Ante las encuestas que muestran que la aprobación del ex candidato presidencial priista, Enrique Peña Nieto, va en picada, y su desaprobación se disparó, Peña pretendió alegar que tuvo grandes logros en los dos años que lleva en el poder por la aprobación de las reformas privatizadoras, pero que no está satisfecho y que inicia su tercer año con actitud "perseverante para asegurar que estos beneficios lleguen a todas las familias mexicanas."
O sea que, según él, la privatización de Pemex va a traer la abundancia.
El problema es que el lunes el precio del petróleo se desplomí a 62.26 dólares por barril y ayer el dólar llegó a 14.40 pesos.
La caída del petróleo mexicano lo ubica en su cotización más baja desde mayo de 2010, de acuerdo con Reforma, cuando el precio del barril llegó a 60.29 dólares.
El dólar, mientras tanto, está en su nivel más alto de desde 2012.
No, eso no equilibra las cosas. Porque además de que bajó el precio, el gobierno federal priista de Enrique Peña Nieto ha estado administrando tan mal Pemex que la producción de petróleo cayó. Es decir, hay menos petróleo y cuesta menos.
Siendo el caso ¿cómo pretende Peña Nieto darle bienestar a los mexicanos si hay menos ingreso y no hay políticos de apoyo al mercado interno ni para proteger a la clase media?
Por otro lado ¿de dónde saca Peña Nieto que la economía es el único problema que le reclama la gente?
Le reclaman mucho más el problema de la inseguridad y de la corrupción, ambos representados por Peña Nieto y su gobierno en las omisiones del caso Ayotzinapa y en el caso de su mansión de Las Lomas.
Así que eso de que Peña Nieto no está satisfecho más bien suena a cinismo. Porque quien no está satisfecho quiere más. ¿Qué más quiere Peña Nieto? No podría ser dar bienestar para el país con esos números de la economía, por lo cual sólo se puede deducir que de lo que Peña quiere más es corrupción y rapiña.
Que renuncie mejor.
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