Por si no quedaba lo suficientemente claro que en el PRI no existe la democracia, y que poner a Manlio Fabio Beltrones es una imposición de Enrique Peña Nieto, vean lo que dijo ayer el priista Jorge Carlos Ramírez Marín, ex diputado, diputado federal electo, y representante del PRI ante el INE. De acuerdo con Reforma dijo:
"No sólo está en el ADN del PRI (la imposición de Beltrones), sino que es la fórmula que mejores resultados ha dado (...) los 'amarres' internos funcionan mucho mejor."
Con lo cual el PRI admite, con todo su cinismo, que es un partido antidemocrático; que la imposición y el dedazo está "en el ADN del PRI", y que por ningún motivo permitirán que la militancia del partido elija a su dirigencia. La militancia sólo debe callar y obedecer.
El problema es que si los priistas consideran que los priistas deben callar y obedecer, entonces creen también que el resto de los mexicanos deben callar y obedecer a lo que se le pegue la gana al gobierno priista.
La oposición debe responder a este cinismo del PRI con alianzas que lo saquen del poder a como de lugar. Porque según Ramírez Marín, Beltrones y Carolina Monroy, la representante del Grupo Atlacomulco que estará en la secretaría general del PRI, representan al PRI territorialmente.
Que pierdan sus "territorios" entonces. Con una alianza PAN-PRD-MC (Morena se va a hacer el impoluto aunque pactaron con Cuauhtémoc Gutiérrez en el DF) pueden derrotar al PRI en Veracruz y Edomex, principales bastiones del PRI. Si eso pasa, los "amarres internos" del PRI sólo van a servir para ver a quién le toca rentar las oficinas del PRI para fiestas, pedas y borracheras, como pasó en Mexicali cuando ganó el PAN.
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