Desde 2011 cierto mitómano de carrera pretendió que yo me vendiera al PRI. Me negué. Me sigo negando.
Me negué, me niego y me negaré porque yo no vendo mi dignidad. Yo no pienso bajo ninguna circunstancia convertirme en adulador del gobierno priista de Enrique Peña Nieto nadamás por unos centavos. Ni estoy desesperado por dinero ni soy tan mediocre como para no poder vivir de mi talento sin rebajarme a ese nivel.
Digo esto porque Reforma publica hoy que el ex candidato presidencial priista, Enrique Peña Nieto, prácticamente cuadruplicó su gasto en publicidad oficial en medios de comunicación, elevando la cifra de casi 500 millones de pesos en 2013 a casi 2 mil millones de pesos en 2014.
En otras palabras, Peña Nieto cuadruplicó el chayo.
Pero a pesar de que Peña Nieto cuadruplicó el chayo, no le sirvió de nada a su imagen, ya que la aprobación de Peña se desplomó y a nivel nacional e internacional está bajo el escrutinio de la opinión pública por el crimen de Estado de Ayotzinapa y por sus corruptelas de la Casa Blanca.
Vamos, el PRI tuvo que anunciar hace unas semanas que tendría que pedir un préstamo de más de 300 millones de pesos para "imprevistos" para las elecciones de este año, lo cual en realidad quiere decir que va a tener que comprar votos ante el desplome en la imagen tanto de Peña Nieto como del PRI.
El chayo, en otras palabras, no sirve.
Los que aceptaron chayo de Peña Nieto, eso sí, se quemaron de por vida. Si antes no tenían credibilidad, ahora tienen menos y reafirmaron su estatus de lambiscones del PRI.
Algunos piensan que eso no es problema, y que con decirse izquierdistas en 2018 ya resolvieron todo.
Pero no les va a funcionar. Ya los conocemos. Son los mismos que en los 90s le lamían los huevos a Salinas, luego se hicieron pasar por lopezobradoristas en 2006 y finalmente, cuando vieron que con AMLO no harían dinero, se regresaron al PRI.
Pongan en sus listas negras a todos los que hoy reciben dinero del gobierno priista. Esos son a los que no se les debe creer ni una palabra cuando se digan arrepentidos de haber apoyado a Peña Nieto. Se las creeremos a lo mejor si regresan todo el dinero que les dio el gobierno priista. Pero si no no.
Con lo cual regreso a mi punto inicial: yo no me quise vender al PRI. Ni lo pienso hacer. El proyecto que yo apoyo es de izquierda. Lo he hecho desde hace casi 20 años y no pienso ponerme blandito con el PRI ni con el PAN nadamás por conveniencia económica. Eso sí sería traicionar a mis principios. La verdad, prefiero dormir bien a tener el cargo de conciencia de apoyar a un gobierno asesino y corrupto por unos cuantos pesos.
PD: A Reforma le faltó decir que algunos intereses en los medios, como los de Olegario Vázquez Raña, no sólo se benefician de publicidad oficial, sino de contratos del gobierno federal para otros rubros. Construcción de obras públicas, por ejemplo. Eso, me temo, también puede ser visto como chayo.
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