DOCTOR
Apenas se confirmó su triunfo en las elecciones griegas, Alexis Tsipras recibió muchos tuits. Pero eligió empezar sus respuestas con uno y sólo uno de los emocionados felicitadores. “Gracias Doctor” (Thank you Dr.), escribió. El destinatario era Doctor House, en realidad el actor Hugh Laurie, que había tuiteado: “¡Bravo Syriza! Se deben sentir como si hubiesen ganado una edición especial de Storage Wars (un reality show de la TV norteamericana sobre subastas de depósitos que no pueden pagar más sus alquileres), pero espero que esas cajas estén llenas de cosas buenas. ¡Buena suerte!”.
El miedo no anda en burro, implica que es posible orientarse por el miedo en lugar de solo paralizarse o quedarse encerrado. Aquí un miedo orientado pues al debate ante una situación de elevada incertidumbre, aquí les hago llegar un texto que un amigo, el obispo Raúl Vera de Saltillo, Coahuila. Es para leer, dialogar, no es para blandir verdades absolutas.
5 de febrero de 2015: Presentación pública de la Constituyente Ciudadana y Popular
Las masacres de Tlatlaya y Ayotzinapa y la desaparición forzada de 43 estudiantes normalistas, coronan la montaña de agravios e injusticias que los grupos gobernantes y las empresas trasnacionales han cometido contra las mayorías nacionales en los últimos 35 años; tiempo en que se profundizaron el despojo y la ocupación neocolonial de nuestro país. Dichos “Crímenes de Estado” y de “Lesa Humanidad” expresan a plenitud el sentido profundo de las llamadas “reformas estructurales” y de los tratados de “libre comercio” bajo las órdenes de los gobiernos de los Estados Unidos.
El desastre económico, ambiental, los fraudes electorales, la corrupción y la violencia, que devinieron en catástrofe humanitaria, fueron provocados por las decisiones de las oligarquías capitalistas neoliberales y la clase política reinante. Son ellos quienes en aras de intereses antinacionales sembraron el caos y provocaron una crisis del Estado nacional que pone en riesgo el futuro de nuestro país, de la sociedad civil mexicana y de cada una de las personas, hombres y mujeres, que constituimos el pueblo de México.
En tales circunstancias, la superación de la crisis pasa por la necesaria refundación del Estado nacional. Por la reconstrucción-transformación de los soportes éticos, económicos, políticos y culturales necesarios para garantizar la independencia nacional, la justicia y el bienestar social, la democracia desde el pueblo, la paz y la libertad.
Una salida de este tipo, basada en las necesidades y anhelos de las mayorías nacionales, de las mujeres, los trabajadores del campo y la ciudad, las clases medias y los indígenas e indígenas-mestizos, no podrá venir de la putrefacta clase política reinante, ni de sus partidos e instituciones que sólo han servido para perpetuar la impunidad de sus integrantes. Y, mucho menos, de las empresas trasnacionales que hicieron de la economía una actividad criminal en la que despojo, delincuencia organizada y ganancias empresariales son una y la misma cosa.
La superación del desastre nacional y de la catástrofe humanitaria sólo podrá venir de nosotros la sociedad civil, de los agraviados y víctimas, no de sus victimarios. Así, la discusión de los contenidos sociales esenciales de lo que fue la Constitución de 1917, de cómo surgió, de qué le suprimieron los políticos y empresarios, es el primer paso para la formulación de un nuevo texto constitucional fincado en las necesidades de las mexicanas y los mexicanos. Es una de la vías que proponemos para generar las bases de un nuevo Proyecto de Nación y la organización de un sujeto social, integrado por millones de personas que haga valer en todo momento nuestro “derecho de alterar o modificar la forma de (…) gobierno” como reza el artículo 39° de la Constitución.
El crimen contra la legalidad y el pueblo cometido por los integrantes del Congreso de la Unión, el Poder Ejecutivo y Judicial, al usurpar las funciones que por derecho nos pertenecen. Al reformar contenidos esenciales de la Constitución alterando la forma y el sentido nacional y social del Estado surgido de la Revolución Mexicana, sin que mediara un proceso equiparable al Constituyente de 1917. El grado de ilegitimidad y de ilegalidad alcanzado los inhabilita como representantes de la nación, al faltar a su juramento de respetar y hacer valer la “Ley Suprema” que rige a mexicanas y mexicanos.
Así, nuestra iniciativa de Constituyente Ciudadana asume como propia la tarea de generar las condiciones para el desarrollo de un “Proceso Constituyente” que elabore una propuesta de nueva Constitución y restaure la legalidad. Que sea capaz de construir las condiciones necesarias para que las ciudadanas y ciudadanos nombren a las y los representantes de un Congreso de la Unión renovado, desde cada comunidad y desde todos los espacios ciudadanos que forman parte de cada distrito electoral.
Como construcción social desde la base, este proceso marchará de la mano de las iniciativas de lucha social y civil pacífica, por dar paso a un proceso de Refundación Nacional y hacer realidad el clamor de que se vayan todos los responsables de la tragedia nacional. De llevarlos ante la justicia por su responsabilidad en la desaparición forzada de los estudiantes en Iguala y por la violencia que, de forma directa, ha cobrado la vida de más de 150 mil personas y la desaparición de 30 mil en los últimos 8 años. Sin contar feminicidios y sus crímenes económicos y sociales en contra de los derechos de los pueblos.
Insistimos, nuestra vía es la constitucional, la resistencia y la desobediencia civil pacífica ante un régimen ilegal y crecientemente dictatorial, al margen de los partidos políticos. Nuestra vía es la edificación de la unidad a través de la comunidad y la ciudadanía, distinguiendo claramente entre la minoría carente de sentimientos de humanidad y nosotros las mayorías nacionales.
Convocamos a la sociedad civil, a mujeres y hombres, sin importar credos, diversidad de género o clase social a poner en marcha la Refundación Nacional; a dar los pasos necesarios hacia la elaboración de una nueva Constitución que siente las bases democráticas para la elección de las y los representantes de un nuevo congreso sujeto a la voluntad de la ciudadanía, que destierre para siempre todo tipo de ordenamiento jurídico y económico que hace de la gestión pública un botín. Y que ponga fin a la impunidad, el racismo y el patriarcalismo. Servir y mandar obedeciendo ha de ser la nueva condición de quienes ocupen la representación de la sociedad civil.
El próximo 5 de febrero diversos grupos de ciudadanas y ciudadanos daremos a conocer el proyecto de construcción de la Constituyente Ciudadana-Popular, encabezado por el Obispo Raúl Vera López. Las actividades de la Constituyente Ciudadana-Popular iniciaran con el registro de las y los asistentes a la 9 am y se prolongaran hasta las 3 de la tarde en el Centro Universitario Cultural, ubicado en Odontología #35, Copilco Universidad, Ciudad de México.
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