Ayer el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, reprochó en público y frente a Enrique Peña Nieto las omisiones y la corrupción desde el Estado que provocaron los casos Tlatlaya y Ayotzinapa.
"Los oprobiosos hechos de Iguala y Tlatlata no son producto de una generación espontánea...¿dónde estaban las instituciones de seguridad del Estado que debían prevenir los riesgos y las amenazas a la seguridad interior? ¿Qué hacían las autoridades competentes de los distintos niveles de gobierno cuando acontecían esos deleznables episodios?", dijo el Ombudsman.
Dijo también ante Peña Nieto que es imposible volver a la normalidad, ya que está asentada la simulación, la indolencia y la falta de responsabilidad pública.
En otras palabras, le dijo a Peña Nieto que NO a su "ya supérenlo."
Peña Nieto, por su parte, se hizo el desentendido y sólo respondió lo obvio: que "aún prevalecen desafíos importantes que no debemos ni vamos a ignorar."
Pero esos "desafíos" existen desde hace 2 años, cuando llegó al poder de manera fraudulenta. Y nunca les dio importancia. Hoy medio hace declaraciones al respecto sólo porque lo obliga el escándalo del caso Ayotzinapa, pero de no ser por eso ya hubiera aplicado el "ya supérenlo" como si nada hubiera pasado.
Lo único que hará que el PRI de verdad tiemble, será el darle voto de castigo.
¿No quiere usted que el PRI siga sintiéndose cómo y que se siga haciendo el desentendido ante los reclamos de la gente? No vote por el PRI, ni por el PVEM, ni por el PAN ni por el PANAL. Vote por la izquierda. ¿Por quién en la izquierda? Por quién tengan mayor posibilidad de ganar. Punto.
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