El sábado pasado, en una reunión del PRI, el ex candidato presidencial priista, Enrique Peña Nieto, dejó ver su miedo y su desesperación ante la inminente derrota del PRI en 2018 a manos de la izquierda.
Momentos antes, César Camacho, aún dirigente nacional del PRI, declaró que el PRI se encuentra en un tiempo "especialmente retador", que es un eufemismo para referirse al hecho de que el PRI se está hundiendo.
A ese discurso le siguió Peña Nieto, quien dijo:
"Las consecuencias de esta nueva ola populista son graves, sus costos se advierten ya en la experiencia de vida en otras naciones, diversos países que se consideraban democracias consolidadas, (...) hoy han dejado de serlo a causa de liderazgos irresponsables.
...
"...las decisiones populistas, demagógicas e irresponsables, destruyen en sólo unos días lo que llevó décadas de esfuerzo institucional construir."
Es exactamente el mismo discurso de Vicente Fox y tenía un destinatario muy específico aunque no lo mencionara por nombre: la izquierda.
"Populismo" es el eufemismo que usó Vicente Fox contra la izquierda cuando estaba desesperado porque sabía que la izquierda ganaría las elecciones en 2006. Hoy Peña Nieto repite ese discurso y, al hacerlo, muestra que está igual de desesperado que Fox.
Porque en la campaña de 2012 Peña Nieto nunca usó ese discurso del "populismo" y la "demagogia". Pensaba que ya la tenía ganada y no vio necesidad de atacar a nadie.
Pero ahora Peña Nieto sabe perfectamente que el PRI se hunde y que la izquierda le ganará en 2018.
De ahí que ahora Peña Nieto enfoque sus ataques en la izquierda.
Sabemos que el PRI se hunde porque perdió un millón de votos en las elecciones pasadas. En cambio, todos los partidos de izquierda, excepto por el PT, ganaron votos.
Sumados, los votos de la izquierda son más que los votos del PAN, partido que también perdió un millón de votos. Por consiguiente, Peña Nieto ve como enemigo en 2018 a la izquierda.
Además de declarar la guerra a la izquierda, el discurso del "populismo" tiene otra intención; tratar de llevarse al PRI los votos de lo más ultraderechista del PAN.
Obvio; Peña sabe que si el PAN le da el voto útil a la izquierda, el PRI estará perdido.
Sabe también que la izquierda va a echar para abajo sus reformas privatizadoras, y con ellas los jugosos negocios que tiene planeados el salinismo.
El detalle es que Peña también sabe que la única manera de que la izquierda realmente le pueda ganar al PRI es con una candidatura de unidad que atraiga voto útil panista.
Eso no ocurrirá si Morena insiste en ir solo con Andrés Manuel López Obrador a las elecciones de 2018.
Si eso pasa, Morena sólo obtendrá la mitad de l voto de izquierda y no tendrá voto útil del PAN.
Pero si Andrés Manuel accede a que Morena, PRD y MC postulen a otro candidato que si atraiga voto útil del PAN, entonces el PRI estará perdido.
¿Qué debe hacer entonces el PRD? Buscar precisamente esa alianza y esa postulación con Morena para que otro candidato, que no sea Andrés Manuel, sea el candidato de izquierda a 2018. Lo pueden lograr si a cambio los chuchos ofrecen dejar la dirigencia del partido. Y lo pueden lograr si el candidato es compatible también con MC.
Por lo pronto, el PRD debe tomar la iniciativa de lanzar una campaña en medios para mostrarle a la gente el miedo que Peña Nieto le tiene a la izquierda porque sabe que la izquierda limpiará sus corruptelas.
Esa campaña, además, debe llamar al voto útil del PAN desde ahora.
2018 va a presentar una situación para la izquierda similar a la que se presentó en 2015: el PRI perderá votos. El PAN también. Pero si Morena divide el voto de izquierda, el PRI y el PAN nuevamente tendrán mayoría.
Dependerá del PRD que esto no pase. De nuevo; si le ofrecen a AMLO que él no sea candidato a cambio de que los chuchos dejen la dirigencia del PRD, y las diputaciones y senadurías se repartan por partes iguales entre PRD y Morena, se podrá derrotar al PRI sin problema alguno.
A ver si les cae el veinte a los chuchos y a Andrés Manuel.
PD: Por cierto; populismo y demagogia fue prometer en campaña, como lo hizo Peña Nieto, que la gente ganaría más. Ahora, tras medio sexenio priista, la gente gana menos y hay más pobres.
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