Tanto el ex candidato presidencial priista Enrique Peña Nieto como los medios mexicanos mostraron ayer su miseria humana al darle más cobertura a la inauguración privada (no dejaron que entrara el público para que no abuchearan a Peña) del estadio de los Rayados que al asesinato del fotoperiodista veracruzano Rubén Espinosa, asesinado a balazos el viernes pasado en la colonia Narvarte junto con cuatro mujeres.
Espinosa había salido huyendo de Veracruz luego de que fue amenazado por hombres afuera de su casa con la típica finta de policías priistas.
De acuerdo con Artículo 19, sujetos lo hostigaron y lo fotografiaron afuera de su casa. Tal y como lo hace la policía.
Por ese motivo, Espinosa huyó al DF por temor a ser agredido.
De acuerdo con versiones periodísticas, el viernes pasado, al salir del departamento de una amiga activista en la colonia Narvarte, un comando mató a espinosa, a la activista y a 3 mujeres más, a quienes desnudaron y maniataron antes de matarlas a balazos en distintas habitaciones del departamento. A Espinoza, además lo torturaron golpeándolo en la cara antes de balearlo.
Las primeras versiones de prensa sobre el multhomicidio indican que vecinos se dieron cuenta de que había un auto Mustang estacionado en la calle del edificio durante días, y que éste ya no estaba ahí luego del asesinato, lo cual concuerda con la denuncia de Espinosa de que alguien lo estaba vigilando y hostigando.
Dado que espinosa se dedicaba a cubrir protestas y movimientos sociales, tales como la colocación de una placa para ponerle a una plaza en Veracruz el nombre de la periodista asesinada Regina Martínez, protesta que fue contra Javier Duarte, no sería creíble que se tratara de una ejecución del Narco. Todos los indicios apuntan a una ejecución extrajudicial de Estado, con el gobierno priista de Veracruz como primer sospechoso.
Pero en los medios no hubo escándalo. Hubo nota roja en la maña del sábado por el hallazgo de 5 cadáveres, pero no por el hecho de que uno de los cadáveres era de un periodista perseguido por el gobierno.
Lo cual además de miserable fue hipócrita, ya que por mucho menos de eso los medios hicieron gran escándalo contra el Piojo luego de que le dio un golpe a un reportero de TV.
Pero en el caso de Rubén Espinosa, nada.
Toda la atención estuvo en un acto inútil y absolutamente masturbatorio de Enrique Peña Nieto inaugurando un estadio de futbol. Con elementos del ejército presentes en el templete, además, en vez de estar buscando a los asesinos de Espinosa o al Chapo Guzmán.
Si para los medios y para Peña lo importante no es el asesinato de periodistas y activistas, sino una inaguración de un estadio de futbol que sólo beneficia a unos cuantos ricos, entonces México no necesita de los medios. I de Peña Nieto.
Que se vayan los dos; Peña y los medios.
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