domingo, 23 de agosto de 2015

La renuncia de Tsipras debe ser una llamada de atención para los ultras de Morena

Por Victor Hernández

El pasado jueves 20 de agosto el renunció a su cargo el primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, leugo de apenas siete meses en el poder.

Renunció luego de que su partido, el ultraizquierdista Syriza, no quiso apoyar las condiciones que puso la Unión Europea -y que Tsipras sí aceptó- para el rescate griego.

Como se recordará, Tsipras llamó a un referendo para que los electores griegos votaran si aceptaban o no las condiciones de la Unión Europea. Esto a pesar de que le advirtieron que no serviría de nada. Ganó el NO. Pero eso no ablandó a la EU, que de plano le cortó el flujo de dinero a Grecia en respuesta.

Como no le quedaba de otra, Tsipras tuvo que aceptar las condiciones de la UE, pero su propio partido en el parlamento griego no lo quiso apoyar, con lo cual Tsipras perdió la mayoría parlamentaria necesaria para poder gobernar sin problemas.

Así que Tsipras mejor renunció.

"Se que no logramos todo lo que prometimos al pueblo griego, pero hemos salvados al país", dijo Tsipras, alegando que "hemos dado el mensaje a Europa de que tenemos que acabar con la austeridad."

La ironía es que en México la ultraizquierda ponía a Tsipras al mismo nivel que a Hugo Chávez. Esta imagen, por ejemplo, circuló mucho en Twitter en México:



Los fans de Morena tenían a Tsipras como semi-dios, desde luego. Aquí un ejemplo:



Pero al final, confrontado con la realidad de que el referendo griego no resolvía el problema de fondo de sus crisis económica, y el cual tiene que ver con el hecho de que en Grecia pocos pagan impuestos y no alcanza para pagar la deuda, y que además la Unión Europea no le iba a aguantar a Grecia no pagar nadamás porque sí, Tsipras tuvo que ceder.

Y es que el referendo griego era una vacilada. ¿Quién iba a decir que sí si le preguntaban si querían pagar sus deudas? ¿Y de dónde sacaba Tsipras que simplemente con manifestaciones y referendos sus deudores iban a lograr algo?

Pero eso sí; el referendo sirvió muy bien de propaganda populachera para Tsipras. El problema es que a la hora de confrontarse con la realidad, los ultras de su partido no quisieron apoyarlo.

¿Qué hubiera pasado si Tsipras no hubiera aceptado las condiciones de la Unión Europea? ¿Cómo hubieran podido operar los bancos griegos? La Unión Europea no cambió de parecer con el referendo y nunca dejó de tener el sartén por el mango.

¿Qué hubieran hecho los ultras para evitar la enorme catástrofe económica que hubiera significado el no ceder ante la EU?

¿Hacer marchas, manifestaciones y referendos hubiera hecho que la Unión Europea abriera de nuevo el flujo de dinero a los bancos griegos? No. Desde luego que no. No tienen por qué.

Lo peor del caso es que debido a la intransigencia de la ultraizquierda en Grecia, ahora los griegos corren el riesgo de que el gobierno sea controlado por un neonazi.

De acuerdo con el diario El Tiempo, si el presidente griego Prokopis Pavlópulos no logra formar un nuevo gobierno con el principal partido de oposición, el derechista Nueva Democracia, entonces el tercer partido con más escaños, que es el neonazi Amanecer Dorado, será quien reciba el mandato. Y si no puede conformar un gobierno, entonces se formará un gobierno transitorio para que organice las nuevas elecciones del 20 de septiembre.

Un neonazi en el gobierno griego sólo porque la ultraizquierda no estuvo dispuesta a ceder.

La caída de Tsipras debe ser una fuerte lección para la ultraizquierda en Morena, la cual comparte con Syriza la intransigencia, la miopía, y completa falta de estrategia política que de verdad funcione.

¿A qué se reduce la estrategia de la ultra en México? A convocar a "paro nacional", ya sea de manera abierta en redes sociales o de manera velada con columnas en La Jornada como las de John Ackerman, quien insiste en que Andrés Manuel López Obrador encabece una gran manifestación social.

Así no se hace política. La política son acuerdos, alianzas y compromisos. Máxime en México, donde ningún partido tiene más de la tercera parte del voto y no es posible ganar una elección sin alianzas con otros partidos.

La necedad de Morena en pregonar un supuesto purismo ideológico que en realidad no existe es la misma necedad que llevó a Tsipras al fracaso.

Mientras Morena siga plantada en esa necedad y en esa masturbación mental de la pureza política que ni ellos se creen (como por ejemplo Ricardo Monrea, que hizo alianzas con el PRI de Cuauhtémoc Gutiérrez), nunca podrán lograr nada; vivirá en la eterna queja de "fraude electoral" para justificar su propia torpeza.

Peor: como en Grecia, serán los responsables de que lo peor de la derecha tenga la posibilidad de seguir en el poder.

Ya es hora de que la ultraizquierda se de cuenta de que su postura no gana más que migajas electorales, y que si no ceden para poder hacer alianzas con el PRD y MC, postulando a un candidato que de verdad pueda atraer voto útil del PAN, nunca lograrán cambiar nada en México.

Así como Tsipras no logró cambiar nada en Grecia.

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