El viernes pasado Ciro Gómez Leyva publicó una columa en El Universal quejándose de que Enrique Peña Nieto pretende censurar en los medios los temas de corrupción en el gobierno federal.
Lo cual me pareció muy extraño ya que, además de que publica en un medio de tendencia priista, la línea de Ciro es lamerle las bolas a Peña Nieto y al PRI un día sí y otro también. ¿Qué podrían censurarle a él?
Para Ciro, por ejemplo, Cuauhtémoc Gutiérrez es una pobre e inocente víctima de la malvada Carmen Aristegui quien, ¡bellaca!, se fue de MVS sin disculparse con Gutiérrez porque el susodicho nunca armó una red de prostitución con dinero público en el PRI.
Ciro jamás vio corrupción en Gutiérrez. Ni se vio muy indignado por el escándalo de la Casa Blanca. Ni tampoco se vio muy inicisivo que digamos para cuestionar por sus casas y conflictos de intereses a Luis Videgaray y a Miguel Ángel Osorio Chong.
No, para nada. Al contrario. Para Ciro la mala de la película siempre fue Aristegui, a quien SÍ le aplicaron censura sin que Ciro se quejara una sola vez.
¿Entonces por qué de repente la supuesta preocupación de Ciro porque en Los Pinos le den línea a los medios para que censuren temas de corrupción priista?
Nos preguntamos si lo que está pasando es a caso que a la pareja de Ciro, Elisa Alanís, hace el papel del policía bueno, haciendo como que medio cuestiona al poder pero sin comprometerse mucho, es a quien le pasaron el recado de Los Pinos de que le baje dos rayitas si quiere mantener su chamba en El Universal.
Porque ni modo que a Ciro, quien hace el papel del policía malo con joyas de la lambisconería como "Videgaray parece estar de regreso. El presidente no ha dado lugar para que se dude quién es su capitán en la tormenta económica."
(Hasta risa me da leer esas lamidas de güevos, neta.)
Así que Ciro ¿de qué podría preocuparse? A su columna, que no es otra cosa más que un constante besamanos del priísmo, no le van a censurar nada porque su columna es de alabanzas al poder, no de cuestionamientos.
Pero en cambio la columna de Alanís tiene uno que otro cuestionamiento más bien tirándole a gris porque como al parecer Alanís busca que la volteen a ver, supongo que debe de creer que así logrará tener relevancia... aunque sin lograrlo.
Pero Peña Nieto al parecer no está de humor para cuestionamientos ya que cada día que pasa el PRI pierde más votos y está cada vez más lejos de tener la mayoría en San Lázaro. Y cada cuestionamiento debilita más al PRI rumbo a las elecciones de junio, particularmente si los cuestionamientos vienen de su jauría de lambiscones en los medios y sus allegados.
Qué divertido entonces que Ciro se tenga que poner a lloriquear porque el mismo Peña Nieto cuyas suelas ha lamido con tanto ahinco, ahora parece ponerle un zape para que le baje dos rayitas Alanís.
Justicia poética, habrá quién diga sin duda.
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