Se dio a conocer que la Segob analiza una petición de una diputada perredista para que se cancele el programa de televisión de Laura Bozz y se le expulse del país.
No estoy de acuerdo.
Laura Bozzo me parece despreciable como integrante de la farándula y su programa me parece basura. Pero considero que aplicar censura y xenofobia no es la manera de resolver el asunto.
Para empezar, a quien realmente es responsable por la existencia del programa no es a Laura Bozzo por hacer el programa, sino a Televisa por transmitirlo.
Si Televisa no lo transmitiera, aunque Laura Bozzo lo siguiera haciendo no tendría público.
Pero la petición de la Cámara de Diputados a Segob no menciona explícitamente a Televisa como responsable ni pide sanciones para la televisora de Emilio Azcárraga.
Pero como dije al principio, no me parece que sea buena idea pedir que se censuren programas de televisión. Inclusive los que son basura. Porque entonces damos pie a que cualquiera que se inconforme con lo que no le gusta pida censura.
¿Qué tal, por ejemplo, si un día alguien pide que se censuren los blogs o las redes sociales porque no le gustan las opiniones y los comentarios que se hacen ahí?
La realidad es que la Constitución establece el derecho a la libre manifestación de ideas. Y en esa libertad caben tanto las que nos gustan como las que no.
Más grave aún; No podemos expulsar del país a un migrante sólo porque no nos gustan sus puntos de vista. Si lo hacemos, ¿con qué cara y con qué autoridad moral vamos a quejarnos de las deportaciones de migrantes mexicanos indocumentados en Estados Unidos?
Reitero: Laura Bozzo me parece despreciable como integrante de la farándula y su programa me parece basura. Pero a pesar de ese jucio de valor que hago sobre Laura Bozzo y su programa debo señalar algo que nadie señala:
Quien es a fin de cuentas responsable de que Laura Bozzo esté en televisión son los televidentes que prenden la tele y sintonizan su programa.
Nadie los obliga. Tienen otras opciones de contenidos de televisión en otros canales. O pueden no prender la tele y prender la radio. O leer una revista o qué se yo. Pero no: millones de televidentes prenden la tele cuando está el programa de Laura Bozzo.
¿Vamos a pedir también que los expulsen a ellos por ayudarle a Laurza Bozzo a propagar estupidez y mal gusto?
Obviamente no.
Entiendo que se haya hecho la petición contra Laura Bozzo para llamar la atención políticamente, pero me parece una mala estrategia contra los malos contenidos de televisión.
Creo que la mejor manera de combatir malos contenidos de televisión es educando a la gente para que no los pele.
Los diputados, por ejemplo, podrían hacer una campaña de spots de radio y TV para advertirle a la gente que no pele a la estupidez televisada. Pero no; gastan el presupuesto en spots para auto-elogiarse o para promover sus propias imágenes.
O bien, los diputados podrían usar los millones de pesos que tienen a su alcance como poder legislativo para producir televisión en el canal del Congreso que cumpla con dos requisitos para poder aplastar a Laura Bozzo:
1. Que tenga buenos contenidos informativos.
2. Que de verdad le guste a la gente. Porque si hacen programas culturales aburridos y mamones, nadie los va a ver.
La Cámara de Diputados podría producir su propio Seinfeld, o su propio Daily Show, o su propio Last Week Tonight, o su propio Inside Man, o su propio The Awful Truth, o qué se yo.
Pero simplemente censurando y expulsando por no gustarnos los contenidos de un programa nunca se va a resolver el problema de fondo, que es la falta de buenos contenidos en televisión que le enseñen a la gente que no tienen por qué estar viendo a Laura Bozzo.
Una última idea: Que la Cámara de Diputados produzca un programa de televisión que refute y ponga en evidencia a Laura Bozzo. Hacerle ver a la gente que el rey va encuerado siempre es mucho mejor remedio contra la estupidez que simplemente censurar.
PD: Al final, en unos años, cuando todo el mundo tenga un smartphone con capacidad para ver video en streaming, nadie va a ver la televisión. Se quejan los diputados, por lo tanto, por la mala calidad de un medio que está en sus últimos años de poder antes de que empiece a declinar y a ser rebasado por internet.
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