A casi un año de la masacre de Iguala, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que estudió el caso, llegó a la conclusión de que a los 43 normalistas no los incineraron en el basurero de Cocula, desmintiendo la "verdad histórica" del gobierno federal priista de Enrique Peña Nieto.
"El GIEI se ha generado la convicción de que los muchachos no fueron incinerados en basurero de Cocula", fue lo que dijo el investigador Francisco Cox de acuerdo con Reforma.
Esto debido a que se requieren de 700 kilos de madera, 310 kilos de neumáticos y 12 horas para incinerar un sólo cuerpo, mientras que 43 cuerpos requieren 30 mil 100 kilogramos de madera, 13 mil kilos de neumáticos y 60 horas para calcinarse al punto de desaparecer por completo.
Pero según los testigos de la PGR, el supuesto incendio en el basurero de Cocula duró 16 horas, lo cual ni permitiría incinerar a 43 cuerpos ni fue detectado por los satélites de NASA.
Ni fue visto por los habitantes de Cocula a pesar de que hubiera quedado una columna de humo de 280 metros.
Peor: la cantidad de calor en un incendio de esa magnitud hubiera quemado la vegetación adjunta al basurero, provocando un incendio forestal. Pero eso no ocurrió.
Ni es verdad lo que dijeron los testigos de que se acercaron a echarle combustible al supuesto incendio, ya que el calor los hubiera quemado sólo por acercarse.
Por si fuera poco, las versiones de los supuestos testigos se contradicen en la forma de incineración, horas que duró el incendio y modo de preparación del incendio.
Pero ahí no acaba la cosa: La CIDH tambén descartó que los normalistas hayan sido atacado por creer que iban a boicotear al informe de DIF de la esposa del alcalde de Iguala, María de los Ángeles Pineda, ya que cuando llegaron los normalistas el acto ya había terminado.
Peor: la CIDH pudo corroborar que Policías Federales, Estatales, Ministeriales, y soldados del 27 Batallón de Infantería vigilaban los movimientos de los normalistas, y que la Policía Federal incluso participó en la detención de algunos normalistas que no fueron desaparecidos.
De pilón, los militares mintieron sobre las heridas que sufrían los estudiantes.
¿Por qué los atacaron? Dice la CIDH:
"El objetivo del ataque fue no dejarlos salir; detenerlos cuando ya habían salido y, cuando parecía que ya habían salido, acabar con cualquier posibilidad de huida."
Y mientras tanto, Jesús Murillo Karam está impune a pesar de que su "verdad histórica" fue una enorme mentira que sólo sirvió para engañar a la opinión pública y encubrir a la policía y al ejército de Enrique Peña Nieto.
Tanto Murillo Karam como Peña Nieto, quien se supone que es el comandante supremo de las fuerzas armadas, deberían se juzgados en La Haya por delitos de lesa humanidad. Los dos deberían ir a prisión por haber pretendido que el crimen de Estado que fue Ayotzinapa quedara impune.
Y ahora, Arely Gómez pretenderá ser tapadera de ambos, porque la CIDH también demostró que hubo evidencia que fue oculta por la PGR cuando Murillo Karam era su titular y se mantuvo oculta cuando Arely Gómez fue puesta en el cargo.
Felipe Calderón se manchó las manos de sangre con el caso del incendio de la guardería ABC. Ahora Peña Nieto se manchó las manos de sangre al encubrir lo que realmente pasó en Ayotzinapa.
Ni el PAN ni el PRI deben seguir en el poder. Estando el PAN y el PRI en el poder sólo se garantiza que las vidas de los mexicanos corren peligro. Y si algo pasa, el gobierno federal y los medios que les aplauden harán todo lo posible por encubrir los hechos.
Lo mismo que pasó en Tlatelolco en 1968. Un crimen de Estado de lesa humanidad encubierto por el gobierno y por los medios.
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