió varias veces a la PGR que consignara a Abarca por crimen organizado y la PGR se negó una y otra vez a pesar de que claramente existían elementos para consignarlo.
Esos no son ni delirios ni compltos. Son datos duros e irrebatibles de la complicidad del gobierno de Peña Nieto en las actividades de José Luis Abarca al permitir que su criminal gobierno siguiera intacto el 26 de septiembre de 2014.
Al negar eso, Ciro Gómez Leyva no sólo se confirma como lambiscón del PRI, sino como complotista delirante. Porque pretender que dos corporaciones policiales municipales y la policía federal, detuvieron un autobús, balearon, desollaron y desaparecieron a más de 43 estudiantes mientras el ejército se hacía de la vista gorda sólo por unas pedradas, es francamente un delirante complot de Ciro Gómez Leyva, quien demuestra con esa mafufada que, en sus propias palabras, "tiene un serio problema con la realidad", aunque claramente no tiene un problema con el dinero del erario que le paga el gobierno de Peña Nieto.
PD2: Hablando de tonterías delirantes, dijo el priista César Camacho que le faltó exhaustividad al reporte de la CIDH sobre la crisis de derechos humanos en México porque los que lo realizaron sólo estuvieron 5 días en el país. Lo cual es una tontería porque los reportes de derechos humanos se hacen en base a los datos disponibles que ya se recabaron durante meses. ¿En cuánto tiempo hizo el PRI su "verdad histórica"? En unos cuantos días. Y eso luego de que se negaron a investigar durante otros tantos días. Mira que tener la poca vergüenza de hablar de "exhaustividad". Payaso.
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