El anuncio que dio ayer la PGR de que los 43 normalistas de Ayotzinapa fueron quemados y sólo quedaron cenizas de sus cuerpos apunta a que el gobierno federal priista de Enrique Peña Nieto quiere darle carpetazo al tema y ¿no tocar al ejército a pesar de que hay acusaciones de que el ejército fue omiso en la masacre y encima, de acuerdo con los propios Guerreros Unidos, ha sido cómplice de ellos.
Esto se desprende de varios datos dados a conocer ayer por Jesús Murillo Karam que de plano no cuadran.
Para empezar ¿para qué querrían los Guerreros Unidos incinerar a los normalistas? ¿Para no dejar rastro de los cadáveres? Difícil de creer si consideramos lo siguiente:
1. Dejaron tirado en la calle el cadáver de uno de los normalistas al cual le arrancaron el rostro y los ojos. ¿Para qué querrían desaparecer a los demás si ya estaba ese cadáver a la vista de todos?
2. Fueron a balear a estudiantes en una conferencia de prensa horas después de la mascre. ¿Para qué desaparecer entonces a los otros cadáveres si era público lo que hicieron?
3. ¿No que los mataron porque pensaron que eran de Los Rojos? Cuando el narco mata a gente de un grupo rival lo hacen público para enviar un mensaje al bando contrario, no lo esconden. De ahí el uso de narcomensajes y narcomantas.
4. Supuestamente se llevaron las cenizas de los normalistas al Río Cocula. ¿Para qué? ¿De cuándo acá al narco le preocupa limpiar cenizas irreconocibles de un basurero que se supone que nadie ve?
5. Uno de los testimonios que habían dado los sicarios hace días es que habían incinerado a 17 normalistas, por confundirlos con Los Rojos, no a los 43. ¿Entonces por qué ahora ya cambiaron la versión a que los quemaron a todos?
En realidad el decir que los 43 normalistas fueron incinerados le resuelve al gobierno priista varios problemas de los que ya no saben ni cómo tapar:
1. Si dicen que los normalistas fueron incinerados, entonces ya no hay cuerpos qué buscar y ya pueden darle carpetazo al asunto.
2. Si no hay cuerpos, tampoco hay evidencia que pudiera ligar al ejército con la desaparición de los estudiantes, cosa que le urge al gobierno priista.
3. Si se le da carpetazo al caso Ayotzinapa, entonces ya se frenarían las marchas y manifestaciones en todo el mundo contra Peña Nieto.
Regresemos al punto del ejército. Cuando la prensa le preguntó ayer a Murillo Karam por qué no se ha investigado al ejército, y se le señaló que el ejército fue omiso, la respuesta de Murillo fue que "qué bueno que no intervino" el ejército porque se hubieran puesto "del lado de la autoridad establecida."
Lo cual es una enorme barbaridad. Murillo lo que está diciendo es que el ejército al mando de Enrique Peña Nieto hubiera sido cómplice del narco y se hubiera puesto a dispararle a civiles indefensos.
Siendo el caso, con más razón se debería investigar a los militares, ya que son los propios Guerreros Unidos los que los acusan de estar coludidos con ellos.
Pero Peña Nieto no quiere que se toque al ejército porque entonces si queda en evidencia que el ejército está coludido con el narco, se le van a espantar las inversiones extranjeras.
De ahí que el gobierno federal priista no haya querido tocar al ejército pese a que tiene mucho que explicar.
Eso quiere decir que quienes se han manifestado exigiendo la aparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa deben continuar con sus protestas, exigiendo que el ejército sea investigado y que Enrique Peña Nieto renuncie. Porque si Peña sigue en el poder, casos como los de Ayotzinapa, Tlatlaya, y Ciudad Satélite, donde un marino ejecutó a un detenido de a cuerdo con un testigo, seguirán ocurriendo.
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