Luego de que Reforma diera a conocer que el gobierno panista de Benito Juárez, con Jorge Romero de jefe delegacional, le dio contratos por más de 50 millones de pesos a empresas ligadas a panistas, particularmente al candidato a delegado de Cuajimalpa, tanto Romero como el dirigente del PAN-DF, Mauricio Tabe, eludieron responder por los hechos y hasta mintieron para no dar la cara.
De acuerdo con Reforma, primero, Mauricio Tabe salió con que no había nada ilegal. Que no hay uso indebido de recursos, nepotismo, tráfico de influencias ni contratación de un servicio que no se proveyó.
¿No hubo tráfico de influencias?
¿Entonces por qué casi todos los contratos fueron por adjudicación directa y los que no fueron por invitación restringida SÓLO para empresas allegadas del candidato panista de Cuajimalpa?
Eso es tráfico de influencias. Pero Tabe se hace el inocente diciendo que no hay denuncias. Pues claro. ¿Cómo va a haber denuncias si la administración de Romero mantiene contratos en opacidad? Y ni modo que se auto-denuncien por transas.
Pero el que se voló la barda con su cinismo es el corrpto de Romero. Vean lo que publicó Reforma respecto a la respuesta de Romero al balconeo de los contratos:
"Por la mañana, Romero declinó dar declaraciones al respecto y señal+o que la actual administración de la Delegación Benito Juárez es la que tiene que dar explicación."
¡Cínico! Los contratos se adjudicaron cuando ÉL, Romero, era el jefe delegacional. Y por cierto: la administración actual son puros achichincles de Romero.
Pero al parecer les quiere echar la bolita a ellos.
Sencillo como esto: si no hubiera tráfico de influencias ni ilegalidades en los contratos a empresas de panistas ¿entonces por qué evadir responder?
Pues porque Romero y los panistas saben perfectamente que se trató de tráfico de influencias y que Romero, junto con Luis Mendoza, su ex secretario particular, deberían estar siendo investigados por corrupción.
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