De acuerdo con Reforma, la PGR alega que la confesión de Felipe Rodríguez "El Cepillo", jefe de sicarios de Guerreros Unidos, coincide con las versiones de otros detenidos sobre los hechos, por lo cual, sólo por eso, dan por buena la versión de la incineración en Cocula.
Esto a pesar de que no existe certeza de que la versión de "El Cepillo" no haya sido fabricada para ajustarse a la versión de la PGR.
Sin embargo, y a pesar de que satélites de la NASA muestran que nunca hubo un incendio en Cocula el 27 de septiembre, sino en otros lugares de Guerrero, y a pesar de que ningún resto identificable de los normalistas fue encontrado en el basurero de Cocula, el titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, alega que las confesiones, peritajes, declaraciones e inspecciones ministeriales ratifican los hechos.
Murillo, pretende culpar por el crimen de Ayotzinapa sólo a los detenidos hasta el mento, alegando que "para poder hacer justicia, tenemos que usar todos estos instrumentos que demuestran claramente que estos fueron los asesinos y castigarlos para que estos hechos no vuelvan a repetirse."
Sin embargo, Murillo no tocó ni por asomo al ejército y a la Policía Federal a pesar de que existen indicios de su responsabilidad por omisión en los hechos.
Tampoco se quiso responsabilizar del hecho de que desde Octubre de 2013 se le dijo personalmente que José Luis Abarca era acusado de asesinato, ni del hecho de que la Fiscalía de Guerrero pidió durante meses que la PGR consignara a Abarca por crimen organizado pero la PGR nunca lo quiso hacer.
Según Murillo, la versión de la incineración en Cocula "es la verdad histórica de los hechos, basada en las pruebas aportadas por la ciencia". Pero varios científicos e investigadores han denunciado que no es posible una incineración de tantos cuerpos en un basurero.
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