Ayer se dio a conocer que las corrientes del PRD pactaron la posibilidad de adelantar a Carlos Navarrete de la dirigencia nacional del partido.
Sin embargo, el propio Navarrete dejó el asunto en veremos, alegando que será el Consejo Nacional del partido el que decida si se queda o no.
El Consejo Nacional es controlado por Nueva Izquierda, por lo cual, si a la mera hora a Jesús Ortega se le hincha igual dejan a Navarrete y no cambian de dirigencia.
Lo cual sería un gravísimo error por parte de los chuchos.
Sería un error porque la imposición de Navarrete en octubre pasado causó una enorme fractura en el partido. Fue la causa de la renuncia al partido de Cuauhtémoc Cárdenas y Alejandro Encinas, por ejemplo.
Las imposiciones de Nueva Izquierda, además, y lo pusilánime de Navarrete, causó además la ruptura de Marcelo Ebrard con el PRD.
Encima de eso, antes de las elecciones intermedias Navarrete fue grabado diciendo que el PRD era una mafia y que perdería el DF en 2018.
Y después de las elecciones intermedias Navarrete causó un problema con el PT al decir en público que ya estaban negociando que se fusionara con el PRD.
Todo ese tiempo, ni Navarrete, ni Jesús Ortega, ni nadie más en los chuchos quisieron aceptar las advertencias de peligro por las decisiones que estaban tomando. Hicieron lo que se les pegó la gana.
Ahora, cuando ya es demasiado tarde, y las advertencias de crisis electoral se cumplieron, los chuchos finalmente aceptan que a lo mejor tal vez puede ser Navarrete deje la dirigencia del PRD.
Quitar a Navarrete de la dirigencia nacional definitivamente sí ayudaría a darle a regresarle votos al PRD.
Pero para que eso de verdad se concrete, el PRD necesita de cambios adicionales:
1. Toda la dirigencia del PRD debe ser cambiada. No sólo la presidencia. También la secretaría general, el Consejo Político, y otras estructuras del partido que estén bajo el control de los chuchos. Si el PRD ya no es controlado por un chucho en la presidencia, pero sí en todo lo demás, le da parque a Morena para seguir minando al PRD.
2. Jesús Ortega no puede seguir siendo la mano detrás del poder en el PRD. En el Pacto por México los que fueron a firmar fueron Jesús Zambrano y Jesús Ortega. Para la elección de la candidatura para Guerrero fue Ortega el que metió la mano. Y para otros asuntos importantes siempre es Ortega el que mueve los hilos. Así que mientras Ortega siga siendo el Plutarco Elías Calles del PRD, el partido seguirá siendo vulnerable a perder votos ya que Morena dirá que los cambios que se hicieron fueron cosméticos.
3. La dirigencia nacional se debe elegir por voto directo de los militantes, pero los chuchos se deben de abstener de hacer el cochinero que hicieron en 2008, cuando impusieron a Ortega con fraude. Si el PRD es el único partido con una elección limpia de su dirigencia, ni Morena podrá criticarlos, ya que en Morena la dirigencia es por dedazo.
4. No más cercanía con Enrique Peña Nieto. Eso incluye ponerle un bozal a Graco Ramírez o de plano expulsarlo del partido si sigue con su necesdad de ser servil con Peña Nieto. Sólo así se podrán recuperar votos e impedir que votantes de izquierda voten por Morena. Cada lamida de bolas de Nueva Izquierda con el gobierno priista es una hemorragia de votos para el PRD.
5. Reenfoquen su estrategia electoral a los números, no a las ideologías. Se pueden ganar elecciones con una buena estrategia de números. Si no saben de lo que hablo, pregúntenme.
6. Dejen de culpar a otros por los problemas del partido. De acuerdo con El Universal, Navarrete alega que el dibilitamiento del PRD no empezó en 2009, sino en 1991, cuando el perredismo empezó a tener resultados muy bajos en Durango, Tamaulipas, Coahuila, Campeche y otros estados. Pero resulta que 1991 fue la primer elección federal en la que participó el PRD, por lo cual no es posible alegar que ese es el inicio del declive.
En cambio, sí es absolutamente cierto que la votación del PRD llegó a su mayor nivel histórico en 2006; que se derrumbó en 2009 tras la imposición de los chuchos (la de Jesús Ortega) en la dirigencia nacional, y se levantó de nuevo en 2012, con la elección intermedia, tan sólo para caerse de nuevo en 2015 con otra imposición de los chuchos (la de Navarrete).
Por último, inclusive cambiando a la dirigencia nacional, el PRD no puede rechazar hacer alianza con el PAN en Veracruz, Oaxaca, Puebla y Quintana Roo. Debe conservar los dos estados que le quitaron al PRI y quitarle dos más. Sólo así se podrá debilitar al PRI lo suficiente para poder ganarle en 2018.
Si el PRI pierde Veracruz, y luego pierde Edomex con una alianza PAN-PRD, el PRI se queda sin caja chica y pierde cualquier posibilidad de repetir en la presidencia.
Digo esto porque el PRD también medio sugiere que revisarán sus políticas de alianzas, las cuales han sido sólo con el PT y con muy contadas excepciones con el PANAL.
Si el PRD renuncia desde ahora a hacer alianza con el PAN en Veracruz y otros estados, estarán ayudándole de facto al PRI.
No puede el PRD hacer cambios nadamás para tener contento a Morena. De hacerlo de tal forma que se desmarque del PRI, PIERDA EL PRI, y el PRD sea una opción atractiva tanto para el electorado de izquierda como para el voto útil del PAN.
Quitara a Navarrete es un buen comienzo, eso sí. Claro, siempre y cuando de verdad lo quiten. Si Navarrete no llega al año en el cargo, será el mejor inicio que podría tener el PRD para poder reconstruirse.
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