En entrevista para la prensa noruega, Cortés declaró:
"Yo creo que sí lo volvería a hacer su pudiera...no me arrepiento."
"Sólo quería una oportunidad para hacer que los ojos del mundo voltearan hacia México y vieran lo que realmente está pasando", indicó.
Si bien ofreció disculpas a quienes se hayan asustado por lo que hizo, Cortés indicó que "mi mensaje era un grito de ayuda para México. Me volví e intenté pedirles a Malala y Satyarthi si podía decir algo y contar lo que pasa. Las autoridades matan a estudianes", denunció.
Las autoridades de Noruega detuvieron y multaron a Cortés, cuya multa fue pagada por un anónimo, pero le negaron su petición de asilo político alegando que no puede probar que estaría en peligro si viaja de regreso a México.
El día de hoy Cortés comparece ante un tribunal sueco tras ser acusado de alteración del órden y por entrar de forma ilegal en el ayuntamiento de Oslo donde se entregó el Nobel.
Las autoridades mexicanas, no parecen haber sido solidarias con Cortés, ya que la primera reacción del embajador de México en Noruega, Luis Javier Campuzano Piña, fue decir que lamentaba los hechos y que el estudiante de la UNAM se equivocó de lugar.
Al final, Adán Cortés logró algo mucho muy importante; impedir el plan de Enrique Peña Nieto de el caso Ayotzinapa cayera en el olvido.
De acuerdo con El Universal, un día antes de la protesta en los Nobel, Adán Cortés le dijo a su hermano "que si la tirada del presidente es que la gente se canse de la noticia y se olvide de lo sucedido con los estudiantes en México, no lo va a conseguir."
Y en efecto, gracias a la protesta de Adán Cortés en los Nobel, a la gente no se le ha olvidado que el caso Ayotzinapa es un crimen de Estado y que, al ser Enrique Peña Nieto cómplice por omisión, debe renunciar.
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