Hace unos días el Financial Times reveló que el gobierno de Arabia Saudita buscó impedir la inversión en petróleo shale y en aguas profundas en Estados Unidos por medio de un aumento en la producción de petróleo de la OPEP que forzó una caída del precio de los hidrocarburos.
"No hay duda, la caída del precio de los meses pasados ha alejado a los inversionistas del petróleo caro, incluyendo el shale de EU, aguas profundas y petróleos pesados", dijo el gobierno de Arabia de acuerdo con el diario inglés.
La estrategia de Arabia no es de corto plazo. La nota del FT cita al gobierno de Arabia diciendo que que "Arabia Saudita quiere extender la era del petróleo" y que "queremos que el petróleo siga siendo usado como la principal fuente de energía y queremos ser el principal productor de esa energía."
Lo cual quiere decir que los precios bajos del petróleo van a seguir por lo menos lo que resta del sexenio. De lo contrario, la extracción de shale y aguas profundas se recuperaría.
Y con precios bajos, no habrá inversionistas que quieran entrarle en grande al sector energético en México.
Esto viene al caso porque la tirada de Enrique Peña Nieto al privatizar Pemex era poder presumir millones y millones de pesos en inversión, hartos empleos y el cuerno de la abundancia en el último año del sexenio para poder ayudarle al PRI a ganar la presidencia en 2018.
Todo sería una simulación, desde luego, ya que de 2019 en adelante lo que habría sería saqueo de la riqueza nacional, pérdidas para México y más crisis económica.
Pero el plan de Peña falló y ahora no habrá ni inversión ni ganancias en lo que resta del sexenio.
Lo cual es un doble fracaso para Peña Nieto, ya que con precios bajos del petróleo habrá más recortes en el gasto del Estado, menos empleo, menos crecimiento y más crisis.
El pque paga, desde luego, es el contribuyente, ya que para tapar el boquete fiscal que causó la reforma energética subieron los impuestos y seguirá subiendo la gasolina.
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