Hace unos días Reforma dio a conocer que empresas privadas que operaban para Pemex en Tamaulipas de plano se han estado yendo porque temen a la violencia del narco.
Esto ocurre en zonas rurales de municipios como Nueva Ciudad Guerrero, Miguel Alemán y camargo, donde sólo pueden trabajar de las 8:00 de la mañana a las 3:00 de la tarde, lo cual no les permite completar las exigencias de Pemex.
Pero lo peor es que los soldados que se supone que cuidan las instalaciones petroleras les piden viáticos a las empresas. Cita Reforma a un directivo de una empresa privada que le trabaja a Pemex:
"Te piden viáticos los soldados (que te cuidan). Gastas en comida, gasolina, sueldos."
Como consecuencia de la inseguridad, la trasnacional Schlumberger redujo por lo menos 50% su plantilla, mientras que Petrotec la redujo de mil trabajadores a sólo 10.
Ahora bien; el que gobierna en Tamaulipas tanto a nivel estatal como a nivel federal es el PRI. Es el PRI el que ha permitido, además, que el narco opere en la región. Vamos Tomás Yarrington, ex gobernador priista de Tamaulipas, está prófugo porque lo acusan en Estados Unidos de narco.
Con lo cual tenemos que es gracias a la propia ineptitud -si no es que complicidad- del gobierno priista de Enrique Peña Nieto que la privatización de Pemex que impusieron con la reforma energética de plano les está fallando por lo menos en Tamaulipas, ya que no sólo no se están generando nuevos empleos, sino que se están perdiendo.
Lo cual significa que el PRI perjudica al país por partida doble. Primero porque privatiza Pemex y luego porque, al permitir que opere el narco en donde opera Pemex, ni Pemex ni los privados pueden generar empleos.
Y lo mismo pasa con el PAN, ya que la estrategia de guerra contra el narco de Enrique Peña Nieto es la misma de Felipe Calderón.
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